El Descubrimiento y la Colonización de América: Un Estudio de las Leyes de Indias y la Revolución de los Precios
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Contexto Histórico de la Llegada a América
La llegada a América se enmarca en las expediciones atlánticas iniciadas a finales del siglo XIII. Estas expediciones se dividen en tres etapas:
- Una primera etapa limitada: expedición a Canarias.
- Una segunda etapa entre 1340-1415 de expediciones organizadas institucionalmente (ocupación de Canarias, llegada al río de Oro).
- Una tercera etapa de predominio portugués con la figura de Enrique el Navegante y las factorías comerciales a lo largo del continente africano.
En el siglo XV, Europa sufre el asedio del Imperio Otomano. Con la caída de Constantinopla en 1453, se vuelve imperativa la necesidad de una nueva ruta a Oriente para el comercio europeo. En este contexto, la llegada a América se inscribe en un proceso donde Castilla y Portugal luchan por obtener una nueva y lucrativa ruta hacia Asia (las Indias). Esto lleva a la firma de diferentes tratados (Alcaçovas, Tordesillas) y bulas papales que dan amparo jurídico al proceso de conquista.
La Conquista y las Capitulaciones
La conquista se basa en la improvisación, donde la Corona crea un marco legal y la participación es privada. Así nacen las capitulaciones, que establecen las condiciones de la Corona: la campaña estará financiada por capital privado, se deberá promover la evangelización y pagar el quinto real. La facilidad de la conquista se debe a una mezcla de superioridad técnica, profecías indígenas y un ejército de bacterias. Los grandes imperios (Inca, Maya en Perú y México a manos de Pizarro y Hernán Cortés) cayeron con relativa facilidad al conservar la nobleza local, mientras que las culturas no tan avanzadas carecían de una organización centralizada.
Instituciones Coloniales y las Leyes de Indias
Ante la magnitud del territorio, la monarquía hispánica centraliza las instituciones en Castilla, fiscalizando todo el comercio a través de la Casa de Contratación y el Real y Supremo Consejo de Indias. En América, se establecen Virreinatos (Nueva España en 1535, Perú en 1542, y posteriormente, Nueva Granada y Río de la Plata), Audiencias (tribunales), gobernadores y cabildos. Estas instituciones sufrirán cambios significativos con la llegada de los Borbones, la Nueva Planta y las modernizaciones de Carlos III.
Para dar amparo legal, se promulgan las Leyes de Indias, basadas en la recopilación de las Leyes de Burgos y las Leyes Nuevas, resultantes del debate de los Justos Títulos. Estas leyes establecen que los indios son personas libres, aunque súbditos de los reyes, y se les puede obligar a trabajar a cambio de un salario o especie. También establecen el Requerimiento de Palacios Rubio previo a cualquier conquista, así como el patronato de la iglesia americana por la Corona de Castilla.
El Monopolio Comercial y la Revolución de los Precios
La Corona busca el máximo beneficio y articula América como un mercado colonial, ejerciendo un monopolio a través de la Casa de Contratación. Se importan materias primas (plata) y se exportan manufacturas a través del Sistema de Flotas. Desde temprano, la industria castellana se ve incapaz de abastecer la totalidad del mercado americano.
Se exportan métodos de trabajo precolombinos, adaptándolos a los intereses coloniales, como la Mita y la Encomienda:
- La Mita: Existente en el Imperio Inca y adaptada por el Virrey de Toledo, obligaba a una séptima parte de los varones adultos a cumplir un año de trabajo de cada seis, destinados a las minas de Potosí y Huancavelica.
- La Encomienda: Empleada en la Reconquista y exportada a América, consistía en un derecho otorgado por el rey a un súbdito peninsular. El encomendero recibía la encomienda (los tributos que pagaban los indígenas, ya sea en trabajo o especie) a cambio de su manutención.
La llegada masiva de plata provoca una espiral inflacionaria. A lo largo de 150 años, los precios se multiplican por seis, según Hamilton, debido a la inundación de metales preciosos provenientes de América (Potosí) y las nuevas vetas alemanas que quintuplicaron su producción. Este proceso europeo tuvo especial incidencia en la Península, provocando una pérdida de competitividad que arruinó a la escasa industria castellana frente a otros productores.