Desarrollo Socioafectivo en la Primera Infancia: Componentes y Agentes Clave
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Desarrollo Socioafectivo
1.1 Desarrollo Socioafectivo
El concepto de desarrollo socioafectivo abarca una serie de disciplinas, muy relacionadas entre sí, que hacen referencia al desarrollo afectivo, social, moral y sexual.
1.2 Introducción al Desarrollo Afectivo
Entendemos el desarrollo afectivo como un conjunto de procesos relacionados con el mundo de los afectos, las emociones y los sentimientos.
1.2.1 Componentes del Desarrollo Socioafectivo
La afectividad está constituida por la vivencia y la expresión de los diferentes estados de ánimo del ser humano en su relación con las personas más próximas, pero también en su relación consigo mismo y con su entorno físico.
Desde su nacimiento, las niñas y los niños muestran la necesidad de establecer vínculos afectivos con su madre, su padre o las personas de su entorno, siendo estos determinantes para su desarrollo armónico.
Las principales manifestaciones de la afectividad son los sentimientos y las emociones. En este sentido, hay que destacar su expresión externa a través de caricias, besos, susurros o palabras. Si bien estas manifestaciones se dan en las diferentes edades, son muy evidentes y necesarias en la relación entre la persona adulta y los niños y niñas durante la primera infancia.
Aunque generalmente el afecto suele asociarse a estados placenteros (amistad, amor, aprecio…), también puede estar relacionado con sentimientos desagradables o molestos (odio, desprecio, pena, compasión, repulsión…). Así pues, el afecto está muy vinculado al componente emocional y sentimental de la persona.
Las emociones son estados de agitación o excitación fisiológica que aparecen en cada persona como respuesta a un estímulo. Podremos diferenciar los distintos componentes que aparecen en ella:
- La emoción la causa un estímulo, por ejemplo, una escena de violencia, un acontecimiento divertido, la audición de una canción o simplemente un pensamiento. También hay que tener en cuenta que un mismo estímulo puede producir emociones diferentes en la misma persona.
- La emoción produce una respuesta fisiológica o estado de agitación, que puede consistir en el aumento del ritmo cardíaco o de tensión muscular, la respiración acelerada, etc.
- La respuesta y la intensidad que produce el estímulo es subjetiva y depende tanto de aspectos innatos de la persona como de factores influidos por la experiencia y el aprendizaje.
- La reacción se da en un proceso temporal momentáneo, una vez iniciada la estimulación, se alcanza un máximo, luego disminuye hasta extinguirse.
Hay una gran variedad de emociones. Hay 6 emociones básicas: la alegría, la ira, la tristeza, el miedo, la aversión y la sorpresa.
A medida que vayan creciendo aparecerá una mayor diversidad, surgiendo unas emociones más complejas como la vergüenza, el orgullo, la culpabilidad o la envidia.
Podemos decir que los sentimientos son las emociones pensadas y sentidas, que permanecen aún en ausencia del estímulo que las generó.
De esta definición se desprende que sentimientos y emociones se diferencian en cuanto a la duración en el tiempo y la intensidad con que se viven:
- La emoción es breve y más intensa.
- El sentimiento es más duradero y menos intenso.
No es posible controlar la reacción fisiológica emocional que produce un determinado estímulo, pero sí que se puede modificar el sentimiento que nos invade.
1.2.2 Agentes que Intervienen en el Desarrollo Afectivo
Los principales agentes que intervienen en el desarrollo afectivo de los niños y niñas son la familia y la escuela.
La familia
En la familia es donde el ser humano inicia su desarrollo afectivo. En el entorno familiar el bebé comienza a forjarse imágenes de sí mismo y del mundo que le rodea. En este sentido, la familia tiene dos funciones primordiales en lo que concierne a sus hijos:
- La primera, asegurar la supervivencia del bebé proporcionándole todo aquello que necesita.
- La segunda, establecer una relación afectiva que estimule sus potencialidades.
El bebé al nacer tiene toda una serie de posibilidades y de capacidades que le permiten desarrollarse y demandar la atención de la persona adulta para que esta haga todo lo que el pequeño necesita y aún no puede hacerlo por sí solo.
Parece que uno de los pocos instintos que el ser humano conserva a lo largo de su vida es el instinto maternal o instinto de proteger a los más pequeños.
Desde el momento del nacimiento el bebé por supervivencia y la persona adulta por instinto, establecen una serie de vínculos afectivos que serán de suma importancia en el desarrollo del pequeño.
Cada vez es mayor la imposibilidad de definir la familia desde una óptica simple, pudiéndose encontrar actualmente casi tantas fórmulas familiares como familias existen.
Las madres y padres deben saber que sus hijos/as crecen y su objetivo máximo debe ser que lleguen a ser personas autónomas, también tienen que saber desprenderse de ellos en los diferentes momentos de su evolución.
La escuela infantil
La escuela infantil es otro gran agente que interviene en el desarrollo afectivo de los niños/as. Dentro de ella se produce la interacción con sus compañeros/as, también los educadores/as tendrán un papel esencial mediante su implicación e intervención en el proceso socioafectivo y educativo.
Un niño/a que no se sienta acogido en la escuela infantil porque los educadores/as no le proporcionan una buena relación afectiva, o bien porque los conflictos en la relación con sus compañeros/as no se resuelven adecuadamente, lo manifestará en la relación socioafectiva con sus familias y en su desarrollo en general.
Debido a la corta edad de los niños/as, los educadores/as asumen un grado de implicación emocional y entrega en la relación que no se da en el mismo grado en ninguna otra etapa educativa. Se puede decir que en su relación con sus pequeños alumnos se ponen en juego los aspectos más humanos del profesional de la educación infantil.
Esta implicación emocional se pone más de manifiesto a causa del gran número de horas que pasan los niños/as en las escuelas infantiles. Por eso, la relación que establecen con sus compañeros/as de juego y con los educadores/as que los atienden puede tener importantes consecuencias en su desarrollo.
La afectividad es un pilar básico de la seguridad de los pequeños, que necesitan sentirse queridos, valorados y aceptados, pero para tener un buen desarrollo afectivo también necesitan límites claros y estabilidad.