Descubre la Arquitectura del Renacimiento en Italia: Siglos XV y XVI
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El Renacimiento en Italia: Orígenes y Evolución Arquitectónica
El concepto de Renacimiento está intrínsecamente unido a los profundos cambios artísticos que se produjeron en los siglos XV y XVI. Estos nuevos postulados marcaron una significativa recuperación de los modelos del arte griego y romano, sentando las bases de una nueva era cultural. Estas transformaciones se iniciaron y desarrollaron principalmente en la península itálica, donde se pueden distinguir claramente dos períodos artísticos fundamentales: el Quattrocento y el Cinquecento.
La Arquitectura Renacentista: Ruptura y Renovación
En el ámbito de la arquitectura, las innovaciones renacentistas marcaron una ruptura decisiva con las formas góticas anteriores, buscando la armonía, la proporción y la medida humana. Entre sus características más destacadas, encontramos:
- Concepción de las edificaciones: Se adaptaron a la medida del hombre, buscando el equilibrio en las formas y la proporción. Un ejemplo paradigmático es la Villa Rotonda o Capra (1566), en Vicenza, donde el arquitecto Andrea Palladio ideó un edificio simétrico con planta cuadrada, inscrito en una circunferencia y en perfecta armonía con el paisaje circundante.
- Retorno a los elementos de sujeción clásicos: Se utilizaron columnas que repetían los órdenes grecorromanos (dórico, jónico, corintio), recuperando la estética y la funcionalidad de la Antigüedad clásica.
- Auge de la arquitectura civil: Aunque se mantuvo la construcción de iglesias, ganaron una importancia considerable los edificios civiles como hospitales y palacios. El Palacio Pitti, en Florencia, fue mandado construir por el banquero Luca Pitti en el siglo XV, y con el tiempo se convirtió en la majestuosa residencia de los duques de Toscana.
- Recuperación de las cubiertas romanas: Se volvió al uso del arco de medio punto, la bóveda de cañón y la cúpula, elementos que convivieron y se combinaron en numerosos edificios con el arquitrabe. La Iglesia de Santa María de la Consolación, en Todi, diseñada por Bramante y sus discípulos, es un claro ejemplo: un edificio cubierto por cuatro semicúpulas y una gran cúpula central, con ventanas arquitrabadas rematadas con frontones triangulares y curvos.
El Quattrocento (Siglo XV): La Búsqueda de la Armonía Matemática
La arquitectura renacentista del siglo XV, conocida como Quattrocento, se caracterizó por la búsqueda de crear espacios armónicos basados en rigurosos estudios matemáticos y geométricos. Entre los arquitectos más importantes de este período destacaron:
- Filippo Brunelleschi: Proyectó en Florencia la icónica cúpula de la catedral de Santa María del Fiore y la iglesia de San Lorenzo. La cúpula de Santa María del Fiore (1419) fue uno de los principales hitos técnicos de la arquitectura del Quattrocento por sus innovadoras dimensiones y su audaz solución constructiva.
- Leon Battista Alberti: Autor de obras significativas como la Iglesia de San Andrés de Mantua y el Templo Malatestiano en Rímini. La planta de la iglesia de San Andrés de Mantua (1472) tiene forma de cruz latina con una nave central y capillas a los lados, incorporando elementos clásicos como una gran cúpula, arcos de medio punto y pilastras (columnas adosadas a las paredes).
El Cinquecento (Siglo XVI): Monumentalidad y Perfección Clásica
Durante el siglo XVI, o Cinquecento, la arquitectura alcanzó una mayor monumentalidad y una reinterpretación de los preceptos de la Antigüedad. Este período destacó especialmente por la arquitectura realizada en Roma, impulsada por el mecenazgo de los papas.
- Donato Bramante: Fue el autor del gran proyecto arquitectónico del siglo: la Basílica de San Pedro del Vaticano. Su diseño para la Iglesia de San Pietro in Montorio (1502), conocida como el Tempietto, es un ejemplo sublime de la perfección clásica: su planta es circular, con acceso a través de una escalinata, y sobre ella se eleva un peristilo de columnas dóricas, coronado por una cúpula y una linterna.
- Miguel Ángel Buonarroti: Tras la muerte de Bramante en 1514, el proyecto de la Basílica de San Pedro del Vaticano fue continuado por otros importantes artistas, entre los que destacó Miguel Ángel, autor de su grandiosa y emblemática cúpula, que se convirtió en un símbolo de la arquitectura renacentista.