Descartes: La Búsqueda de la Certeza a Través del Método y la Duda
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El Problema del Conocimiento y el Desarrollo Científico
La necesidad urgente de una reflexión social y política hizo imprescindible buscar nuevas aproximaciones al conocimiento. La inspiración para los nuevos modelos de conocimiento provino de la ciencia, y los filósofos adoptaron dos posiciones principales:
- Por un lado, aquellos que, en su búsqueda, hicieron prevalecer el papel constructivo y ordenador de la razón, lo que denominamos racionalismo.
- Por otro lado, el empirismo, más inspirado en las ciencias naturales que en las matemáticas.
Ambas corrientes comparten el hecho de otorgar una gran importancia a la conciencia humana como punto de partida de cualquier conocimiento. Esto fue destacado especialmente por Descartes.
En este contexto, se crearon las academias, ambientes abiertos a la investigación y a la libre discusión de ideas, en contraste con las universidades, ancladas en el viejo modelo escolástico e incapaces de adaptarse a los nuevos tiempos.
La Necesidad de un Nuevo Método Único
La crisis del aristotelismo situó en primer plano la necesidad de nuevas certezas. Puestos a reflexionar sobre lo que sabemos, el primer paso consiste en meditar sobre el método, es decir, el camino que debemos seguir para llegar a establecer un conocimiento cierto.
En este sentido, la tesis aristotélico-tomista, que había dominado el mundo intelectual durante siglos, defendía la diversidad de métodos. Dado que los objetos que conocemos son de naturaleza muy diversa, también debían serlo los métodos.
Frente a esta concepción, Descartes insistió de modo innovador en la unidad del método, partiendo de la unidad de la razón. Si la razón es una, por más que pueda aplicarse luego al estudio de objetos diversos, debe haber una única forma correcta de utilizarla; por lo tanto, debe haber un método común.
Por consiguiente, la primera tarea de la filosofía será buscar el método correcto. Según Descartes, hay que avanzar evitando los errores y el dispendio de esfuerzos inútiles.
Las Cuatro Reglas del Método Cartesiano
Descartes, decepcionado con lo que había estudiado, se inspiró en el único modelo de conocimiento que encontraba riguroso: las matemáticas. Propuso aplicar el mismo procedimiento al estudio de todas las cosas: la búsqueda de unos principios absolutamente evidentes y la deducción de las demás verdades a partir de dichos principios.
Las reglas de su método quedan reducidas a cuatro:
- Regla de la Evidencia: Hay que evitar la precipitación y los prejuicios. Las ideas sometidas a estudio tienen que ser claras y distintas, de forma que podamos aceptarlas como principios evidentes.
- Regla del Análisis: Consiste en el análisis de los problemas complejos, dividiéndolos en sus partes más simples, hasta que cada cosa sobre la que deba juzgar la razón sea conceptualmente independiente de cualquier otra y se presente a la razón como evidente.
- Regla de la Síntesis: Habrá que deducir ordenadamente las consecuencias. Si aplicamos las reglas de la lógica, estas consecuencias serán tan dignas de confianza como los principios evidentes de los que las hemos derivado.
- Regla de la Enumeración y Revisión: Consiste en una nueva llamada a la prudencia y en revisar minuciosamente todo el proceso para garantizar la validez del procedimiento.
La Duda Metódica de Descartes
Cualquier duda es motivo suficiente para no incluir en el sistema la afirmación dudosa, puesto que solo se acepta lo que es evidente. No se trata de decir que algo que no es evidente es falso, pero no podemos considerarlo verdadero.
Descartes, dispuesto a aplicar la duda metódica, descarta progresivamente los puntos de partida del conocimiento que consideramos más sólidos:
- No podemos tomar como fundamento la experiencia de los sentidos, dado que los sentidos a veces nos engañan, por lo que no merecen confianza absoluta.
- Tampoco podemos partir de la experiencia del propio cuerpo, dado que esta podría ser solo un sueño. Con esta hipótesis, Descartes quiere demostrar la imposibilidad de distinguir entre la realidad y la ficción.
- Incluso las verdades matemáticas, que parecen innegables tanto si se duerme como si se está despierto, son puestas en duda.