Dialéctica descendente

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El miin4a^i^jiiLa£Slá.Constituido.
por un lado, de materia, que es en sí informe, caótica y responsable de toda imperfección;

y


. Por otro, de copias de /¿/azi

-que son el principio del orden, de cualquier cualidad positiva y, en definitiva, de todo grado de realidad (las cosas sensibles sólo tienen ser en la medida en que imitan al mundo de las Ideas). .Sía£sta,presen£ia jfjf^jinjTah^    "mnnHn" sino únicamente una materia sujeta a convulsiones

irregulares-desordenadasjy caóticas^

De esta "composición" tan heterogénea nace un mundo irregular, con cierta presencia de belleza y armónía, pero muy inferior al mundo perfecto de las Ideas, ya que el sustrato material impide que se realice ningún tipo de perfección. Por ello e^mundali^iejmi^ácler contingente, corruptible y espacial. Dada §]i-P£rmanente mudanza, no puede fundarle en él verdadero conocimiento^sino

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Podemos decir que la temática general del texto es la razón como medio de acceder a la verdad. De manera más específica podríamos afirmar que Platón aborda la temática de la superioridad de la nóesis (inteligencia pura de las Ideas) sobre la diánoia; o, dicho de otra forma, la descripción de la nóesis como culminación del ascenso dialéctico de conocimiento, para lo cual se toma como referencia al conocimiento matemático o diánoia, que constituye el nivel justamente inferior.

Este fragmento se ubica al final del capítulo VI y supone, en gran medida, la culminación de la alegoría de la línea. Es imprescindible, pues, hacer breve referencia a lo anterior para entenderlo adecuadamente.

Platón recurre a la imagen de una línea desigualmente dividida para representar las ca­racterísticas de la división entre los ámbitos sensible e inteligible. Cada sección a su vez la divide nuevamente de manera desigual. Se obtienen así 4 secciones, agrupadas de dos en dos, donde la de arriba es siempre la "verdad" de la de abajo: el mundo inteligible es la verdad del sensible, y, dentro de éste, los seres físicos son la "verdad" de las imágenes (última sección de realidad).

1. Parten de supuestos que se aceptan como principios. Es decir, aceptan como definitivos conocimientos que, en realidad, se apoyan en un fundamento racional superior (las Ideas). Lo que debería tener un mero carácter provisional (supuesto) se le confiere así una cualidad radical (principio) que en sí mismo no posee.

  • Se apoyan en seres sensibles en sus razonamientos. Pero lo hacen sin otorgar realidad sustancial a esas representaciones (pues entonces sería opinión, no conocimiento),

sino como mero apoyo a la realidad inteligible a la que aluden.

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  • La conclusión a la que llegan no es un principio. Se deriva de lo anterior: si utilizo como fundamento (principio) lo que no es sino hipotético, la conclusión a la que llegue será igualmente hipotética, nunca definitiva.

Y es justo aquí donde empieza nuestro texto, en el que se describe "la otra sección de lo inteligible", la última y más elevada división de la línea, las Ideas, así como la manera cómo procede el dialéctico o filósofo para acceder a ellas.

A diferencia del matemático, el filósofo: 1) parte de supuestos que no considera como principios, 2) no se apoya en ningún momento en lo sensible, y 3) la conclusión a la que accede es un principio no supuesto.

Veámoslo con más detalle. En primer lugar, se parte de supuestos que se consideran "no principios sino realmente supuestos". Si se examina, por ejemplo, la Idea de Gato se comprende que su fundamento (principio) reside en una Idea superior: la de Felinidad. No se puede ser gato si no se poseen los rasgos de felino. Pero la Felinidad es a su vez tomado como supuesto: sólo es posible ser felino a través de la posesión de las carácterísticas de un mamífero. Llegamos, pues, a la Idea de Mamífero. Y así sucesivamente, por ejemplo de Mamífero a Animal, de Animal a Ser Vivo, etc.

Estos supuestos son "como peldaños y trampolines hasta el principio del todo". El principio del todo no es otro que la Idea del Bien, que no remite ya a nada superior, pues es el principio absoluto, el único principio no supuesto. Todo este proceso es puramente abstracto, sin que intervenga en ningún momento lo sensitivo (imágenes) como en las artes matemáticas.

Estamos en la cima de la realidad (el Bien) y, en consecuencia, en el conocimiento más puro: la inteligencia (nóesis) o intuición pura de Ideas.

Sin embargo, Platón habla en el fragmento no de "inteligencia" (nóesis) sino de "facultad dialéctica" como el medio a través del cual se alcanza el verdadero conocimiento. La dialéctica en Platón alude al proceso de conocimiento que se inicia en lo sensible y culmina en las Ideas (muy claramente en su concepción del eros platónico). La nóesis sería, pues, el estadio final y más profundo de la dialéctica (no obstante, conviene reséñar que Platón no siempre es muy riguroso con la terminología -él mismo lo reconoce- y a veces utiliza dialéctica' como sinónimo de 'nóesis').

Una vez se accede al "principio del todo" supremo e incondicionado, es necesario descender: "tras aferrarse a él, ateniéndose a las cosas que de él dependen, desciende hasta una conclusión, sin servirse para nada de lo sensible, sino de Ideas, a través de Ideas y en dirección a Ideas hasta concluir en Ideas".

C) Justificación desde la posición filosófica del autor

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Platón expone en muy escasas líneas los dos tipos de dialéctica: la ascendente (que_se_ inicia en el mundo sensible y culmina en la intuición pura del Bien) y la descendente^^, desvela la relación iptema entre las Ideas, su conexión superior, inferior o cólaféral. En el ejemplo expuesto, que la Idea de Ser Vivo es el fundamento de la de Animal y ésta de la de Mamífero, que es a su vez la de Felino. La Idea de Mamífero se relaciona colateralmente con la de Reptil o Anfibio. La de Felino hace lo propio con la Idea de Cánido o Simio. Etcétera.

J^-d dialéctica descendentetiene una importancia decisiva an Plalón, va que., a pariir.De ella..
se fundamenta el goblemojristflcrátiro que preconiza. Si la dialéctica ascendente representa la salida de la caverna hacia elmundo exterior, la descendente simboliza el necesario retorno alas sombra los únicos qn^ pueden adoptar las decisiones más justas, los filósofos, en tanto que conocedores de los arquetipos (Ideas) en los que toda realidad se basa.

^filósofo es el único ser humano justo, pues ha logrado armonizar sus tres almas, cumpliendo cada una la función que le corresponde:
un alma racional sabia y hegemónica, yn alma irascible valiente y vigorosa aliada de la razón. V \m alma concupiscible totalmente templada y subordinada T ns demás seres humanos no logran realizar este ideal de armónía, por eso Platón les confiere un papel social inferior en su Estado ideal: guerreros a los "caracteres de plata" (dominados por la impetuosidad irascible) y, en el último escalafón.
arfr^innv íi "rnmnt^mn Hr> hmnrp" aprisionados en la seducción de lo materialV

En Platón existe un paralelismo claro entre epistemología y oritolofía.
A los diferentes grados del ser le corresponden diferentes niveles del conocer, ^élo puede existir verdadero conocimiento (epistemé) cuando nuestra inteligencia tiene c omoob[etCLej_ mundo ínteligíETe, mientras que -no..Puede acpirar más que a'opiniótu
G^xfl) cuando lo hace sobre el mundo, sensible.
'          S&^t

Esta convicción epistemológica implica un dualismo metafísico de partida.
La realidad queda
Tajantemente-dividida-en dos ámbitos: el sensible y el inteligible, signdagl primero una fcopiá imperfecta del segundo^que es el único que cabe considerar en rigor verdaderamente real (todo orden y propiedad en el mundo sensible no tiene más fundamento ontológico que ser reflejo de las Ideas).
Las relaciones entre ambos mundos son inevitablemente conflictivas, e incluso Platón reformuló sus ideas iniciales. En un primer momento, echa mano del concepto de 'participación' (las cosas sensibles y particulqrej^participan de las ideasljjiij^^ de ciertojmomento comienza a utilizar el ténnino 'imitación'..

Nunca explica' las Tazones del cambio, por lo que éstas sólo pueden ser conjeturadas; es probable que pensase en la 'imitación' como un tipo de relación menos comprometedora para el mundo ideal y dejase la 'participación' únicamente para representar la relación de las Ideas

.2. Valoración razonada de su actualidad

Whiteheadsosténía que todaja historia del pensamiento occidental se reducía a un conjunto de notas a pie de página de la obra platónica..
Resulta sin duda una exageración, pero su influencia ha sido ciertamente extraordinaria:
se le puede considerar de hecho fundador de una manera de hacer filosofía que constituye un eje conceptual ¡que atraviesa todas las époc^aTidealismoversusmaterialismo (o, también, "Racionalismo" frente a "Empirismo").

No obstante, a partir del triunfo de la ciencia moderna ha ido perdiendo crédito el intento de cimentar un conocimiento que prescinda de la experiencia sensible. Igualmente la convicción de que lo real es asequible a la mente humana tampoco goza de predicamento entre los expertos del conocimiento, que introducen, como mínimo, ciertas dosis de escepticismo. E idéntica suerte corre la creencia en verdades absolutas, que especialmente la posmodernidad ha criticado como peligrosa quimera (de ahí propuestas como la de Gianni Vattimo a favor de un "pensamiento débil", es decir, consciente de la fragilidad, parcialidad y provisional i- dad de sus conclusiones).

Un aspecto .De su filosofía que goza de mayor vigencia es sin duda el valor otorgadq_a las matemáticas. De hecho, la fundación_de la ciencia moderna se produjo,\pn gran medida, a partir de, la comprensión de que las magnitudes físicas podían expresarse en fórmulas matemáticas.
El mundo actual, basado en el desarrollo científico-tecnológico, es impensable sin esta convicción sobre la aplicabilidad del saber matemático.

< X .También cabe considerar plenamente actual su concepción_jje la ¿jjaléctica como la actitud propia del filósofo, Platón revela un rasgo jmperecedero del quehacer filosófico (en realidad, de toda actividad racional):
la mejor garantía posible a^itelj^^r^ndas^ákes disponer de interlocutores que planteen objeciones y refutaciones, pues es la manera como

Avanza nuestro conocimiento


Lo contrario de la dialéctica es la eristica, la técnica para hacer triunfar una tesis in­dependientemente de su verdad, deshonestidad intelectual esencialmente ajena a cualquier investigación. En las antípodas mismas, el filósofo declara su amor {filo) a la sabiduría > sofìa),pero no su posesión. Esta actitud es aún más decisiva en la filosofía que en los demás saberes, puesto que se ocupa de temas difícilmente objetivables y por tanto con una „-evitable carga de incertidumbre. En el plano político, la eristica se convierte en demagogia, que no es otra cosa que el arte de imponer los propios intereses con mentiras, adulaciones y manipulaciones.

Sólo el verdadero diálogo permite contraponer argumentaciones aparentemente opuestas í frecuentemente complementarias, para posibilitar un ascenso a la verdad mediante la aplicación de tales argumentaciones. He aquí, en nuestra opinión, lo más imperecedero de a filosofía platónica (y también de la socrática), porque la tarea prioritaria de la filosofía no otra que garantizar ese espacio público donde todas las opiniones disputen para favorecer a elucidación de cuáles de ellas poseen un mejor fundamento racional. Por eso filosofía y democracia no son más que dos caras de una misma moneda (no es casual el que compartan m misma fecha y el mismo lugar de nacimiento).

La comente actúal de Filosofía práctica (Lou Marinoff, Achenbach, Ran Lahav...) insisten en la necesidad de recuperar el "diálogo socraiicQ " .Coma profi laxis de pensamiento y vida. Y el Sócrates de estos diálogos es fundamentalmente el que nos narró Platón e,n_sus escritos y al que

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