El Desastre de 1898: Orígenes, Conflicto y Consecuencias para España
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El Desastre de 1898: El Ocaso del Imperio Español y el Surgimiento del Regeneracionismo
La pérdida de los restos del imperio colonial en 1898 a manos de EE. UU. (Cuba y Filipinas, sobre todo) abrió una profunda crisis política en España, donde se cuestionaron los fundamentos del régimen de la Restauración. Estas críticas obligaron al gobierno de Alfonso XIII a proyectar una serie de reformas de escasa eficacia, como se demostró en la Semana Trágica de 1909, que anunció el principio de la crisis final de la Restauración.
La Cuestión Cubana: Intereses y Levantamientos
Intereses Económicos Españoles en Cuba
En Cuba, España poseía poderosos intereses económicos: la isla era la principal exportadora mundial de azúcar, y también destacaba en la producción de café y tabaco. Además, Cuba constituía un importante mercado para las producciones españolas, lo que se reflejaba en la aplicación de elevados aranceles proteccionistas. Estos aranceles perjudicaban los intereses de los hacendados isleños y de Estados Unidos, que compraba la mayor parte de las exportaciones cubanas, pero que solo cubría un tercio de las importaciones de la isla.
Las Insurrecciones Cubanas
La primera insurrección cubana por la independencia (1868-1878), en la que solo se hicieron a los cubanos algunas promesas autonomistas, se reanudó en 1895, tras el rechazo a la nueva ley de aranceles de 1891 y a un tímido proyecto de autonomía para la isla propuesto por los liberales.
La guerra se inició en febrero de 1895, bajo el liderazgo de José Martí, lo que provocó el envío sucesivo por Cánovas a la isla de los generales Martínez Campos, más conciliador, y de Weyler, más duro. Este último llegó a concentrar a la población campesina en aldeas fortificadas para impedir su apoyo a los guerrilleros insurrectos.
El fracaso de sus actuaciones, que solo trajeron penalidades para la población y graves daños a la economía cubana, además de no impedir el altísimo número de muertes entre los soldados españoles (la mayoría por enfermedades), llevó a un último intento de solución pacífica con el relevo de Weyler y la concesión de una autonomía más amplia. Sin embargo, esta llegaba demasiado tarde: los independentistas ya no la aceptaban y Estados Unidos había decidido intervenir.
La Intervención de Estados Unidos y la Guerra Hispano-Estadounidense
Esta situación crítica de Cuba se unía a la de Filipinas, donde el levantamiento independentista (1896-1897), encabezado por José Rizal, fue duramente reprimido, culminando con la ejecución de su líder.
Motivos de la Intervención Estadounidense
La intervención de Estados Unidos obedeció a:
- Su política expansionista.
- La defensa de sus intereses económicos.
El pretexto para declarar la guerra a España fue el hundimiento, tras una explosión, de uno de sus buques de guerra, el crucero USS Maine, fondeado en el puerto de La Habana.
El Conflicto y sus Consecuencias Inmediatas
Tras exigir la proclamación unilateral de la independencia de Cuba, e incluso la compra directa de la isla, en abril de 1898 el Congreso de los Estados Unidos declaró formalmente la guerra a España. Se desarrolló una rápida contienda que terminó con la derrota de la escuadra española en Cavite (Filipinas) y Santiago (Cuba), y el desembarco estadounidense en Puerto Rico.
El conflicto concluyó, en diciembre de 1898, con la firma del Tratado de París. La pérdida del imperio español se completó con la venta a Alemania, en 1899, de los archipiélagos de las Carolinas, las Palaos y el resto de las Marianas. España quedó reducida a una potencia sin relevancia internacional, de cuyo amplísimo imperio solo quedaron algunos enclaves en África.
El Fin del Imperio y el Impacto en España
El Desastre del 98 y sus Consecuencias
La derrota no produjo una profunda crisis económica, ya que el coste económico se compensó con la repatriación de capitales cubanos, reinvertidos principalmente en la industria. Tampoco generó grandes cambios políticos inmediatos: nadie se responsabilizó del desastre, aunque el ejército culpó de ello al poder civil.
Sin embargo, sí amplificó una corriente de pensamiento anterior al desastre, hasta entonces reducida a los círculos intelectuales, que planteaba la necesidad de reformar o regenerar el sistema de la Restauración.
El Surgimiento del Regeneracionismo
Los representantes de esta corriente de pensamiento, conocida como Regeneracionismo, entre los que sobresale Joaquín Costa Martínez, denunciaron:
- El aislamiento del cuerpo electoral del país.
- La corrupción de los partidos políticos.
- El atraso económico y social del pueblo español respecto de otros países europeos más avanzados.
Para superar esta situación y alcanzar la europeización o modernización, propusieron una actuación encaminada al bien común, y no al exclusivo de la oligarquía, centrada en:
- La reorganización política.
- La reforma educativa.
- Una política de activación de las obras públicas y la agricultura.