El Destronamiento de Isabel II: Contexto y Claves del Manifiesto de Cádiz de 1868

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Naturaleza del Texto y Contexto Histórico

Se trata de una proclama de naturaleza política destinada a poner en pie al país en contra del gobierno y de la reina Isabel II. Las consignas “¡España con honra!” y “¡Abajo los Borbones!” fueron, en efecto, los lemas del movimiento revolucionario que en septiembre de 1868 triunfó en España y puso fin al reinado de Isabel II.

El Agotamiento del Estado Liberal

En nuestro país, el absolutismo había sido sustituido por un Estado Liberal, pero este se había vuelto excluyente, sirviendo solo a los liberales moderados. Las otras opciones políticas, conscientes de la imposibilidad de acceder al poder por la vía electoral, habían decidido retraerse y volver a la sublevación, a la conspiración y al pronunciamiento militar.

El Objetivo: El Destronamiento de la Reina

La novedad de este nuevo movimiento radicaba en que ya no se pretendía que la reina nombrara jefe de gobierno a un progresista (como había ocurrido en 1836, 1840 o 1854), sino que el objetivo era la expulsión de la reina de España y su destronamiento. Mientras ella fuera reina, se consideraba imposible avanzar políticamente.

El Pacto de Ostende y la Oposición Unida

Tras el fracaso de la rebelión de los sargentos del cuartel de San Gil (junio de 1866), las fuerzas de la oposición (progresistas, demócratas y republicanos) llegaron a un acuerdo, el Pacto de Ostende (agosto de 1866). En este pacto decidieron coordinarse para conseguir derrocar a los Borbones y convocar unas Cortes constituyentes por sufragio universal, encargadas de decidir si España se organizaría como una Monarquía o como una República.

Al pacto se unieron también los unionistas tras el fallecimiento de su líder, O’Donnell, en 1867. Al año siguiente fallecía también Narváez. Los apoyos de Isabel II eran ya mínimos. El sucesor de Narváez, González Bravo, extremó la represión, persiguiendo a militares críticos con el gobierno, lo que contribuyó a que más personas se unieran a la conspiración. A todo esto, la crisis económica que atravesaba España estaba creando un clima hostil hacia Isabel II.

El Estallido de la Revolución de Septiembre (La Gloriosa)

La revolución estalló en septiembre de 1868 en la ciudad de Cádiz. Allí llegó secretamente Prim, donde el almirante Topete, previamente ganado para la causa, se sublevó con la escuadra a su mando. Juntos lanzaron al país el manifiesto que estamos comentando, el cual finalizaba con el grito: “¡Viva España con honra!”.

Por todas partes, las guarniciones militares se unían a la sublevación. Prim pasó por mar a Cataluña; a su vez, Serrano, que avanzaba con su ejército hacia Madrid, se enfrentó el 28 de septiembre en la Batalla del Puente de Alcolea (Córdoba) a las fuerzas del gobierno, a las que derrotó. Al día siguiente, la reina Isabel II, que se encontraba veraneando en San Sebastián, cruzó la frontera abandonando España. Paralelamente, las masas urbanas, en muchas ciudades, ya habían tomado la iniciativa formando Juntas revolucionarias y lanzando proclamas en defensa de las libertades.

Idea Principal del Manifiesto

Este manifiesto es un anuncio al país de que Cádiz, con su armada, se ha levantado contra el gobierno y hace un llamamiento al resto de los españoles para que se unan a la sublevación. El manifiesto incorpora un compromiso, adquirido en el Pacto de Ostende: constituir un gobierno provisional “que represente a todas las fuerzas vivas del país” y convocar Cortes por medio de un sufragio universal. Se estaba abriendo en España una nueva etapa política, que iba más allá del liberalismo y nos introducía en un régimen democrático.

Ideas Secundarias: Justificación del Pronunciamiento

Entre las ideas secundarias, podemos destacar las razones que argumentan los sublevados para justificar el pronunciamiento:

  • La Ley fundamental hollada (pisoteada).
  • El sufragio corrompido.
  • La seguridad individual sin protección, a merced de la voluntad de las autoridades.
  • Los municipios sin medios.
  • La enseñanza tiranizada y la prensa sin libertad.

En definitiva, España estaba a punto de iniciar una nueva etapa de su Historia: el Sexenio Democrático.

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