Descartes: La Duda Metódica y la Certeza de la Existencia
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La Duda Metódica y la Primera Verdad en Descartes
La duda metódica es un ejercicio de escepticismo que consiste en poner radicalmente a prueba todas nuestras creencias con la esperanza de encontrar una certeza metafísica indubitable de la que, suponiendo un universo sistemático y coherente de la razón, deducir el resto de la realidad. El proceso de dudar metódicamente de todo se desarrolla como sigue:
- Primero, se duda de los sentidos, puesto que a menudo nos engañan; no podemos fiarnos de su testimonio.
- En segundo lugar, se duda de los razonamientos, ya que no hay nadie que no haya errado en el ejercicio del cálculo. ¿Cómo estar seguros de no errar de nuevo en el momento más inoportuno?
- Después, se duda del pensamiento, planteando el gran problema de la filosofía moderna. Si cuando soñamos estamos tan seguros de lo que vemos como cuando estamos despiertos, ¿de qué vale esa seguridad? Lo cierto es que pensamos ideas, pero no sabemos si esas ideas que pensamos realmente tienen correspondencia con el mundo. La experiencia cotidiana del error nos mueve a pensar que la realidad es algo que se nos escapa.
La Primera Verdad y su Naturaleza
El moderno filósofo francés, en la búsqueda de esa verdad indubitable de la que deducir el resto de la realidad, concluye: «Pienso, luego existo» (Cogito, ergo sum). Es decir, si se piensa, no se puede dudar de que se es.
El pensamiento puro, la conciencia, es la primera verdad: si pienso, es necesario que exista el yo que piensa, cuya naturaleza es pensar ideas. Lo propio del yo puro, de la mente, es tener ideas.
El problema es qué deducir de semejante verdad: ¿cómo algo que yo invento, mis ideas, pueden ser verdaderas y corresponder al mundo? ¿Cómo se pasa de la certeza a la verdad, es decir, cómo salir del solipsismo del sujeto al encuentro del mundo?
Descartes responde que si Dios existe, su infinita benevolencia ha de garantizar la correspondencia entre el pensamiento y el mundo. Así, Descartes propone tres argumentos metafísicos a priori con los que pretende demostrar la existencia de Dios:
- Argumento de las ideas innatas: Como poseemos la idea de infinito y carecemos de una referencia empírica que explique dicha idea, esta ha de venir de Dios, que es infinito y pone dicha idea a nuestra disposición para revelarse a nuestra razón.
- Argumento de los seres contingentes: Observamos que todo ser es contingente, pero que el universo no perece con los seres; ha de haber, por lo tanto, un ser necesario que soporte la contingencia existencial de los seres. Ese ser es Dios.
- El argumento ontológico: Partiendo de la idea de un ser perfecto, dicho ser ha de poseer, en tanto que perfecto, el atributo de la existencia. Dios es ese ser perfecto.