El Diálogo Menón de Platón: Virtud, Conocimiento y la Teoría de la Reminiscencia
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El Diálogo Menón de Platón: La Búsqueda de la Virtud y el Conocimiento
El Diálogo entre Menón, un esclavo, Anito y Sócrates, aborda la pregunta fundamental: ¿puede enseñarse la virtud? Sócrates afirma que ni siquiera sabe qué es la virtud y que no conoce a nadie que lo sepa.
Las Definiciones de Menón y la Crítica Socrática
Menón ofrece una serie de definiciones que son rechazadas por Sócrates debido a defectos básicos: son meros ejemplos, son sinónimas, ambiguas, demasiado estrechas o excesivamente amplias. Sócrates ofrece a Menón un modelo de definición, utilizando como ejemplos la figura y el color. Menón propone nuevas definiciones, pero estas también son rechazadas.
La Frustración de Menón y el Problema de la Indagación
Menón reprocha a Sócrates que no sabe más que dudar y fascinar su espíritu con sus hechizos, comparándolo con un torpedo que adormece el espíritu y el cuerpo. A continuación, introducen el tema crucial de cómo indagar aquello que se desconoce.
La Teoría de la Reminiscencia (Anamnesis)
Sócrates defiende, a través de un mito, la idea de la inmortalidad del alma (que ha renacido muchas veces) como fundamento de la tesis de que aprender es recordar (anamnesis).
Demostración con el Esclavo y el Método Socrático
Sócrates procede a demostrar su tesis en un diálogo con un esclavo, abordando cómo construir un cuadrado de área doble a uno dado. Durante este diálogo, se manifiestan claramente las dos fases del método socrático: la ironía y la mayéutica. Sócrates afirma que el esclavo extrae el conocimiento de su propio fondo, despertándose, gracias a sus preguntas, como de un sueño.
Implicaciones de la Anamnesis
Sostiene que si la verdad de los objetos reside siempre en nuestra alma, entonces nuestra alma es inmortal (invirtiendo el razonamiento anterior). Afirma que indagar lo que no sabemos nos hará mejores, aunque no pueda asegurar muy positivamente que todo lo demás sea verdadero.
El Retorno a la Virtud: Un Enfoque Geométrico
Retoman el tema de la enseñanza de la virtud, y Sócrates propone razonar a la manera de los geómetras, formulando hipótesis que sirven de premisas, junto con otras aceptadas o tomadas por verdades evidentes, a partir de las cuales se puede razonar.
La Virtud como Ciencia y su Enseñanza
Se concede que la ciencia es la única cosa que el hombre aprende, que la virtud es un bien y, por tanto, que es útil. Las cosas son útiles cuando hacemos buen uso de ellas; por consiguiente, la sabiduría es necesaria para que existan virtudes como la fortaleza, el valor o la penetración de espíritu. Si los hombres necesitan la sabiduría, entonces es que no son buenos por naturaleza, sino que se hacen buenos por educación. La conclusión provisional es que si la virtud es ciencia, entonces se podrá enseñar.
La Contradicción Empírica: Temístocles y Pericles
Pero la experiencia parece contradecir esta conclusión, ya que grandes hombres de estado como Temístocles o Pericles no han podido enseñar la virtud a sus propios hijos. La conclusión del razonamiento es rechazada; por tanto, la premisa que servía de suposición también es rechazada.
La Hipótesis de la Opinión Verdadera
Se ofrece una nueva hipótesis: la conjetura verdadera (u opinión recta) dirige tan bien como la ciencia y no es menos útil.
Diferencia entre Opinión y Ciencia
Se afirma que las opiniones son poco consistentes, se escapan del alma; por ello, es necesario fijarlas mediante el conocimiento razonado, estableciendo la relación causa-efecto. De esta forma, adquieren estabilidad y se convierten en conocimiento (reminiscencia). La ciencia difiere de la opinión precisamente por este encadenamiento. Sócrates considera una verdad irrenunciable que la opinión y la ciencia son cosas distintas.
Conclusión Final del Diálogo Menón
La conclusión final del diálogo es que los hombres virtuosos no lo son naturalmente, pero tampoco adquieren la virtud por la ciencia, porque la virtud no puede enseñarse. La virtud es un bien, y solo dos cosas dirigen al bien: la opinión verdadera y la ciencia. La conjetura verdadera dirige a los hombres de estado como Temístocles o Pericles.