Descartes: Res Cogitans, Res Extensa y la Existencia del Mundo
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Alma y cuerpo: Res Cogitans y Res Extensa
Descartes afirma que ha encontrado una primera certeza, una verdad de la que es imposible dudar: piensa y, por tanto, existe. Esto solo demuestra que es una sustancia cuya esencia es pensar, una “cosa pensante” (“res cogitans”), pero no implica que su cuerpo y el mundo que le rodea también existan. Pues, “podía fingir que no tenía cuerpo y que no había mundo ni lugar alguno en el que me encontrase, pero no podía fingir por ello que no existía”, ya que del hecho mismo de dudar se seguía que existía. Concluye que es una sustancia cuya esencia es pensar, una sustancia pensante o “res cogitans”. Si Descartes ha demostrado que para existir no necesita de lugar alguno ni depende de cosa alguna material, eso quiere decir que esa cosa que piensa puede existir aunque no exista el cuerpo y, por tanto, existe el alma, que es la que piensa, aunque no sepamos si existe el cuerpo.
Descartes se pregunta: ¿existe, entonces, el cuerpo y el resto de los objetos del mundo? Según la hipótesis, un genio maligno podría hacernos creer que existen los cuerpos sin que existiesen realmente, pero no puede hacernos creer que no existimos porque el hecho de pensar implica nuestra existencia. Ahora bien, en sus Meditaciones metafísicas, Descartes afirma que dado que Dios es todopoderoso y bondadoso no podría engañarnos haciéndonos creer que existen los objetos si en realidad no existiesen. Y, su suma bondad y poder tampoco permitirían que otro ser nos engañase, puesto que permitir dicho engaño sería contrario tanto a su bondad como a su omnipotencia. Podemos concluir que las cosas que percibimos a través de los sentidos existen, puesto que si no existiesen Dios no permitiría que las percibiesemos como existentes.
El Error y la Veracidad de Dios
Si Dios es “veracísimo” y no permitiría que creyésemos en la existencia de lo que no existe, entonces, ¿por qué, en muchas ocasiones, los sentidos nos engañan y la razón nos hace caer en el error, en cosas que no existen? Dios no nos engaña, pero caemos en el error por dos razones:
- Nuestra razón nos hace caer en el error porque su capacidad de conocimiento es limitada, mientras que nuestra voluntad de conocer es infinita y cuando permitimos que la voluntad arrastre al entendimiento, caemos en el error.
- Nuestros sentidos nos engañan, pero no en todo lo que percibimos. Según Descartes, hemos de distinguir las cualidades primarias de los objetos de las secundarias. Las primarias serían cualidades esenciales, que no podríamos quitarle sin que dejaran de existir. Las secundarias serían aquellas que, a pesar de cambiar, no harían que los objetos dejasen de existir. Las primarias están relacionadas con su extensión, cualquier cosa material, como nuestro cuerpo, una cosa extensa. Las características de los objetos formarían parte de sus cualidades secundarias, es decir, de aquellas características que dependen de nuestra manera de percibirlos.
Podemos concluir que hay en Descartes una antropología dualista, como en Platón, según la cual el ser humano está compuesto, en primer lugar, por el alma, que es una sustancia (no necesita otra cosa para existir) cuya esencia es el pensamiento (dudar, juzgar, razonar: todos nuestros actos conscientes). Por lo que llama al alma “res cogitans” (cosa o sustancia pensante). Mientras que nuestro cuerpo es otra sustancia (finita) que tiene como esencia la extensión, es una “res extensa”, ya que la extensión es la única cualidad (primaria) de los objetos de cuya existencia tenemos certeza.