Descartes: Duda Metódica y la Búsqueda de la Certeza
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Pares de Nociones: Duda y Certeza
3.1. Duda y Certeza
Para entender correctamente el significado y la importancia de la duda para Descartes, hemos de tener en cuenta que, para él, ésta es necesaria como “medicina mental” que cure o libere al saber de los prejuicios a los que se veía sometido por la filosofía escolástica. El principal objetivo de toda su filosofía será encontrar la certeza, es decir, una verdad de la que podamos estar seguros, basándose tan sólo en el buen uso de la razón. Para ello será necesario poner en cuestión todo el conjunto del saber recibido de la tradición filosófica anterior y, por eso, la duda será el punto de partida de su propio método para encontrar la verdad. De modo que pondrá en duda todo conocimiento de cuya verdad no podamos estar totalmente seguros. Examinará todas las ideas que tenemos de las cosas para ver si existe alguna que no sea eliminada por la duda y se muestre indudablemente cierta, con el fin de no tomar nunca por verdadera una idea que pueda ser falsa.
Características de la Duda
a) La duda es metódica, porque en ella se basa la primera regla de su método para descubrir una verdad indudable y no tomar nunca por verdadera una idea que sea falsa. No debemos aceptar como verdadero nada más que lo que se presente tan “clara y distintamente” que no sea posible ponerlo en duda. Con lo cual, la evidencia se basa en que la verdad de dichas ideas sea “indudable”. Y, para ello, empezará dudando de todos los conocimientos que ha adquirido.
b) La duda es universal y radical porque pone en cuestión todos nuestros conocimientos, tanto los recibidos por los sentidos como los que proceden de la razón o de la ciencia. Además, la duda debe aplicarse a todo lo que pueda ser dudado. De manera que no sólo duda de aquello que comprobamos que es falso sino que, incluso en el caso de que no podamos demostrar que algo es falso, si nos cabe alguna duda de que sea verdadero, podemos considerarlo como si realmente fuese falso.
Duda de los Sentidos
Porque nos engañan en muchas ocasiones y, por tanto, pueden engañarnos siempre y hemos de considerar falsos todos los conocimientos que procedan de ellos. Pues, no hay certeza alguna de que dichos conocimientos sean verdaderos. Es más, Descartes no sólo duda de la verdad de algunas percepciones concretas, sino de todas, porque es imposible distinguir lo que percibimos cuando soñamos de lo que captan nuestros sentidos cuando estamos despiertos. Con lo cual, pone en cuestión absolutamente todas las percepciones de nuestros sentidos.
Duda de la Razón
Porque muchas veces nos equivocamos al razonar y caemos en el error. Y, aunque hay conocimientos que creemos que son verdaderos tanto en el sueño como en la vigilia, según Descartes, también pueden ponerse en cuestión, porque todos los razonamientos, incluso aquellos que nos parecen más evidentes, también podrían ser falsos. Pues, como sostiene en sus Meditaciones metafísicas, Dios o un genio maligno podría hacer que nos engañásemos siempre, haciéndonos creer que algo que es falso nos parezca verdadero. De modo que la duda llega a extenderse a todos los conocimientos, porque todos le parecen dudosos. Y, por ello, decimos que la duda es universal.
Descartes se da cuenta de que por mucho que dude de todo hay, algo de lo que no puede dudar y es de que piensa. Y, por tanto, tengo que existir, pues, si no existiese no podría dudar. Lo que resume con su famosa frase: “Pienso luego existo”. De modo que, al menos, hay algo de lo que está completamente seguro y es de que es “una cosa que piensa”. Con lo cual, el “cogito” se convierte, para él, en la primera certeza y en el primer principio metodológico del que deducirá todas las demás verdades. Pues, según él, una sola verdad de la que estuviéramos totalmente seguros bastaría para deducir de ella todo el sistema de la nueva filosofía.