Descifrando la Psique Freudiana: Ello, Yo y Superyó en la Teoría Psicoanalítica

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El Ello: Impulso y Placer Inconsciente

La primera instancia, el Ello, se refiere a las tendencias impulsivas que parten del cuerpo y tienen que ver con el deseo en un sentido primario, contrarias a los frutos de la educación y la cultura. Freud llamó a estas tendencias ‘pulsión’, pero a menudo se traduce impropiamente como ‘instinto’. Estas pulsiones exigen su inmediata satisfacción y son experimentadas de forma placentera por el individuo, pero desconocen el principio de realidad y se atienen solo al principio del placer.

El Ello, que constituye el mundo inconsciente de las pulsiones del sujeto, se opone abiertamente al Superyó, que representa la sublimación positiva y creadora de los instintos inconscientes.

El Yo: Mediación y Adaptación a la Realidad

El Yo consigue en el mundo real las condiciones de satisfacción de esas pulsiones básicas. Domina funciones como la percepción, el pensamiento y el control motor para adaptarse a las condiciones exteriores reales del mundo social y objetivo.

El Yo debe ser capaz de posponer la satisfacción de las pulsiones del Ello que presionan para su inmediata satisfacción, lo que origina la primera tensión. Para defenderse de las pulsiones inaceptables del Ello, el Yo desarrolla mecanismos psíquicos específicos llamados mecanismos de defensa. Estos mecanismos de defensa se activan en cuanto la ansiedad señala el peligro de que las pulsiones inaceptables originales puedan reaparecer en la conciencia.

Para el Yo, la percepción cumple el papel que en el Ello corresponde a la pulsión. Freud nota que, tras vencer la resistencia yoica, aun así, el Yo sigue teniendo dificultades para deshacer las represiones, y estas requieren una ulterior reelaboración.

El Superyó: Conciencia Moral e Ideales

Una pulsión del Ello llega a hacerse inadmisible, no solo como resultado de una necesidad temporal de posponer su satisfacción hasta que las condiciones de la realidad sean más favorables, sino, sobre todo, debido a la prohibición que los otros imponen al individuo. El conjunto de estas demandas y prohibiciones constituye el contenido principal de la tercera instancia, el Superyó, cuya función es controlar al Yo según las pautas morales impuestas por los padres. Si las demandas del Superyó no son atendidas, la persona se sentirá culpable.

El Superyó, que según la teoría freudiana se origina en el esfuerzo por superar el complejo de Edipo, es parcialmente inconsciente, debido a que posee una fuerza semejante a la de las pulsiones, y puede dar lugar a sentimientos de culpa que no dependan de ninguna transgresión consciente.

El Yo, instancia mediadora entre las demandas del Ello, las exigencias del Superyó y el mundo exterior, puede no tener el poder suficiente para reconciliar estas fuerzas en conflicto. Es más, el Yo puede coartarse en su desarrollo al ser atrapado en sus primeros conflictos, denominados fijaciones o complejos, pudiendo regresar a modos de funcionamiento primarios en el desarrollo psíquico y a modos de satisfacción infantiles.

El Superyó representa la conciencia moral (en parte consciente y en parte inconsciente) del sujeto, así como sus ideales. El Superyó se estructura en oposición al Yo.

Componentes Clave de la Psique Freudiana

  • Ello: Pulsiones, instintos primarios, principio del placer, inconsciente.
  • Yo: Percepción, pensamiento, control motor, mediación, principio de realidad, parcialmente consciente.
  • Superyó: Conciencia moral, ideales, prohibiciones, complejo de Edipo, parcialmente inconsciente.

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