Descartes: La Búsqueda Racional de la Certeza y el Conocimiento
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Comentario 1: La Búsqueda de la Certeza en Descartes
El problema central del fragmento es el de la fundamentación del conocimiento verdadero. Descartes busca establecer una base firme e indudable para la filosofía y la ciencia, enfrentándose al escepticismo y la posibilidad del error en el conocimiento humano.
La problemática planteada por Descartes se sitúa en la cuarta parte de su Discurso del método “para guiar bien la razón y buscar la verdad en las ciencias”, que forma parte del prólogo a sus tratados científicos. En ella expone el método que desarrolla, más tarde, en sus Meditaciones metafísicas, publicado en 1641.
Descartes defiende la necesidad de dudar de todo conocimiento previo para descubrir una verdad absoluta que sirva como fundamento seguro. A través de la duda metódica, rechaza la validez de los sentidos y del razonamiento común, hasta encontrar una certeza indubitable: cogito, ergo sum (pienso, luego existo).
Descartes comienza observando que los sentidos nos engañan a veces, por lo que no pueden ser una fuente fiable de conocimiento. Señala que incluso en razonamientos matemáticos se pueden cometer errores, por lo que también deben ser cuestionados. Plantea la hipótesis del sueño, según la cual no podemos distinguir con certeza entre la vigilia y el sueño, lo que le lleva a dudar de toda realidad externa. Sin embargo, advierte que, aunque dude de todo, no puede dudar de que él mismo está pensando, ya que dudar es una forma de pensar. De ello concluye que su existencia como ser pensante es indudable.
Este fragmento es clave en la filosofía de Descartes, pues expone su método de la duda y el descubrimiento del cogito, que será el fundamento de su sistema filosófico. A partir de esta verdad indudable, Descartes intentará reconstruir el conocimiento mediante la razón.
Finalmente, este fragmento representa el punto de partida del racionalismo moderno y marca una ruptura con la filosofía escolástica, estableciendo un nuevo modelo de conocimiento basado en la razón.
Disertación 1: La Duda Cartesiana y la Era de la Desinformación
En el fragmento del Discurso del método de René Descartes, el filósofo plantea la necesidad de poner en duda todo lo que creemos saber para encontrar una verdad sólida e indiscutible. Descartes comienza por dudar de los sentidos, ya que pueden engañarnos, y también de las ideas que tenemos, porque incluso los razonamientos más simples pueden ser erróneos. Finalmente, llega a la conclusión de que, aunque todo pueda ser dudoso, el hecho de que uno esté pensando es la única certeza que no puede ser cuestionada. De ahí surge su famosa frase “pienso, luego soy” (cogito, ergo sum), que significa que si uno está dudando, es porque existe como pensante.
Este tipo de reflexión se conecta con problemas actuales, como la desinformación y la manipulación de los medios. Hoy en día, vivimos en una era en la que estamos constantemente expuestos a información falsa o manipulada, y muchas veces no sabemos distinguir lo verdadero de lo falso. Si Descartes pensaba que era necesario dudar de todo para encontrar una verdad firme, hoy en día también necesitamos cuestionar lo que nos dicen los medios, las redes sociales y hasta nuestras propias creencias para no caer en engaños. Al igual que él, debemos ser capaces de analizar la información de manera crítica, sin dejarnos llevar por lo que parece obvio o por lo que todos piensan. Solo así podremos encontrar certezas fundamentadas y tomar decisiones más informadas en un mundo lleno de incertidumbres.
Comentario 2: El Cogito y el Criterio de Verdad Cartesiano
El problema central del fragmento es la fundamentación del conocimiento y la certeza de la propia existencia. Descartes busca una verdad indudable que sirva como base para su filosofía y encuentra esta certeza en el pensamiento mismo. Además, plantea el criterio de verdad que permitirá distinguir el conocimiento verdadero del falso.
La problemática planteada por Descartes se sitúa en la cuarta parte de su Discurso del método “para guiar bien la razón y buscar la verdad en las ciencias”, que forma parte del prólogo a sus tratados científicos. En ella expone el método que desarrolla, más tarde, en sus Meditaciones metafísicas, publicado en 1641.
Descartes sostiene dos tesis fundamentales en este fragmento. La primera es que el pensamiento es la esencia del yo, lo que significa que el alma es una sustancia independiente del cuerpo y su existencia no depende de la realidad material. La segunda es la formulación de un criterio de verdad: todo aquello que se conciba con claridad y distinción debe ser considerado verdadero.
Descartes comienza con la duda metódica y señala que puede dudar de todo lo material, incluso de su propio cuerpo y del mundo externo, pero no puede dudar de que está pensando. A partir de esta reflexión, concluye que el pensamiento es la prueba indudable de su existencia (cogito, ergo sum). Luego, observa que la certeza de esta verdad radica en el hecho de que la percibe de manera clara y distinta, lo que le lleva a formular su criterio de verdad: aquello que percibimos de forma clara y distinta debe considerarse verdadero.
Este fragmento es clave en la filosofía cartesiana porque establece la base de su racionalismo. La certeza del cogito le permite construir el conocimiento sobre principios seguros, en contraposición a la escolástica y el escepticismo. Además, el criterio de claridad y distinción será fundamental para su posterior demostración de la existencia de Dios y la realidad del mundo. Este fragmento representa el inicio de la filosofía moderna al colocar la razón como fundamento del conocimiento y establecer un método riguroso para alcanzar la verdad.
Disertación 2: Relevancia Actual del Dualismo Cartesiano
En este fragmento del Discurso del Método, Descartes reflexiona sobre la certeza de su existencia a partir de la duda radical. Al plantearse si puede dudar de todo, llega a la conclusión de que no puede dudar de su propia existencia, ya que el simple hecho de dudar implica pensar, y al pensar, sabe que existe. Esta reflexión lo lleva a separar la mente del cuerpo, ya que el pensamiento no depende de la materia. Según Descartes, la mente es lo único que está realmente claro y cierto, independientemente del cuerpo o el mundo exterior.
Hoy en día, esta idea de Descartes puede relacionarse con la creciente desconexión entre lo físico y lo digital en nuestra sociedad. Vivimos en una era en la que las personas pueden pasar mucho tiempo en mundos virtuales, como redes sociales y videojuegos, lo que nos lleva a cuestionar qué es lo “real”. Al igual que Descartes se dio cuenta de que, aunque todo pudiera ser una ilusión, su pensamiento seguía siendo indudable, hoy podemos decir que aunque las interacciones en línea no sean tangibles, las experiencias y emociones que generamos en estos mundos también son parte de nuestra existencia.
Además, la reflexión de Descartes sobre la certeza de lo que concebimos claramente y de manera distinta también puede aplicarse a la información que consumimos. Vivimos rodeados de datos y opiniones, pero es importante que, al igual que Descartes, aprendamos a identificar lo que realmente entendemos de manera clara y distinta, para no caer en engaños o desinformación.
Ejercicio 2: Fundamentos del Pensamiento Cartesiano
La filosofía de René Descartes surge como respuesta a dos grandes tradiciones anteriores: la escolástica medieval y el escepticismo moderno.
Contexto Filosófico: Escolástica y Escepticismo
La escolástica fue la corriente filosófica predominante en la Edad Media, basada en la conciliación entre razón y fe. Su método se fundamentaba en la autoridad de Aristóteles y Santo Tomás de Aquino, con la idea de que la razón debía estar subordinada a la teología. Sin embargo, Descartes critica este sistema porque, en su opinión, no proporciona certezas absolutas, sino meras opiniones discutibles.
Por otro lado, el escepticismo moderno, representado por autores como Montaigne, ponía en duda la posibilidad de alcanzar un conocimiento verdadero. En una época marcada por guerras y crisis de valores, el escepticismo promovía la idea de que no existe una verdad universal, ya que el conocimiento depende del individuo y sus percepciones. Frente a este panorama de incertidumbre, Descartes busca un punto de partida seguro para la filosofía, un conocimiento que no pueda ser puesto en duda.
La Búsqueda de Certezas Absolutas
Para Descartes, el conocimiento debe basarse en certezas absolutas. No basta con opiniones o creencias probables; es necesario un criterio que garantice la verdad de manera indiscutible. Este deseo de certeza surge de la crisis del pensamiento medieval, donde el desacuerdo entre distintas escuelas filosóficas y teológicas demostraba la falta de una base firme para el saber.
El Método Cartesiano
Descartes considera que la ciencia y la filosofía deben construirse sobre principios claros y evidentes, siguiendo un método riguroso que permita distinguir lo verdadero de lo falso. Así, su objetivo es hallar una verdad indudable sobre la cual edificar el conocimiento. Para alcanzar esa certeza absoluta, Descartes elabora un método inspirado en las matemáticas, basado en cuatro reglas fundamentales:
- Evidencia: Aceptar solo aquello que sea claro y distinto, sin posibilidad de duda.
- Análisis: Dividir los problemas en partes más simples para comprenderlos mejor.
- Síntesis: Ordenar los pensamientos desde los más simples hasta los más complejos.
- Enumeración: Revisar cada paso para evitar errores.
La Duda Metódica y el Cogito
El punto de partida de este método es la duda metódica, que consiste en rechazar provisionalmente cualquier conocimiento que pueda ser dudoso. Descartes duda de los sentidos, porque a veces nos engañan; duda de las matemáticas, porque incluso los razonamientos más simples pueden contener errores; y hasta duda de la realidad misma, ya que podríamos estar soñando sin darnos cuenta. Sin embargo, al llevar esta duda al extremo, descubre que hay algo de lo que no puede dudar: el hecho de que está pensando. De ahí surge su célebre principio cogito, ergo sum (pienso, luego existo), que se convierte en la primera verdad indudable de su sistema filosófico.
El Sujeto Pensante y el Racionalismo
Con el cogito, Descartes establece que la única certeza inicial es la existencia del sujeto pensante. La verdad no depende del mundo exterior, sino de la razón misma. Esto supone una revolución en la filosofía, ya que otorga al sujeto racional un papel central en la búsqueda del conocimiento.
Este planteamiento da origen al racionalismo moderno, que defiende que la razón es la única fuente fiable de conocimiento, en contraposición al empirismo, que otorga primacía a la experiencia sensorial.
La Existencia de Dios y del Mundo Exterior
Para avanzar más allá del cogito y justificar la existencia del mundo exterior, Descartes busca demostrar la existencia de Dios. Argumenta que la idea de un ser perfecto no puede provenir de un ser imperfecto como el hombre, por lo que debe haber sido puesta en nosotros por un ser infinito y perfecto. La existencia de Dios garantiza que nuestras ideas claras y distintas son verdaderas y que el mundo exterior existe realmente.
Legado de Descartes
Con este sistema, Descartes establece un nuevo modelo de conocimiento basado en la razón, que rompe con la escolástica y supera el escepticismo. Su filosofía inaugura la modernidad y sienta las bases del pensamiento racionalista que influirá en toda la filosofía posterior.
Ejercicio 3: Comparación entre Descartes y Platón
René Descartes (1596-1650) y Platón (427-347 a.C.) comparten una visión racionalista del conocimiento, pues ambos consideran que la razón es la vía principal para alcanzar la verdad, en contraposición a los sentidos, que pueden engañar. Sin embargo, difieren en su concepción de la realidad y en su método para acceder al conocimiento.
Platón: Teoría de las Ideas y Anamnesis
Platón desarrolla su teoría de las Ideas, según la cual el mundo sensible es una copia imperfecta del mundo inteligible, donde residen las Ideas eternas y verdaderas. Para él, conocer es recordar (anamnesis), ya que el alma ha contemplado las Ideas antes de encarnarse en el mundo material. Así, su pensamiento es dualista: distingue entre el mundo físico, mutable e imperfecto, y el mundo inteligible, eterno e inmutable.
Descartes: Dualismo Metafísico y Cogito
Descartes también sostiene un dualismo, pero de carácter metafísico y epistemológico: distingue entre la res cogitans (mente) y la res extensa (materia). A través de su duda metódica, busca un conocimiento indudable y lo encuentra en el cogito ergo sum (pienso, luego existo). A diferencia de Platón, no postula un mundo trascendente de Ideas, sino que fundamenta el conocimiento en la certeza racional del sujeto pensante.
Conclusión Comparativa
Descartes supera a Platón al establecer un método basado en la duda sistemática, lo que marca el inicio de la filosofía moderna. Sin embargo, ambos coinciden en su defensa del racionalismo y en la búsqueda de verdades universales mediante la razón.
Definiciones Clave Cartesianas
- Cuerpo (Res extensa)
- Sustancia corporal cuyo atributo definitorio es la extensión. Cuerpo y alma determinan el dualismo cartesiano.
- Sustancia
- Es aquello que existe de tal manera que no necesita de ninguna otra cosa para existir. Solo Dios se ajusta estrictamente a esta definición, pero Descartes la aplica también al alma y al cuerpo (sustancias creadas), que no necesitan el uno del otro para existir.
- Alma (Res cogitans)
- Sustancia que piensa; es lo más característico de la realidad de cada individuo.
- Certeza
- Es la seguridad con que Descartes admite que una idea es verdadera. La certeza es la característica de la evidencia.
- Evidencia
- Manifestación clara de la verdad de una idea. Tiene dos notas características: claridad y distinción. Es un criterio de conocimiento de carácter subjetivo.