De la Dictadura a la Guerra Civil: Un Recorrido por la II República Española
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Olympe de Gouges y la Revolución Francesa
La principal aportación de Olympe de Gouges fue su Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana. Fue una de las primeras en luchar por los derechos de las mujeres, aunque esto le costase la vida. Dio un gran paso para el reconocimiento de la mujer, que en esa época era considerada inferior al hombre, e intentó que el pueblo francés viera a su género en igualdad de condiciones.
Esta revolución consiguió que se redactara la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y con ello la posibilidad de una democracia, libertad de prensa, sufragio universal, libertad de pensamiento, separación entre Iglesia y Estado, separación de poderes e igualdad de los ciudadanos ante la ley.
Proclamación de la II República Española
Antes de la proclamación de la II República, España se encontraba bajo la dictadura de Primo de Rivera y la posterior “dictablanda” encabezada por Alfonso XIII como monarca y el general Berenguer como jefe de Gobierno. En esta etapa se pretendía volver a la situación previa a 1923. La lenta vuelta a las libertades constitucionales y el descontento popular por la dictadura y la monarquía provocaron el deseo del pueblo español por la proclamación de una república.
La oposición firmó el Pacto de San Sebastián para derrocar a la monarquía. Gracias a este pacto, muchos vieron viable una república, incluidos algunos militares.
El Bienio Radical-Cedista
Con unas nuevas elecciones, y con una derecha unida, el partido de Lerroux salió victorioso. Este basó su gobierno en contrarrestar lo que los socialistas-republicanos habían hecho, paralizando así las reformas agraria, militar (colocando a antirrepublicanos como Franco) y educativa. Además, hubo una coalición con la Iglesia Católica y un enfrentamiento contra los nacionalismos como el catalán.
La crisis económica y el triunfo fascista en Alemania e Italia hicieron que el enfrentamiento político fuese más radical entre la derecha y la izquierda.
En octubre de 1934, la entrada de tres ministros de la CEDA fue el desencadenante por el cual la izquierda llamó a la huelga general. Esta no triunfó en zonas como Madrid, pero sí lo hizo en Asturias, donde fue reprimida muy duramente por la legión, encabezada por Franco. El registro de muertos ascendió a 1300 y hubo unos 30000 detenidos.
Las medidas del Gobierno fueron aún más radicales. Suspendieron el Estatuto de Autonomía de Cataluña y colocaron a personajes antirrepublicanos como Franco, nombrándolo jefe del Estado Mayor.
Finalmente, el caso de corrupción del Estraperlo forzó a Lerroux a dimitir y convocar nuevas elecciones en febrero de 1936.
Situación desde Enero hasta el 18 de Julio de 1936
La izquierda se presentaba unida a las elecciones con la coalición llamada Frente Popular, mientras que la derecha se presentaba dividida. La izquierda se hizo con la victoria, con Manuel Azaña como presidente de la República y Casares Quiroga como presidente del Gobierno.
Este gobierno quiso volver a la situación del bienio reformista, reestableciendo las reformas derogadas por Lerroux, como la agraria, y con la vuelta del Estatuto de Autonomía de Cataluña. A su vez, alejó a varios generales sospechosos como Franco y Mola.
Los confrontamientos entre derecha e izquierda seguían y la tensión aumentaba. El asesinato del teniente Castillo el 12 de julio por parte de la extrema derecha fue respondido al día siguiente con el asesinato de Calvo Sotelo.
Casares Quiroga vio cómo comenzaba la rebelión y el inevitable comienzo de la Guerra Civil.