Descartes y Hume: Perspectivas Filosóficas sobre el Ser Humano y la Moral

Enviado por Chuletator online y clasificado en Filosofía y ética

Escrito el en español con un tamaño de 4,47 KB

El Ser Humano según Descartes

En el ámbito de la realidad finita nos encontramos con el famoso dualismo cartesiano. Por una parte, la gran máquina del mundo, en la que se integran como máquinas menores las plantas, los animales y el mismo cuerpo del hombre; y por otra, el mundo de los espíritus pensantes (sustancia pensante). Si cada una de las sustancias existe con absoluta independencia, ¿cómo pueden influir las unas en las otras? ¿O cómo nuestro espíritu puede tener sensaciones de cosas extensas y, en su caso, ser aplicables a la sustancia material los conceptos de nuestra razón?

La única respuesta que encuentra Descartes está en Dios. Dios hizo de tal manera el mundo material que son válidos para él los conceptos e intuiciones de nuestra mente. De nuevo nos encontramos, por consiguiente, con el Dios geómetra cartesiano.

En el caso del hombre, la unión entre el cuerpo material y el alma espiritual se realiza en el cerebro, en la glándula pineal. Una parte del cerebro que no es doble y en la que, por consiguiente, se pueden unificar todas las sensaciones que producen los órganos de los sentidos, que sí son dobles. En Las Pasiones del alma nos dice, con todo, que “el alma está realmente unida a todo el cuerpo y no podemos decir que no exista en una cualquiera de sus partes con exclusión de las otras”.

La Ética de David Hume

La Ética de Hume (Tratado de la naturaleza humana e Investigaciones sobre los principios de la moral) se encuentra estrechamente relacionada con su teoría del conocimiento. Si el hombre cuando nace es como una página en blanco, esto vale también para los principios morales; no se puede afirmar que el hombre posea, de forma natural, una serie de nociones sobre lo bueno y lo malo. Los conceptos válidos acerca de lo bueno y lo malo, como el resto de las ideas, sólo pueden tener su fundamento en la experiencia.

a) Utilitarismo

Así, lo bueno estará constituido por las características que posean aquellos comportamientos que, al ser vistos por los demás, agraden y provoquen en ellos aprobación. Por el contrario, las características de aquellos comportamientos que provoquen en los demás desagrado y reprobación constituirán lo malo.

Hume descubre que todos los comportamientos que desencadenan actitudes aprobatorias tienen algo en común: la UTILIDAD. Ahora bien, ¿qué es lo útil? Hume responde diciendo que lo útil es lo que beneficia a alguien; a nosotros y a los demás. Pero esa actitud no es algo natural, sino el resultado de la reflexión, aunque también de un sentimiento que le lleva al hombre a desear la felicidad de los demás.

b) Emotivismo

El hecho de que la actitud de aprobación de lo que beneficia a los demás sea en gran medida resultado de la reflexión no significa que la Ética de Hume sea una ética intelectualista basada exclusivamente en la razón.

Más aún, en opinión de Hume, el conocimiento intelectual no puede ser de ninguna manera el fundamento de los juicios morales, ya que éstos son los que determinan o impiden el comportamiento del hombre y la razón не puede llevar a cabo esta tarea. “La moral suscita las pasiones y produce o impide las acciones. Pero la razón es de suyo absolutamente impotente en este caso particular. Luego las reglas de moralidad no son conclusiones de nuestra razón” (Tratado de la naturaleza humana, pág. 675).

Por otra parte, los juicios morales tampoco pueden tener un origen racional, ya que el conocimiento racional sólo puede ser o bien de relaciones entre ideas (no es éste el caso de los juicios morales) o bien de hechos, y los hechos no son juicios morales.

El sentimiento desempeña un papel fundamental en su concepción ética. Según Hume, si no hubiera un sentimiento de humanidad, un sentimiento de “cierta sensibilidad ante la felicidad de la humanidad y de repudio de su miseria”, el hombre sentiría indiferencia ante los comportamientos útiles.

La razón tiene la función de señalar cuáles son los medios de lograr la felicidad y de evitar la miseria, pero ni nos impulsa a conseguir una ni a evitar la otra. Este es el papel del sentimiento. Por eso, como en la moral lo importante es la actuación y ésta necesita de algo que la mueva (el sentimiento), podemos calificar con todo derecho la ética de Hume de ética emotivista.

Entradas relacionadas: