Descifrando a Kant: Razón Pura, Conocimiento y Ética del Deber

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La Filosofía de Immanuel Kant: Un Legado de Razón y Moral

El pensamiento de Immanuel Kant se centra en una profunda crítica de la razón, un estudio exhaustivo de sus capacidades y límites. Este análisis crítico se inicia con su obra fundamental, la Crítica de la Razón Pura.

La Crítica de la Razón Pura: Fundamentos del Conocimiento

En esta obra seminal, Kant afirma que el conocimiento se expresa a través de los juicios científicos, los cuales clasifica según su forma y contenido:

  • Según su Forma:
    1. Juicios Analíticos: El predicado ya está contenido en el sujeto y, por lo tanto, no amplían nuestro conocimiento. Son tautológicos.
    2. Juicios Sintéticos: El predicado añade nueva información al sujeto, ampliando así nuestro conocimiento.
  • Según su Contenido:
    1. Juicios a priori: Su verdad no depende de la experiencia. Son universales y necesarios.
    2. Juicios a posteriori: Su verdad se conoce a partir de la experiencia. Son particulares y contingentes.

Kant postula que los juicios sintéticos a priori son el principio fundamental que posibilita un conocimiento válido y universal en las ciencias.

Las Tres Facultades del Conocimiento según Kant

Para demostrar cómo es posible el conocimiento, Kant identifica tres facultades principales:

  1. Estética Trascendental: La Sensibilidad

    Esta sección estudia la sensibilidad, la facultad de recibir impresiones. Kant señala la existencia de dos intuiciones puras o formas a priori de la sensibilidad: el espacio y el tiempo. Estas formas son condiciones previas a toda experiencia y son las que posibilitan el conocimiento matemático.

  2. Analítica Trascendental: El Entendimiento

    Aquí se aborda la facultad del entendimiento, encargada de comprender lo percibido. El entendimiento opera mediante conceptos y juicios. Kant distingue entre:

    • Conceptos empíricos: Derivados de la experiencia.
    • Conceptos puros (Categorías): Son estructuras innatas del entendimiento que organizan la experiencia. Kant establece que existen tantas categorías como tipos de juicios. Por ejemplo, las leyes de la física se formulan a partir de la aplicación de estas categorías a la experiencia.
    Fenómeno y Noúmeno

    En este contexto, Kant introduce la crucial distinción entre:

    • Fenómeno: El objeto tal como se nos aparece y es conocido por el sujeto, es decir, el objeto de nuestra experiencia.
    • Noúmeno: El objeto en sí mismo, más allá de nuestra experiencia posible. No es accesible al conocimiento humano y, por lo tanto, no puede ser objeto de ciencia.
  3. Dialéctica Trascendental: La Razón

    Esta parte analiza la razón y el problema de si la metafísica puede ser un saber a priori. La razón nos permite relacionar juicios y construir razonamientos, impulsándonos a buscar condiciones cada vez más generales para explicar los fenómenos. Sin embargo, cuando la razón intenta ir más allá de la experiencia posible, cae en ilusiones trascendentales.

    La metafísica tradicional se centra en tres ideas trascendentales que sobrepasan nuestra experiencia:

    • El Mundo (como totalidad de los fenómenos físicos).
    • El Alma (como sujeto pensante).
    • Dios (como ser supremo y causa última).

    Kant concluye que la metafísica no tiene validez como ciencia, ya que la aplicación de las categorías del entendimiento más allá de los límites de la experiencia sensible conduce inevitablemente a contradicciones y errores.

La Crítica de la Razón Práctica: La Ética del Deber

Después de examinar los límites del conocimiento, Kant aborda el uso práctico de la razón para responder a la pregunta fundamental: ¿Qué debo hacer? Esta facultad se encarga de establecer los principios que rigen la acción moral.

Kant fue el iniciador del formalismo ético y criticó las éticas materiales (aquellas que basan la moralidad en fines o consecuencias externas) por ser normas heterónomas. Su ética se fundamenta en la conciencia moral, de la cual emana la ley de actuación. Esta ley es el imperativo categórico, que se formula de diversas maneras, siendo una de las más conocidas:

«Actúa solo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se convierta en ley universal.»

A este principio Kant lo denomina actuar por deber. Es, por tanto, una ética del deber, autónoma (la ley moral surge de la propia razón del individuo) y formal (no prescribe contenidos específicos, sino la forma que debe tener la máxima de la acción).

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