Descartes y Hume: Confrontando la Sustancia y el Subjetivismo en la Filosofía Moderna
Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Filosofía y ética
Escrito el en español con un tamaño de 4,78 KB
La Sustancia Cartesiana y la Crítica Empirista de Hume
Cuando Descartes encuentra la primera verdad, "pienso, luego existo", cree que este conocimiento le garantiza que él mismo es una sustancia pensante. No concluye en tesis del tipo "hay un pensamiento", sino "hay una sustancia que piensa". El racionalismo consideró que, a partir de esta primera verdad, se podía concluir también en la consideración del yo como una sustancia, como una entidad dotada de simplicidad y permanencia, y que fácilmente podía interpretarse en términos espiritualistas (es decir, como alma).
Locke y Berkeley no rechazan este planteamiento; sin embargo, Hume sí. Extrayendo todas las consecuencias de la aplicación del criterio empirista del conocimiento a esta cuestión, observa que, si nos atenemos exclusivamente a lo que percibimos cuando miramos hacia nuestra propia mente, no encontramos allí ninguna impresión que sea permanente ni tampoco simplicidad; encontramos, más bien, una continua sucesión de una idea tras otra.
La tesis del yo como sustancia estaría fundamentada si tuviésemos una impresión correspondiente a dicho carácter sustancial, es decir, una impresión permanente a lo largo de nuestra vida psíquica. Pero eso no es así; más bien, ocurre que a una impresión le sigue otra, y a esta otra... De este modo, Hume concluye que no existe el yo como sustancia, como algo distinto de las impresiones e ideas, y que sea algo así como el sujeto permanente de los actos psíquicos. La conciencia de la identidad que tenemos de nosotros mismos (es decir, que nos creemos los mismos a lo largo del tiempo) no proviene de aquel supuesto carácter sustancial de nuestro yo, sino más bien de la memoria de la sucesión de distintas impresiones: confundimos sucesión con identidad. El yo no es otra cosa que el conjunto de impresiones (de actos psíquicos).
El Subjetivismo en Descartes y Hume
Descartes: La Certeza del Cogito
Descartes dice que no se puede fundamentar la filosofía en el mundo, porque ¿quién sabe hasta qué punto los sentidos nos engañan y si algo de lo que vemos es plenamente real? Ya no se trata de que los sentidos me puedan engañar en determinadas circunstancias, haciéndome ver una cosa diferente de cómo es en realidad, sino que todavía es más grave. Pero, ¿dónde encontrará Descartes esa verdad? Esa verdad solo podrá encontrarse en el propio sujeto, en el propio yo: ¡puedo dudar de todo, pero no de que estoy dudando; este yo que está dudando y pensando existe!
Todo puede ser falso, pero yo, que estoy considerando que todo puede ser falso, no puedo serlo. El cobrar conciencia de mi propio dudar asegura la realidad de mi propio ser: "Pienso, luego existo", frase utilizada en el Discurso del Método por este filósofo. El pensamiento es todo aquello que ocurre dentro de nosotros: negar, afirmar, dudar, comprender... El pensamiento es, pues, todo acto consciente del espíritu. Esto muestra una clara posición subjetivista, ya que la evidencia se da solamente en el interior del sujeto. Pero esta subjetividad puede ser objetiva, es decir, verdadera, pues en todo conocimiento verdadero y evidente hay aspectos subjetivos que no afectan a la objetividad misma del conocimiento, al objeto mismo conocido, sino solo al modo como se le conoce.
Hume: Sentimiento Moral y Empirismo
Hume, enunciando que la moral es cuestión de sentimiento más que de hecho, afirma:
"Examinadlo desde todos los puntos de vista posibles, a ver si se puede encontrar esta cuestión de hecho o existencia a que llaman vicio… Nunca se puede descubrir hasta el momento en que se dirija la reflexión a su propio pecho y encontrarán allí un sentimiento de desaprobación que en ustedes se levanta contra esa acción. He aquí una cuestión de hecho: pero es objeto del sentimiento, no de razón."
Ahora bien, aun siendo un inspirador del subjetivismo ético, Hume no era propiamente un subjetivista, pues confiaba en que el sentido moral, propio de la naturaleza humana, era estable y compartido por todos los hombres. Hume confía en que el ser humano posee sentimientos morales, por lo cual, más que un subjetivista moral, Hume podría ser criticado como un "fidelista de la naturaleza". Sin embargo, esto no es obstáculo para darse cuenta de que, a pesar de ser empirista, Hume da al hombre una cierta primacía en el conocimiento.