La Dictadura de Primo de Rivera: Causas, Desarrollo y Caída de la Monarquía Española
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La Dictadura de Primo de Rivera: Orígenes, Desarrollo y Caída de la Monarquía Española
Causas y Desarrollo del Golpe Militar de 1923
El golpe militar de 1923, liderado por el general Miguel Primo de Rivera, tuvo diversas causas y de variada índole. Entre ellas, destacó el creciente aumento de los nacionalismos vasco y catalán, percibido por algunos sectores como una amenaza separatista. Tanto las clases acomodadas como las populares clamaban por el restablecimiento del orden social y político.
A nivel internacional, este periodo se caracterizó por la imposición de regímenes autoritarios en Europa, como el de Benito Mussolini en Italia, o los de Hungría, Lituania, Polonia y Grecia. Incluso en este mismo año, se produjo el primer intento, aunque fracasado, de Adolf Hitler de tomar el poder en Alemania mediante un golpe de Estado.
El golpe de Estado en España fue llevado a cabo por el general Miguel Primo de Rivera el 12 de septiembre de 1923 en Barcelona. El gobierno de turno, encabezado por García Prieto, se mostró incapaz de actuar y solicitó la intervención del rey Alfonso XIII. Sin embargo, el monarca permaneció en silencio, lo que se interpretó como una tácita aprobación del golpe. Este se consumó el día 13, cuando el general Primo de Rivera emitió un manifiesto. El 15 de septiembre, fue nombrado Presidente de un Directorio Militar, marcando así el inicio de la Dictadura.
Apoyos al Régimen de Primo de Rivera
En sus inicios, Primo de Rivera contó con un amplio respaldo. Entre sus apoyos se encontraban destacados dirigentes del ejército, como los Capitanes Generales de Zaragoza, Sanjurjo, y de Madrid, Duque de Tetuán. También recibió el beneplácito de numerosos militares africanistas, la aristocracia y la burguesía catalana, esta última debido a su exitosa gestión como Capitán General de Barcelona en la lucha contra el terrorismo anarquista y su capacidad para imponer el orden. La Iglesia y gran parte de la prensa también lo respaldaron, presentándolo como el “cirujano de hierro” que España necesitaba o el “barrendero” que eliminaría a los políticos caducos.
Oposición Inicial a la Dictadura
Frente a este apoyo, la oposición inicial fue variada. Los anarquistas convocaron huelgas, aunque con escaso éxito, y tanto ellos como los comunistas fueron declarados ilegales. Los partidos del turno dinástico también se mostraron en contra. El P.S.O.E. mantuvo una postura ambivalente; entre sus líderes, algunos, como Julián Besteiro, eran partidarios de colaborar, mientras que otros, como Indalecio Prieto, se oponían. No obstante, posteriormente se produjo cierta colaboración por parte de algunos sectores socialistas.
Medidas y Estructura Institucional de la Dictadura
La primera medida significativa de Primo de Rivera fue la sustitución de los militares en puestos clave por civiles, a quienes envió de vuelta a los cuarteles. Entre estos civiles destacaron figuras como José Calvo Sotelo en Hacienda, proveniente del Maurismo; el Conde de Guadalhorce en Obras Públicas; o el catalanista Eduardo Aunós en Trabajo.
Para la institucionalización del régimen, se creó la Unión Patriótica. Aunque el dictador insistía en que no era un partido político, su organización y funcionamiento se asemejaban en gran medida a los de un partido único. Tras suspender las Cortes en 1927, Primo de Rivera reunió la Asamblea Nacional Consultiva con la intención de redactar una nueva constitución. Sin embargo, este proyecto no satisfizo a nadie y quedó inconcluso.
Política Económica y Monopolios
El mayor éxito de la dictadura se consiguió en el aspecto económico, adoptando una política intervencionista a imitación del fascismo italiano. Se llevó a cabo una política monopolística, concediendo dichos monopolios a empresas afines al régimen o a amigos del dictador. Entre las más destacadas se encuentran Telefónica, Iberia y CAMPSA.
La Oposición Creciente y la Caída de la Dictadura
La oposición a la Dictadura de Primo de Rivera fue creciendo con el tiempo. Inicialmente, los políticos del turno de partidos ofrecieron una oposición más bien simbólica. Sin embargo, la disidencia se intensificó con la incorporación de otros grupos:
- Intelectuales: Encabezados por Miguel de Unamuno, y con figuras como Ortega y Gasset, Valle-Inclán y Azorín. Algunos de ellos habían apoyado el golpe en un principio, pero pronto se distanciaron.
- Nacionalistas catalanes: Hartos de las prohibiciones y la represión cultural, incluso llegaron a preparar una invasión desde Francia, liderada por Francesc Macià.
- Partidos republicanos y sindicatos: Firmaron la Alianza Republicana, con líderes como Manuel Azaña y Alejandro Lerroux, que se convirtieron en una fuerza opositora clave.
- Estudiantes: Se opusieron activamente a la política del régimen, que favorecía a los centros educativos privados.
Ante esta creciente oposición y la pérdida de apoyos, el rey Alfonso XIII comenzó a ver en Primo de Rivera un obstáculo para el retorno a la legalidad constitucional anterior a 1923. Además, el ejército, que había sido su principal pilar, también le retiró su apoyo. En esta situación, Miguel Primo de Rivera presentó su dimisión, marcando el fin de su dictadura y abriendo el camino a la caída de la monarquía.