Desarrollo Religioso y Moral en la Infancia: Fundamentos de la Fe Cristiana

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El Desarrollo de la Religiosidad en la Infancia (0-12 Años)

El proceso que el alumno sigue en su formación para descubrir a Dios se divide en cuatro fases: etapa prenatal-familiar (0-6 años), etapa escolar (7-8 años), etapa de crisis e interpretación de la vida religiosa (9-10 años) y etapa de maduración religiosa (11-12 años).

Etapa Prenatal-Familiar (0-6 años)

La primera fase es la etapa prenatal-familiar (0-6 años): la imagen de Dios reflejará la imagen percibida en los padres. Por ello, la religiosidad del niño está condicionada por los elementos afectivos, y es en la familia donde se da el equilibrio. El despertar religioso tiene lugar en el ambiente familiar que condicionará la formación religiosa por:

  • Creación de actitudes básicas de seguridad, confianza, felicidad.
  • Presencia testimonial de los padres.
  • Intervención directa de los padres iniciando a sus hijos en la oración.

Etapa Escolar (7-8 años)

La segunda fase es la etapa escolar (7-8 años): a los 6 años es una etapa muy importante para la evolución y formación religiosa, ya que es una etapa de tranquilidad y equilibrio. Se caracteriza por el pensamiento lógico concreto que conlleva a una capacidad de comprensión, reflexión, sistematización, análisis y síntesis. Además, la escuela es un ámbito fundamental en la educación religiosa, porque es un lugar de socialización. A partir de los 8-10 años, se entra en una fase atributiva, en la que la imagen de Dios se fundamentará en unos atributos:

  • Objetivos: Grandeza, Omnipotencia, Omnisciencia.
  • Afectivos: Potencia, Fuerza, Belleza, Santidad, Pureza.
  • Subjetivos: Bondad, Amor, Justicia.

Durante esta etapa, los niños también reciben la catequesis. Ya no son los padres el modelo, sino los maestros y sus iguales. El egocentrismo disminuye. El niño ya puede pensar en Dios, porque ya tiene un pensamiento lógico-formal.

Etapa de Crisis e Interpretación de la Vida Religiosa (9-10 años)

La tercera fase es la etapa de crisis e interpretación de la vida religiosa (9-10 años): Todo lo aprendido y asumido en la etapa anterior se replantea, cuestiona y reinterpreta. Esto se debe a la “reidentificación del yo”. Hay un abandono de las prácticas religiosas, no por rechazo o menosprecio, sino por la búsqueda de la verdad; ahora valen razones, fundamentos sólidos y explicaciones convincentes.

Etapa de Maduración Religiosa (11-12 años)

Por último, la cuarta fase es la etapa de maduración religiosa (11-12 años): el individuo descubre a Dios como distinto de sí, como trascendente, como radicalmente “Otro”, como alguien que trasciende al hombre y que se hace presente dando sentido a su existencia.

De este descubrimiento, surge la actitud de alteridad. Dios no es manipulado ni instrumentalizado. La propia vida es contemplada como «don» de Dios. Ante Él no caben posturas indiferentes. Pero no solo eso: Jesús nos descubre la auténtica naturaleza de Dios cuando nos lo presenta como Padre, es más, como Trinidad, comunidad perfecta de amor.

Las Cuatro Etapas del Desarrollo Moral Infantil

En primer lugar, la etapa de Anomía (etapa y nivel premoral, 0-6 años): esta etapa es decisiva en la configuración del sujeto moral, dado que no tiene normas, tenemos que educar a los niños. Algunos factores tendrán una particular repercusión en él:

  • Expectativas de los padres ante el futuro hijo.
  • Repercusión de la vida prenatal y parto.
  • Primera relación con el recién nacido.
  • Aparición del “otro” como presencia gratificante.
  • Motricidad.
  • Control esfinteriano.
  • Complejo de Edipo.
  • Primeras reacciones conscientes ante hechos morales.

Por otro lado, la etapa se caracteriza por:

  • Comportamientos instintivos.
  • Controles y sanciones del comportamiento: placer o dolor.
  • Acompañante del comportamiento: la disciplina de las consecuencias naturales.

La segunda etapa es la Heteronomía (7-8 años). Esta etapa expresa la forma moral impuesta al sujeto desde fuera. La moral es impuesta desde el exterior, y el niño va aprendiendo lo que es bueno. Sus características son:

  • Comportamiento moral impuesto desde fuera.
  • Controles y sanciones del comportamiento: premio y castigo.
  • Acompañante del comportamiento: el temor más o menos servil.

La tercera etapa es la Socionomía (9-12 años). En esta etapa los criterios éticos se configuran a través de las relaciones con los demás dentro de la sociedad. Es externa porque proviene de un grupo, pero a la vez interna porque el sujeto está dentro del grupo como factor de decisión. Predomina la presión del grupo. Sus características son:

  • Comportamiento moral desde el grupo.
  • Controles y sanciones del comportamiento: alabanza y censura.
  • Acompañante del comportamiento: la conciencia de pertenecer responsablemente a un grupo.

Por último, la cuarta etapa es la Autonomía (+12 años), esta etapa es la “moral interna”. Es el final del desarrollo moral, el nivel regulador de la conducta moral adulta en el que se desarrolla el factor de autorregulación. Las normas que gobiernan el comportamiento moral proceden del interior del sujeto. Las características de esta etapa son:

  • Comportamiento moral regulado desde el interior del sujeto.
  • Controles y sanciones del comportamiento: la coherencia e incoherencia personal.
  • Acompañante del comportamiento: independencia de criterio y autonomía emocional.

La Formación de una Conciencia Específicamente Cristiana

Hablamos de formar una conciencia específicamente cristiana porque esto significa aceptar el principio de que una formación «moral» no es suficiente, sino que esta ha de responder a los criterios y principios cristianos. Por eso, hablamos de una formación «específicamente cristiana». Para el cristiano, el fundamento de la moral es el Evangelio. El mandamiento del amor y las bienaventuranzas son las coordenadas de la educación moral cristiana. Se trata, en definitiva, de configurar nuestro actuar con el de Cristo; orientar los comportamientos y criterios de la conducta según Cristo, el Hombre Nuevo. En consecuencia, una formación en esta línea supone superar el «legalismo» —literalidad y superficialidad de la ley— y descubrir la «Alianza» —la exigencia de una relación de amor y amistad entre Dios y el hombre—. Pasar de una moral simplemente legalista a una moral de motivaciones cristianas. El cristianismo tiene su propia especificidad moral, cuyo itinerario es el seguido por Cristo.

Por otro lado, el pecado supone una «ruptura» en una triple dirección: con respecto a Dios, con respecto a sí mismo y con respecto a los demás. Con respecto a Dios, el pecado rompe la «alianza» de amistad que existe entre Dios y el hombre. El pecado es una ruptura, por parte del hombre, de la amistad con Dios. Consecuentemente, al romper el hombre su relación con Dios, se produce igualmente una ruptura en sí mismo, de su propia unidad y plenitud, que radica en Dios. De esta manera, el pecado supone una «alienación» de sí. Y, por último, es también una ruptura con los demás, que por el bautismo formamos un cuerpo con Cristo. Romper la relación con Dios no solo rompe nuestra relación amistosa con Él, sino también la relación con los demás.

Fuentes y Núcleos Fundamentales del Currículo de Religión

La fuente es el lugar donde se encuentra el mensaje y a donde ha de acudir el profesor a informarse. La fuente principal es la Palabra de Dios, es decir, la Biblia. Las fuentes serían otros lugares concretos en los cuales se hace presente la Palabra de Dios. Estas serían:

  • La liturgia: ceremonia de culto en la religión católica.
  • La vida de los santos.
  • El magisterio de la Iglesia: función de enseñanza del Papa.
  • El testimonio de los cristianos y valores evangélicos de la sociedad.

Núcleos Fundamentales o Bloques Temáticos

Los núcleos fundamentales o bloques temáticos son:

  • La predicación apostólica (Kerigma).
  • El Catecismo de la Iglesia Católica:
    • Credo: nos explica la fe de la Iglesia.
    • Padrenuestro: oración religiosa.
    • Sacramentos: signos de gracia, instituidos por Cristo. Son 7: bautismo, confirmación, eucaristía, penitencia, unción de los enfermos, orden sacerdotal, matrimonio.
    • Mandamientos: instrucciones de un amoroso Padre Celestial para ayudar a parecernos a Él. Son 10.
  • Diseño Curricular Base:
    • La creación: el universo es creado por Dios.
    • El pueblo de Dios: lo forman las personas creyentes y fieles a Dios.
    • La Iglesia.
    • Liturgia.
    • Moral.
    • Arte.

Criterios Educativos para la Formación de la Imagen de Dios en Niños

Para la formación de la imagen de Dios en los niños, nos pueden guiar los siguientes criterios educativos:

  • Progreso integral: El desarrollo del niño se va viendo a partir de la globalidad.
  • Relación yo-tú con Dios: La relación con Dios es yo-tú (relación espiritual y humana con Dios).
  • Formación esencial: El niño no puede madurar si no tiene una formación a partir de la imagen de Dios.
  • Capacidad relacional: Si no se trabaja la capacidad relacional, no se puede llegar a tener una buena relación con Dios o con las demás personas.
  • Descubrimiento progresivo de Dios: Presentar a Dios progresivamente, desde el Antiguo Testamento (AT) hasta su plenitud en la encarnación de Cristo. En el niño, el punto de partida para descubrir a Dios va a ser su propia experiencia personal, familiar, escolar, etc. La presentación de Dios ha de tener en cuenta la historia personal, tal como ha hecho Dios en la revelación. Hay que proponerse como meta que el niño descubra la realidad del Dios cristiano. Y para ello ha de darse el paso de los rasgos universales de Dios (Creador, Todopoderoso...) a los rasgos específicos del Dios cristiano.
  • Hacia una concepción de Dios como trascendente: Hacia una concepción de Dios como trascendente, como radicalmente “Otro”. La presentación de Dios debe ser objetiva, como una realidad trascendente, distinta a las cosas, distinta de mí… con quien pueda tener una relación yo-tú. Esta «objetivación» pretende superar el subjetivismo psíquico de la infancia. Por eso hay que evitar, o superar, toda proyección egocéntrica de Dios: configurar a Dios a nuestra imagen y semejanza. No instrumentalizar a Dios según nos interesa y pidan nuestras necesidades. Dios no es manipulable.
  • Hacia el descubrimiento de un Dios vivo, personal, presente y operativo en la historia: Para el cristiano, el verdadero rostro de Dios nos lo ha revelado Jesucristo. En este sentido, los rasgos más significativos de Dios, que el niño ha de descubrir progresivamente, son: Dios Padre cuyo amor al hombre se ha manifestado en la creación y en la salvación realizada por su Hijo Jesucristo, quien ha prometido que enviaría su Espíritu y estaría entre los hombres hasta el fin del mundo. Por tanto, hay que presentar a Dios como realidad viviente, que actúa y que está presente, no solo en la realidad de lo creado, sino también en Jesucristo, en la comunidad. Es importante destacar la dimensión de «Alguien» que ejerce su providencia amorosa sobre el mundo y los hombres. La imagen de Dios, visible en Jesucristo, tiene que ser cercana, asequible, que genera confianza, bondad, seguridad.

La Competencia Espiritual: Una Clave en el Nuevo Proyecto Educativo (LOMLOE)

La inteligencia espiritual se define como la facultad que nos permite superar el sufrimiento y el dolor; crear valores y encontrar el sentido de la vida y de nuestros actos. Es decir, se refieren a ella como un poder innato del ser humano que necesita desarrollarse a través de un proceso de interiorización y superación del dominio despótico del YO, abriéndose a los otros. Así pues, es la vida interior de la mente y del espíritu. Por otra parte, nos hace hábiles para identificar la dimensión trascendente de la realidad y nos habilita para expandir el estado de conciencia. Hace del ser humano un homo religiosus. Es por ello que la inteligencia espiritual es propia de la condición humana y es universal, aunque en cada uno se encuentra en una fase distinta de desarrollo. Lo más específico de ella es la salida de sí y la penetración profunda en las cosas; es fluir, es donación, apertura y generosidad. Así, yendo al fondo, a lo profundo, a lo invisible a los ojos, descubre aspectos que le habían pasado inadvertidos. Finalmente, como cualquier capacidad humana, si la inteligencia espiritual no se educa, se atrofia. Y uno de los grandes males que nos ocurren con la atrofia de dicha inteligencia son: cinismo, fundamentalismo, violencia, presentismo, fatalismo, pensamiento gregario, fanatismo, banalidad, consumismo, vacío existencial y aburrimiento.

Es necesario integrar la competencia espiritual porque algunos precedentes históricos han confirmado que esta pasa de considerar al hombre como un manojo de instintos o como un ser compuesto de actos reflejos. Además, los autores definen la competencia espiritual como la que facilita la adquisición de determinados valores relacionados con la vida y con los otros seres humanos. Así pues, es la inteligencia que nos hace ser como somos y nos hace ser humanos. Por último, se considera la competencia espiritual como primordial para que todos los seres humanos puedan llegar a alcanzar su máximo crecimiento y superación personal y la prevención y resolución de conflictos.

La Pedagogía de Dios y de Jesús en la Educación Religiosa Escolar (ERE)

Dios se ha ido conociendo, poco a poco, en un proceso pedagógico de fidelidad creativa en la que se manifiesta a partir de las creencias de cada persona y cada pueblo. Así pues, la fe del pueblo va madurando lentamente, respondiendo a sus interrogantes y a sus necesidades. Asimismo, se le consideraba un Dios castigador, ya que en aquella época estaba llena de guerras y personas que pensaban que cada cosa que les pasaba o pasaba en general, era porque Dios lo había decidido así. Al no ser así realmente su pedagogía, a lo largo del tiempo se ha ido cambiando para ayudar a los creyentes a levantarse poco a poco a la verdadera pedagogía de Dios, siendo así enseñanzas progresivas. Jesús es la cumbre de este proceso de revelación; a través del Antiguo Testamento llegamos a la plenitud de Jesús, siendo la primera gran enseñanza bíblica: Dios es fiable. Finalmente, Él nunca nos pedirá nada que vaya en contra de nuestro bienestar y felicidad.

La expresión “pedagogía de Dios” se refiere de manera específica a la forma de proceder de Dios para con las criaturas, su estilo educativo. Tiene unas características propias e irrenunciables, que permanecen a lo largo de la historia; no es un método, o un conjunto de normas y actividades, sino una forma de relación con el hombre, de “educación” en el sentido etimológico del término, que acompaña al ser humano en su proceso de crecimiento personal (educare) ayudándole a extraer lo mejor de sí (ex-ducere).

El Modelo Pedagógico de Jesús

En su actuar, Dios toma la iniciativa, en cuanto que siempre se acerca como una oferta de amor para el hombre. Así nos lo muestra Jesucristo cuando se dirige a las personas eligiendo aquellas imágenes y parábolas que puede comprender el labrador, el pescador, el centurión… No quiere enseñar la cultura del entorno, sino que se sirve de ella para presentarse a sí mismo y transmitir su mensaje.

El Espíritu Santo y su Relación con la Moral Cristiana

¿Quién es el Espíritu Santo?

El Espíritu Santo es Dios, no es una fuerza o energía cualquiera. Es la tercera persona de la Trinidad, compuesta por Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Aunque Jesús no estaría más sobre la tierra en forma de hombre, gracias al Espíritu Santo la presencia de Dios sí estaría sobre cada uno de sus hijos. Los capacitaría para ser sus testigos por todo el mundo. Hoy todavía sigue siendo así. Cada uno de los que hemos recibido a Jesús como Señor y Salvador tenemos el Espíritu Santo en nosotros. Nos ayuda a vivir en su voluntad para llevar la presencia de Dios y su mensaje dondequiera que vayamos. El Espíritu Santo nos da dones y de ellos nos nacen los frutos. El fuego, el agua, la paloma, el viento y el pajarito.

Relación con la Enseñanza Moral Católica y el Amor Cristiano

La moral cristiana, al hablar de Moral Cristiana, nos referimos a la manera de comportarse de los seguidores de Cristo. Ser cristiano es seguir a Cristo, vivir su mismo estilo de vida. Imitar a Cristo, vivir los mismos valores que Jesús nos enseñó en los evangelios. La moral cristiana es, en la actualidad, uno de los aspectos más discutidos de la religión católica. Se alzan constantemente voces que exigen a la Iglesia un cambio de costumbres en este terreno para adaptarse a la mentalidad de la sociedad moderna. Se trata de situar al alumno, desde pequeño, en la senda del amor, que aprenda desde el principio que el Amor cristiano es el núcleo de lo que nos enseñó y dejó Jesucristo. Sintetizando: el cristiano no se hace bueno y agradable a Dios porque cumple los mandamientos, sino que puede vivir según la ley del amor porque ha renacido en Cristo. No somos, fundamentalmente, maestros de moral, sino testigos vivos y anunciadores de una gran noticia: ser buenos, ser felices, ser santos es posible porque Cristo está vivo hoy entre nosotros. Dentro de la moral católica y el amor cristiano se debe entender que un cristiano no es mejor o más cristiano si cumple los mandamientos y hace lo supuestamente correcto, sino que debe sentir el Espíritu Santo porque en Él ha renacido Cristo. Solo quien tiene dentro de sí el Espíritu de Jesús, el amor de Dios, el Espíritu Santo, podrá vivir como Él vivió. Esto, por ejemplo, se ve claramente en la fiesta de Pentecostés.

La Biblia: Concepto, Composición y Verdad de su Mensaje

¿Qué es la Biblia?

El concepto de “Biblia” proviene del griego “Biblos”, que significa “libros”. Pero esta definición se le queda corta, porque hace pensar en una colección de libros de consulta, como es la enciclopedia. Por lo cual, la Biblia es el relato de la historia de la salvación que Dios hace con la humanidad, una historia de amor en una relación interpersonal entre partes muy distintas: una manifestación que parte de la iniciativa de Dios a la que el hombre va dando respuesta.

Proceso de Composición de la Biblia

La Biblia la dividimos en dos grandes bloques: Antiguo Testamento (AT) y Nuevo Testamento (NT), y a su vez dentro de estos hay clasificación. Estos libros se escribieron a lo largo de más de 1.000 años y que, por tanto, no podemos acercarnos a ellos como si fuera una novela muy larga. Tiene además un lenguaje rico y variado que hay que conocer y que no es fácil de leer. Por ejemplo, el término “corazón” no se refiere a los sentimientos (como solemos traducir según nuestros parámetros culturales) sino al “alma”, a nuestro ser más profundo, sede también de nuestra voluntad, etc. La Biblia es un tesoro inagotable porque no es letra muerta, sino Dios mismo comunicándose constantemente con el hombre; tampoco los adultos, por muy inteligentes y cultos que sean y por muchos años que vivan, podrían extraer toda su riqueza. También es importante que sepan que la Biblia tiene una doble autoría, humana y divina, lo que hace que la Biblia sea un libro único. La Biblia es un texto inspirado que debe leerse desde una dinámica encarnatoria de la misma manera que Dios se hace carne en Jesús asumiendo la naturaleza y los condicionamientos humanos, también se hizo Palabra en la Biblia, asumiendo los condicionamientos del hagiógrafo y de la literatura. Por ello, el mensaje bíblico no es un conjunto de discursos doctrinales ni de normas morales, sino la revelación de la intimidad de Dios que nosotros somos incapaces de conocer por nosotros mismos si Él no lo hubiera manifestado.

Los Sacramentos: Origen, Función y Misterio

Los sacramentos son acciones eclesiales en las que se actualiza el acontecimiento salvador de Jesucristo, en los que, a través de los ministros ordenados, llega hasta los hombres la santificación. Esto es importante: somos santificados por Dios gratuitamente, no somos santificados por nuestro esfuerzo.

Origen de los Sacramentos

Los sacramentos tienen un origen divino, no son un invento cultual de la Iglesia. Han sido instituidos por Jesucristo, que es sacramento del Padre: del mismo modo que Él nos hace visible a Dios no para enseñarnos cosas sobre Él o para transmitirnos su mensaje, sino porque es Dios mismo hecho hombre, los sacramentos no son puro símbolo en lo que el centro sería nuestra comprensión intelectual de una realidad, sino la presencia misma de Cristo salvando hoy a los hombres. Por la misma razón, podemos decir que la Iglesia es sacramento universal de salvación, porque hace visible (no solo comunica verbalmente) a Cristo, pues es su Cuerpo Místico.

Función de los Sacramentos

Los sacramentos son signos instituidos por Cristo para conceder la Gracia, es decir, introducir al creyente en la misma vida divina. Son un lugar de encuentro del hombre con Dios, pues en ellos Dios se comunica a sí mismo, se entrega totalmente hoy a los hombres y mujeres de hoy. La presencia viva de Dios en la Iglesia se produce por el encuentro con Cristo en los sacramentos, de un modo más excelso en la Eucaristía, y por el encuentro entre los hermanos.

El Misterio de los Sacramentos

Los sacramentos no son acciones mágicas dentro de la Iglesia. No estamos hablando de un invento de las personas en las que por medio de unas acciones y palabras con una fórmula exacta e invariable hacemos que Dios haga lo que deseamos. Dios no está a disposición de los hombres. Cristo se ha entregado a sí mismo no para ser utilizado, sino por y para el amor que siente por la Humanidad. Y porque esta Humanidad no es un concepto abstracto, sino que se concreta en la existencia individual de hombres y mujeres, Cristo se hace presente en las acciones sacramentales para las personas que en ese momento están presentes. La salvación se realiza aquí y ahora, en los sacramentos. Esta salvación acompaña la vida del hombre y se hace presente en los momentos más significativos, porque toda la vida del hombre está proyectada a ser santa. La persona acoge libremente esos dones desde la fe, siendo así encuentro personal y comunitario con Dios. De hecho, si no hay libertad no hay sacramento; no son palabras mágicas que producen un efecto independientemente de la voluntad y libertad del que celebra. Existen 7 sacramentos y los podemos dividir en tres tipos de sacramentos:

  • Iniciación: bautismo, comunión, eucaristía.
  • Servicio: orden sacerdotal, matrimonio.
  • Sanación: unción de los enfermos, penitencia.

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