Devocionario Completo a San José: Oraciones para la Protección y Peticiones en Momentos de Necesidad

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Oración Diaria a San José

¡Glorioso Patriarca San José! Animado de una gran confianza en vuestro gran valimiento, a Vos acudo para que seáis mi protector durante los días de mi destierro en este valle de lágrimas. Vuestra altísima dignidad de Padre putativo de mi amado Jesús hace que nada se os niegue de cuanto pidáis en el cielo. Sed mi abogado, especialmente en la hora de mi muerte, y alcanzadme la gracia de que mi alma, cuando se desprenda de la carne, vaya a descansar en las manos del Señor. Amén.

Jaculatoria

Bondadoso San José, Esposo de María, protegednos; defended a la Iglesia y al Sumo Pontífice, y amparad a mis parientes, amigos y bienhechores.

Oración por Diversas Necesidades

Santo Patriarca, dignísimo esposo de la Virgen María y Padre adoptivo de nuestro Redentor Jesús, que por vuestras heroicas virtudes, dolores y gozos merecisteis tan singulares títulos; y por ellos, especialísimos privilegios para interceder por vuestros devotos; os suplico, Santo mío, alcancéis las siguientes gracias:

  • La fragante pureza a los jóvenes y doncellas.
  • Castidad a los casados.
  • Continencia a los viudos.
  • Santidad y celo a los sacerdotes.
  • Paciencia a los confesores.
  • Obediencia a los religiosos.
  • Fortaleza a los perseguidos.
  • Discreción y consejo a los superiores.
  • Auxilios poderosos a los pecadores e infieles para que se conviertan.
  • Perseverancia a los penitentes.

Y que todos logremos ser devotos de vuestra amada Esposa, María Santísima, para que por su intercesión y la vuestra podamos vencer a nuestros enemigos, por los méritos de Jesús, y conseguir las gracias y favores que os hemos pedido para santificar nuestras almas hasta conseguir una dichosa muerte, y gozar de Dios eternamente en el Cielo. Amén.

Consagración a San José ante las Tribulaciones

¡Oíd, querido San José, una palabra mía! Yo me veo abrumada de aflicciones y cruces, y a menudo lloro. Despedazada bajo el peso de estas cruces, me siento desfallecer, ni tengo fuerzas para levantarme y deseo que mi Bien me llame pronto. En la tranquilidad, empero, entiendo que no es cosa difícil el morir, pero sí el bien vivir. ¿A quién, pues, acudiré sino a Vos, que sois tan bueno y querido, para recibir luz, consuelo y ayuda? A Vos, pues, consagro toda mi vida, y en vuestras manos pongo las congojas, las cruces, los intereses de mi alma, de mi familia, de los pecadores, para que, después de una vida tan trabajosa, podamos ir a gozar para siempre con Vos de la bienaventuranza del Paraíso. Amén.

Jaculatoria

San José, Protector de atribulados y de los moribundos, rogad por nosotros.

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