Descubriendo la Sociedad Humana: Organización, Cooperación y Cultura
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El Parentesco
El principio básico del parentesco se puede resumir en: "si lleva mis genes, tengo que protegerlo". En las relaciones de parentesco entre los humanos, este principio se amplía y puede formularse de la siguiente manera: "si pertenece a mi familia, tengo que protegerlo".
La Organización de las Tareas
Una explotación eficiente de los recursos de un territorio requiere una organización para la recolección de alimentos y su consumo. La asignación de tareas se distribuye por sexos y edades, dependiendo del sistema de grupo que la produzca. Los seres humanos han establecido a lo largo de la historia diferentes sistemas de organización de tareas, como el sistema esclavista, la asignación de tareas en función del sexo, la edad o el rango social. La cultura ha dotado al ser humano de la capacidad de reflexionar sobre el modelo de asignación de tareas, de forma que ya no se comporta de una forma instintiva, sino que elige la asignación de tareas que más convenga a su modo de vida y a su cultura. El sistema de asignación de tareas lleva consigo necesariamente el establecimiento de reglas de comportamiento dentro del grupo, que son reforzadas por un sistema de premios y castigos.
Las Jerarquías
Todas las organizaciones sociales mantienen relaciones de dominación de unos miembros respecto a otros, basada en la fuerza física: "si soy más fuerte que tú, soy superior a ti". Estas relaciones establecen el acceso y control de los bienes y servicios. La territorialidad se manifiesta en casi todas las especies animales. Los seres humanos tenemos una forma propia de establecer nuestro dominio territorial. A medida que ascendemos en el árbol evolutivo, se observa que las formas de relación social y las situaciones de dominación son menos rígidas y no vienen directamente determinadas por riesgos morfológicos heredados, sino que se generan en procesos de afirmación entre los individuos dentro del contexto del grupo. Esta variabilidad requiere un esfuerzo sostenido del animal para poder mantenerse en la posición dominante, y supone que pueden ser retadas y cambiadas. En este contexto, las sociedades que se generan son menos rígidas y mecánicas, y el margen para las manifestaciones individuales es mucho mayor. Las sociedades humanas no tienen un sistema de dominación basado en un principio de clasificación que depende de los roles sociales y tareas que se desempeñen dentro del grupo, más que de la forma física. El principio sería: "soy mejor que tú porque el papel que desempeño en la sociedad es más importante".
Los Sistemas de Cooperación
Cualquier grupo social se mantiene porque los individuos que lo componen cooperan entre sí. La ayuda mutua es un comportamiento habitual entre los animales, fundamentalmente en el cuidado de los familiares y en las situaciones de peligro. Los especialistas en evolución ven en los comportamientos altruistas una manifestación instintiva de supervivencia. Según el genetista Richard Dawkins, la ayuda entre animales se explicaría, genéticamente hablando, mediante el interés por preservar individuos de la misma especie. Así, el sistema de cooperación en los animales sociales se ha visto reforzado por el éxito evolutivo. Los grupos humanos también se basan en la cooperación. En los grupos animales, la premisa es "te ayudaré mientras me convenga"; los humanos basan su relación en un sistema de reciprocidad: "haré esto por ti si tú haces esto otro por mí".
La Especificidad de la Sociedad Humana
Un animal social debe coordinar sus actividades con otros miembros del grupo para conseguir resolver las tareas necesarias para la supervivencia del grupo. Esta interacción precisa de una capacidad de comunicación que permita el intercambio de información. Diversos estudios han comprobado la complejidad y riqueza de los sistemas de comunicación animal, pero ninguno de ellos es comparable con el sistema de comunicación humano. Solo los seres humanos conforman sistemas institucionales para transmitir información relevante para la supervivencia de la especie, formas y costumbres de vida que nos facilitan las tareas cotidianas y formas de valorar el mundo y las acciones humanas. Estas instituciones conforman parte de aquello que nos hace específicamente humanos: la cultura.
Las habilidades necesarias para desarrollar una cultura fueron:
1. La capacidad para el uso y la fabricación de herramientas. 2. La capacidad cooperativa. 3. La capacidad de mantener relaciones familiares estables y duraderas por varias generaciones. 4. La capacidad para la evitación del incesto primario. 5. La capacidad para reconocer y anticipar la muerte. 6. La capacidad estética que permite valorar el mundo. 7. La capacidad comunicativa a nivel emocional, proposicional y simbólico.
Todas estas capacidades definen el esquema de la conducta humana. Las redes sociales que permiten establecer el lenguaje humano amplían los mecanismos de cooperación más allá de la presencia inmediata.