Descartes: Sustancia, Cuerpo e Ideas como Pilares de su Metafísica

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Sustancia en el Pensamiento Cartesiano

El término sustancia, de naturaleza metafísica, adquiere en el sistema cartesiano un significado distinto del tradicional. La sustancia cartesiana puede entenderse como una transformación o alteración conceptual del sistema metafísico-teológico tradicional heredado de la Escolástica. Este sistema tradicional se basaba en la creencia en una única sustancia (Dios) que crea a las restantes criaturas divinas o seres contingentes. La necesidad del primero contrastaría con la contingencia del segundo grupo.

Descartes, por su parte, aceptaría la definición tradicional de Sustancia infinita (Dios) como aquel ser que para existir solo necesita de sí mismo. Sin embargo, a los seres contingentes les proporcionaría la categoría de sustancia, aunque fuera de una forma finita y entendiéndola como aquel ser cuya existencia necesita del concurso y participación ordinaria de Dios. Aquí se encontrarían el cuerpo y el alma (o pensamiento).

Es con este término con el que Descartes lleva a cabo no solo la fundamentación metafísica de su propio método científico, sino también la defensa de una determinada visión mecanicista del universo, reducible a tres tipos de entes: Dios (sustancia infinita), el pensamiento (res cogitans o sustancia pensante finita) y la materia (res extensa o sustancia extensa finita).

El Cuerpo como Sustancia Finita en Descartes

El término cuerpo (res extensa) se refiere a una de las dos sustancias finitas usadas por Descartes para la fundamentación metafísica de su método científico y para la defensa de una determinada visión mecanicista de la realidad. Esta visión se centra en la existencia de tres tipos de entidades: Dios, el pensamiento (res cogitans) y la materia.

En el contexto de su visión antropológica (su perspectiva sobre la naturaleza y estructura del ser humano), la materia quedaría identificada con el cuerpo. Este se caracteriza por su esencia, la extensión (longitud, anchura y profundidad), y por sus modos o manifestaciones parciales de dicha esencia. Uno de estos modos es fundamental para entender la realidad física: el movimiento.

Descartes postuló que en este cuerpo estaría alojada el alma (res cogitans), interactuando a través de una supuesta glándula que la medicina posterior ha identificado como la glándula pineal.

Las Ideas en la Filosofía Cartesiana

El término ideas en Descartes está muy relacionado tanto con las certezas metafísicas que sustentan su particular visión de la realidad, como con los contenidos y actos mentales que la razón humana puede albergar.

Ideas como Fundamentos Metafísicos

En este sentido, se refiere a las tres ideas innatas fundamentales que Descartes identifica como pilares de su sistema: la idea de Dios, la idea del alma (o pensamiento, res cogitans) y la idea del cuerpo (o materia extensa, res extensa).

Ideas como Actos y Contenidos Mentales

Ideas como Actos Mentales

Como actos mentales, son las operaciones mediante las cuales opera el pensamiento. Desde esta perspectiva, todos los actos de pensar (concebir, juzgar, dudar, etc.) son formalmente iguales en tanto que son modos del pensamiento.

Ideas como Contenidos Mentales (según su origen)

Como contenidos mentales, las ideas difieren en función de su origen. Descartes las clasifica en tres tipos:

  • Ideas adventicias: Aquellas que parecen provenir de la experiencia externa, a través de los sentidos (ej. la idea de un árbol, el sol).
  • Ideas facticias (o ficticias): Aquellas que la mente construye o inventa a partir de otras ideas, mediante la imaginación (ej. la idea de una sirena, un hipogrifo).
  • Ideas innatas: Aquellas que no proceden de los sentidos ni son elaboradas por la imaginación, sino que se encuentran en la razón misma desde el nacimiento, implantadas por Dios (ej. la idea de Dios, de sí mismo como ser pensante, los principios matemáticos).

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