El Desastre del 98: Pérdida de Cuba y Filipinas

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Crisis de 1898 y Liquidación del Imperio Colonial

Antecedentes: La Cuestión Cubana

Tras la muerte de Alfonso XII en 1885, se inicia la regencia de su madre, María Cristina. El turno de partidos se mantendrá durante la regencia gracias al Pacto del Pardo, en el que Sagasta pondrá como condiciones tres asuntos:

  • Libertad de asociación.
  • Libertad de partidos políticos.
  • Aprobación del sufragio universal.

El régimen de la Restauración se vio muy afectado por la llamada cuestión cubana, que ya había dado lugar a la Primera Guerra de Cuba, resuelta por Martínez Campos. En 1878 incluía los siguientes problemas:

  • Las aspiraciones cubanas: Las revueltas de 1879, 1883 y 1885. Su represión y las promesas no cumplidas alimentaron el nacionalismo popular en Cuba. Los criollos ricos se sumaron al independentismo.
  • La resistencia española: Funcionarios, comerciantes y azucareros españoles se negaban a admitir ningún tipo de autonomía. En la península, el comercio con Cuba era un mercado en régimen de monopolio que proporcionaba a España un saldo positivo. Se intentó convertir a Cuba en una provincia más de España. Los cubanos autonomistas se sumaron a los independentistas. Además, la prometida abolición de la esclavitud en la isla fue tardía.
  • Los intereses y el papel de los EE. UU.: Cuba obtenía gran parte de sus ingresos de EE. UU., exportaba allí más del 90% de la producción de azúcar y tabaco. En 1892, este país obtuvo un arancel favorable para sus productos y después financió a los independentistas para ejercer de árbitro cuando surgiera un conflicto entre Cuba y la metrópoli.

La Guerra de Cuba (1895-1898) y el Conflicto con EE. UU.

El “Grito de Baire”

La guerra estalló de nuevo en 1895 con el “Grito de Baire”, nombre con el que se conoce el levantamiento que tuvo lugar en la parte oriental de la isla. José Martí y Máximo Gómez serán los líderes civil y militar. A la muerte de Martí, Gómez y Antonio Maceo asumen la dirección militar de los rebeldes.

La Política Española Durante la Crisis

La negociación de Martínez Campos no dio resultado. Sagasta dimitió, dando paso a los conservadores de Cánovas del Castillo. Este envió al general Valeriano Weyler como gobernador para controlar la rebelión por la fuerza y con métodos “salvajes” que afectaron a toda la población civil. Esta política restó aún más popularidad a los españoles en Cuba y acarreó críticas internacionales, sobre todo de la prensa sensacionalista norteamericana. Sagasta cesó a Weyler e inició una política de conciliación con los cubanos, concediendo la autonomía. Parecía todo encaminado cuando se produjo el incidente del acorazado Maine.

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