Desarrollo de la personalidad según Freud
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Creía que las personas nacen con impulsos biológicos que deben redirigirse para poder vivir en sociedad. Freud propuso que la personalidad se forma a partir de conflictos infantiles inconscientes entre los impulsos innatos del ello y las necesidades de la vida civilizada. Estos conflictos ocurren en una secuencia invariable de cinco etapas de maduración del desarrollo psicosexual, en las cuales el placer sensorial pasa de una zona del cuerpo a otra: de la boca al ano y a los genitales. En cada etapa cambia la fuente principal de gratificación (o frustración), desde la alimentación a la eliminación hasta llegar, por último, a la actividad sexual.
Freud pensaba que las primeras tres etapas (de los primeros años de vida) eran cruciales para el desarrollo de la personalidad. Afirmaba que si los niños reciben muy poca o demasiada gratificación en cualquiera de estas etapas, corren el riesgo de sufrir una fijación, que es una detención del desarrollo que puede manifestarse en la personalidad del adulto. Así, los bebés cuyas necesidades no quedaron satisfechas durante la etapa oral, cuando la alimentación es la principal fuente de placer sensorial, al crecer puede morderse las uñas, fumar o tener una personalidad mordaz. Una persona que en la niñez padeció un control de esfínteres demasiado riguroso podría fijarse en la etapa anal, en la cual la principal fuente de placer es el movimiento de los intestinos. Tal persona podría convertirse en alguien obsesivamente limpio, atado rígidamente a horarios y rutinas o ser provocadoramente desordenado.
De acuerdo con Freud, en la etapa fálica de la niñez ocurre un suceso clave del desarrollo psicosexual. Los varones adquieren apego a su madre y las niñas a su padre, y sienten impulsos agresivos contra el padre del mismo sexo, al que consideran un rival. A estos fenómenos Freud los llamó complejo de Edipo y de Electra.
Finalmente, los niños resuelven la ansiedad que les ocasionan estos sentimientos identificándose con el padre del mismo sexo y pasan a la etapa de latencia de la niñez media, un periodo de relativa calma emocional e intelectual y de exploración social. Redirigen sus energías sexuales a otros proyectos, como la escuela, las relaciones y los pasatiempos. La última etapa, la etapa genital, se extiende durante toda la adultez. Los impulses sexuales reprimidos durante la latencia emergen de nuevo a la superficie para fluir por cauces socialmente aprobados, los cuales Freud definía como relaciones heterosexuales con personas fuera de la familia de origen.
Algunas ideas de Freud, como su noción de crisis edípica, hoy se consideran obsoletas.
Otras, como los conceptos de ello y superyó, no pueden verificarse científicamente. Freud nos abrió los ojos a la preponderancia de los impulsos sexuales precoces, pero hoy muchos psicoanalistas rechazan su enfoque limitado a los impulsos sexuales y agresivos con exclusión de otras motivaciones.
Nos hizo ver la importancia de ideas, sentimientos y motivaciones inconscientes, la función de las experiencias infantiles en la formación de la personalidad, la ambivalencia de las respuestas emocionales, en especial las respuestas a los padres; la función de las representaciones mentales del yo y de los demás en el establecimiento de relaciones íntimas y la vía del desarrollo normal de un estado dependiente inmaduro a uno maduro independiente.