La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930): Orígenes, Desarrollo y Oposición

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Contexto Histórico: La Crisis de la Restauración

A principios de la década de 1920, España atravesaba una profunda inestabilidad política. El sistema de la Restauración, vigente desde finales del siglo XIX, se encontraba en una fase crítica. La presión ejercida por sindicatos y organizaciones anarquistas, el desastre militar en Marruecos y las repercusiones de la Primera Guerra Mundial exacerbaban la situación. La inestabilidad se manifestaba en la constante sucesión de gobiernos, manipulados por los militares según sus intereses. Este clima insostenible culminó el 13 de septiembre de 1923 con el golpe de Estado del capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera. El rey Alfonso XIII, estrechamente vinculado al ejército, y los sectores más conservadores de la población, respaldaron el golpe.

El Directorio Militar (1923-1925)

Primo de Rivera estableció una dictadura militar. En su fase inicial, considerada provisional, concentró todos los poderes al frente de un directorio militar. Las medidas adoptadas fueron drásticas: suspensión de la Constitución, disolución de las Cortes, prohibición de los partidos políticos y censura de la prensa. Se suprimieron numerosas libertades y se intensificó la represión contra el movimiento obrero y los nacionalismos periféricos, con especial énfasis en el catalán, llegando a prohibirse el uso de su lengua. En el ámbito exterior, se abordó el problema marroquí mediante una intervención conjunta con Francia, logrando el control del Rif.

El Directorio Civil (1925-1930)

Los éxitos iniciales consolidaron la posición del dictador, quien en 1925 decidió reemplazar el directorio militar por un directorio civil. Este nuevo directorio, liderado por Primo de Rivera, estaba compuesto exclusivamente por miembros de la Unión Patriótica, el partido único del régimen. La coyuntura económica mundial favorable, combinada con una política intervencionista, contribuyó a la estabilidad del régimen hasta 1930. En el plano económico, se impulsaron obras públicas para beneficiar a diversos sectores industriales, se establecieron monopolios como Telefónica y CAMPSA, y se implementó una política de proteccionismo arancelario para estimular la economía nacional. No obstante, la ausencia de una reforma agraria obstaculizó la expansión industrial y el desarrollo del mercado español.

Política Social y Represión

La política social se caracterizó por una fuerte represión sindical. La CNT fue ilegalizada, mientras que la UGT, que había adoptado una postura pasiva ante el golpe, mantuvo su legalidad. Paralelamente, se implementó un reformismo de corte paternalista, con diversas medidas dirigidas a los trabajadores. Para regular las relaciones laborales, se creó la Organización Corporativa Nacional.

La Oposición a la Dictadura

La oposición a la dictadura surgió inicialmente entre los intelectuales, algunos de los cuales se vieron forzados al exilio debido a la represión. A partir de 1925, la oposición se extendió a todos los sectores políticos. En el socialismo, algunos sectores se radicalizaron; en el anarquismo, se fundó la Federación Anarquista Ibérica (FAI), partidaria de la acción directa. El catalanismo, en respuesta a la represión, se inclinó hacia la izquierda, y Francesc Macià fundó el partido independentista Estat Català. Los republicanos, por su parte, crearon la Alianza Republicana, que aglutinó a intelectuales y algunos sectores militares, presentándose como la principal alternativa al régimen.

El Declive y Fin de la Dictadura

La creciente oposición intensificó las críticas a la dictadura a partir de 1928. En este contexto, Alfonso XIII retiró su apoyo al régimen. Finalmente, Primo de Rivera dimitió en enero de 1930. El rey intentó restaurar el sistema de la Restauración y nombró un gobierno presidido por Dámaso Berenguer, periodo conocido popularmente como la "dictablanda".

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