Descolonización y Guerra Fría: Orígenes del Tercer Mundo y la División Global

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La Descolonización: Orígenes y Consecuencias

Una de las principales consecuencias de la Segunda Guerra Mundial fue el proceso de descolonización. Las antiguas posesiones de los imperios coloniales europeos accedieron a la independencia política en un contexto internacional marcado por la Guerra Fría.

Decenas de nuevos estados africanos y asiáticos nacieron en este período. Junto a los estados latinoamericanos que se habían emancipado del dominio europeo en el siglo XIX, este conjunto de naciones vino a constituir lo que se denominó el Tercer Mundo, los países subdesarrollados.

Estos nuevos países, donde vivía la mayor parte de la población mundial, se enfrentaron con el reto de construir gobiernos estables y eficientes, salir del subdesarrollo económico a la vez que vivían un crecimiento demográfico galopante, y, en algunos casos, definir una identidad nacional que nunca habían tenido.

La descolonización se desarrolló de forma muy desigual. Hubo países donde las metrópolis se dieron cuenta de la imposibilidad de mantener imperios coloniales en la segunda mitad del siglo XX y accedieron a la independencia de forma pacífica, como Marruecos o Túnez; emancipaciones logradas de forma violenta, como en Indonesia o Vietnam; y países que nacieron en medio de gravísimos enfrentamientos entre comunidades religiosas, como fue el caso de musulmanes e hindúes en India y Pakistán.

El Mundo Capitalista y el Mundo Comunista Durante la Guerra Fría

Tras acabar la Segunda Guerra Mundial, un pequeño grupo de países consiguió combinar una economía de mercado avanzada y un sistema político democrático. Al frente estaba Estados Unidos, la gran potencia económica y militar. A su lado, Europa Occidental, que pese a perder sus imperios coloniales, mantuvo un importante crecimiento económico que le permitió construir un generoso estado del bienestar (seguridad social, educación gratuita, pensiones…); y Japón, un país que tras Hiroshima supo protagonizar un verdadero “milagro económico” que le llevó a convertirse en la segunda potencia económica mundial. Otros países de cultura anglosajona como Canadá, Australia o Nueva Zelanda terminaban de conformar el mundo desarrollado y democrático.

Mientras tanto, la URSS de Stalin consiguió exportar el modelo político y económico soviético a las zonas de Europa central y oriental conquistadas por el Ejército Rojo. Estos países fueron denominados “democracias populares” por los comunistas.

No fue, sin embargo, en Europa donde la expansión comunista llegó más lejos. El triunfo del ejército de Mao Zedong en la guerra civil permitió que China se uniera al bloque soviético en 1949. Corea del Norte y Vietnam del Norte también establecieron regímenes inspirados en la URSS. Tras la ruptura chino-soviética en los años 60, los dos colosos comunistas emprendieron caminos muy diferentes.

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