Descartes: Dualismo Antropológico y la Búsqueda de la Libertad en la Filosofía Moderna

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La Filosofía Moderna y la Crisis del Saber

La filosofía moderna, cuyo inicio se atribuye a Descartes, emerge como una respuesta a la profunda crisis del saber que se produce con el declive de la Escolástica y de la ciencia aristotélica. Este declive se debe, en gran medida, al triunfo de la nueva ciencia, a los descubrimientos sobre la forma de la Tierra y su posición en el universo, y a las guerras religiosas que cuestionaron la doctrina de la Iglesia.

Debido a esta crisis del saber, tanto los filósofos racionalistas como los empiristas y, posteriormente, Kant, anteponen el problema del conocimiento al de la metafísica. Se preguntan si es posible alcanzar un conocimiento universal y necesario del que no se pueda dudar.

La Preocupación por el Ser Humano en la Filosofía Racionalista

Es crucial destacar que la motivación última de la filosofía racionalista no reside en su interés por el conocimiento científico-teórico de la realidad, sino en una profunda preocupación por el ser humano y la orientación de su conducta, buscando hacer posible una vida plenamente racional. Para Descartes, el objetivo final de la filosofía es abordar un problema antropológico: fundar en la razón el uso de la libertad, con el fin de alcanzar la felicidad y la perfección humanas.

El Dualismo Cartesiano

Siguiendo la línea de Platón, Descartes defiende una concepción dualista del ser humano, aunque más exagerada y radical. Considera que el cuerpo y el alma son sustancias totalmente distintas, autónomas y autosuficientes, con características, procesos y modelos explicativos distintos e incompatibles.

La Duda Metódica y la Distinción entre Alma y Cuerpo

La visión de Descartes sobre el ser humano se basa en su teoría del conocimiento, específicamente en la duda metódica. En la "Sexta Meditación", distingue el yo como pensante e inextenso, conocido de manera inmediata y clara, del cuerpo, que describe como extenso y no pensante. Concluye que el alma, identificada con el yo, es absolutamente distinta del cuerpo y puede existir sin él, ya que se puede dudar de la existencia del cuerpo, pero no de la propia conciencia.

La Libertad Humana y la Independencia del Alma

Descartes busca preservar la independencia del alma respecto al cuerpo para defender la libertad humana. Al considerar el cuerpo como extensión y materia, sujeta a leyes deterministas, responde a la concepción mecanicista que, sin embargo, niega espacio para la libertad y los valores espirituales. Para mantener la libertad del alma, Descartes separa a esta del mundo, identificándola con el ser humano, afirmando su autonomía e independencia de la materia y, por tanto, su libertad. Esta libertad nos permite ser dueños de nuestras propias acciones y, en consecuencia, ser sujetos morales.

La Relación entre Alma y Cuerpo

La independencia de las sustancias plantea a Descartes el problema, que ya encontró Platón, de la relación o comunicación entre el cuerpo y el alma.

Sensaciones Externas e Internas

Descartes sostiene que la relación entre el alma y nuestro cuerpo es diferente a la que tiene con otros cuerpos. Para explicarlo, distingue dos tipos de sensaciones: externas e internas. Las externas nos conectan con otros cuerpos, mientras que las internas nos conectan con el nuestro "desde dentro". Aunque el alma se extiende por todo el cuerpo, Descartes destaca un lugar central de conexión alma-cuerpo: el cerebro, especialmente la glándula pineal.

Conclusión: La Antropología Cartesiana y la Vida Moral

La antropología de Descartes combina influencias platónicas con la moderna mecánica clásica de Galileo, Newton y Kepler. Ante la matematización de la naturaleza, Descartes busca una visión del ser humano no determinista para preservar la libertad y dar sentido a la vida moral.

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