Descartes vs. Hume: Diferencias Filosóficas y su Impacto en la Ciencia Moderna
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Comparación con el Empirismo de Hume
La Realidad (Ontología)
René Descartes distingue tres tipos de realidades: el mundo físico (las sustancias extensas), los seres humanos (las sustancias pensantes) y Dios (la sustancia infinita). La realidad, lo que Descartes llama «el mundo», está formado por el conjunto de las sustancias extensas, cuerpo humano incluido.
Para David Hume, la existencia de un mundo físico, de un mundo formado por sustancias extensas, es una mera creencia generada por los hábitos de la razón. El hombre solo tiene certeza de sus impresiones. Atribuir a esas impresiones una causa externa e independiente del sujeto (mundo) es dar un salto ilegítimo. Además, la idea de sustancia carece de una impresión correspondiente, por tanto, también es una creencia. Ante el mundo externo solo cabe el escepticismo.
El Conocimiento (Epistemología)
Para Descartes, la única fuente de conocimiento cierto es la razón. Los sentidos nos engañan.
Según Hume, tenemos impresiones e ideas. Las ideas son verdaderas solo si provienen de una impresión. La vivacidad de las impresiones es criterio suficiente para garantizar su verdad. En ningún momento discute Hume la validez de esas impresiones, porque tampoco establece vínculo alguno entre ellas y el hipotético mundo externo que las causaría. El sujeto se encuentra con que tiene impresiones, y frente a eso no cabe ninguno de los argumentos presentes en la duda cartesiana. La razón, lejos de ser el criterio de verdad, es el origen de nuestros conocimientos no ciertos, de las creencias. Es la razón la que, atenazada por los hábitos, «inventa» ideas. El criterio de verdad reside en las impresiones.
Sin embargo, según Hume, aunque las creencias no proporcionan certezas, sin ellas la vida sería imposible (suponer que voy a poder levantarme de esta silla es una creencia). No tienen que ser rechazadas, como propone Descartes, sino asumidas como necesarias para la vida.
El Conocimiento de Dios (Teología Racional)
Descartes sostiene que, gracias a los argumentos racionales, el ser humano puede llegar a conocer la existencia de Dios y, en gran parte, su naturaleza. Para ello desarrolla tres argumentos: dos causales y el ontológico.
La crítica empirista al concepto de causa por ser una idea ilegítima, una creencia, ataca la validez de los dos argumentos causales cartesianos. El argumento ontológico, que parte de las características de la idea de ser perfecto, también es criticado porque tal idea es ilegítima, no proviene de ninguna impresión.
El Ser Humano (Antropología)
Para Descartes, el ser humano es una sustancia cuya naturaleza o esencia consiste en pensar. El yo es una sustancia pensante.
Frente a la posición cartesiana, para Hume, el yo, la sustancia pensante, es una creencia de la razón. ¿Cuál es la impresión de la que surge esa idea? No se encuentra. Por tanto, se está ante una idea falsa. El yo es simplemente un «haz de impresiones», carece de entidad.
Influencia de Descartes en la Ciencia y Tecnología Actuales
Matematización y Desarrollo Científico-Técnico
El Discurso del Método propone un método y un criterio de verdad que son herederos de las matemáticas. Descartes cree que de esta forma todas las ciencias conseguirán una certeza semejante. La matematización es una característica que desde entonces ha impregnado casi todos los ámbitos de la ciencia occidental: desde los ejes cartesianos hasta el diseño del acelerador de partículas se siguen los mismos parámetros: lo real es lo matematizable.
El conocimiento de las cosas se consigue cuantificándolas, es decir, reduciéndolas a cantidades, y hallando luego las relaciones entre esas cantidades. Los descubrimientos en las ciencias (física, química, biología...) y sus aplicaciones técnicas (ingenierías, medicina...) han sido tales que la fe en la religión se ha sustituido por la fe en la ciencia. La salvación está en la ciencia. Descartes creía haber puesto las bases ciertas para abordar ese desarrollo científico en el que él mismo participó. Una prueba de esta fe es que todos los gobiernos insisten en la necesidad de invertir en investigación científica.
El desarrollo de las ciencias sociales y humanas (sociología, economía, antropología, psicología...) también se explica como consecuencia de la nueva visión del ser humano que vino con el cartesianismo. Tanto es así que ni siquiera ellas, a pesar de llamarse «humanas», han podido sustraerse a la matematización, que se ha convertido en un instrumento necesario en sus investigaciones. Es decir, el modelo, lo que se considera «científico», sigue siendo, se admita o no, lo matemático.
La informática es la última expresión de la actualidad del proyecto cartesiano. De hecho, se habla de «mundo digital», un mundo expresado únicamente con ceros y unos. ¡Es el ideal cartesiano! En un ordenador no hay contradicciones, no hay elementos que no se deriven de los principios establecidos. La deducción siempre es perfecta. La necesidad de lo matematizado sigue dominando.