Desarrollo Infantil: Influencia de la Familia en los Primeros Años

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La Familia como Contexto de Desarrollo Infantil

TEMA 4. La familia como contexto de desarrollo infantil. Alicia Muñoz

1. Introducción

La familia juega un papel crucial en el desarrollo de los niños, siendo el contexto principal durante sus primeros años. Las influencias familiares son más persistentes que las externas. Según Palacios (1999), la familia es el contexto más deseable para la crianza y educación de los niños, y el que mejor puede promover su desarrollo personal, social e intelectual, además de protegerlos en situaciones de riesgo. Aunque muchos agentes e instituciones, como la escuela, los iguales y los medios de comunicación, influyen en el desarrollo infantil, Parke y Buriel (1998) sostienen que estas influencias son simultáneas e interdependientes. Maccoby (1992) afirma que la familia es el contexto más importante donde se dirimen las influencias socializadoras. Las funciones de la familia cambian en las diferentes etapas de la vida. El núcleo básico del concepto de familia es la unión de personas que comparten un proyecto vital de existencia común y duradero, generando fuertes sentimientos de pertenencia al grupo, compromiso personal entre los miembros y estableciendo intensas relaciones de intimidad, reciprocidad y dependencia. Entre estos criterios, destacan la interdependencia, la comunicación y la intimidad entre adultos, así como una relación de dependencia estable entre quien cuida y educa y quien es educado y cuidado.

Es fundamental que esta relación esté basada en un compromiso personal de largo alcance entre los padres y de estos con sus hijos. Desde una perspectiva evolutivo-educativa, Palacios y Rodrigo (1998) consideran que la familia y la vida familiar promueven el desarrollo tanto de adultos como de niños. Las funciones de la familia en relación con los hijos son:

  1. Asegurar su supervivencia y crecimiento sano.
  2. Aportarles un clima de afecto y apoyo emocional necesarios para un desarrollo psicológico saludable.
  3. Proporcionarles la estimulación que les permita relacionarse de modo competente con su entorno físico y social.
  4. Tomar decisiones respecto a otros contextos educativos, compartiendo con la familia la tarea de educación y socialización del niño, como la escuela.

La familia ha sufrido una transformación en Occidente, dando lugar a diferentes modelos. Esta evolución, que se produce con los cambios sociales e históricos, ha afectado el concepto de infancia y la visión del papel de la familia en el desarrollo de los hijos. Los niños son considerados personas que deben ser objeto de cuidado, protección y estimulación adecuados. La teoría que proporciona un armazón conceptual más abierto es el enfoque ecológico-sistémico (Bronfenbrenner, 1987), que concibe a la familia como un sistema total compuesto por subsistemas. Se trata de un sistema abierto en constante transformación, gracias a las interacciones dinámicas que se establecen entre los distintos subsistemas, el sistema familiar y otros sistemas, como el educativo, los recursos económicos o asistenciales de una determinada comunidad. La contribución de la ecología del desarrollo humano de Bronfenbrenner (1987) integra en un modelo todos los posibles sistemas donde tiene lugar el desarrollo humano. Según este autor, el contexto tiene una estructura multidimensional y jerárquica, concebida como una serie de estructuras seriadas e interdependientes, cada una contenida en la siguiente. Cuatro estructuras ejercen su acción de manera combinada y conjunta en el desarrollo: microsistema, mesosistema, exosistema y macrosistema. El microsistema es el más cercano al individuo y engloba las relaciones del individuo en desarrollo y su entorno inmediato, como la familia, la escuela y el grupo de juegos. El mesosistema se refiere a las relaciones entre dos o más microsistemas en los que el individuo en desarrollo participa directamente, como las relaciones entre la familia y la escuela. El exosistema comprende uno o más entornos en los que la persona en desarrollo no participa directamente, pero que ejercen su influencia en su entorno más inmediato, como el lugar de trabajo de los padres o los servicios sociales de la comunidad. El macrosistema abarca las circunstancias históricas, sociales, políticas y culturales que afectan a los sistemas anteriores. Esto explicaría las diferencias encontradas en la organización y relaciones entre hogares de diferentes sociedades, momentos históricos o distintos grupos dentro de la misma sociedad, en función de factores socioeconómicos, culturales, étnicos o religiosos.

2. Dimensiones del Microsistema Familiar Relevantes para el Desarrollo Infantil

Desde una perspectiva evolutivo-educativa, Rodrigo y Palacios (1998) proponen tres dimensiones de análisis: 1º. Aspectos relacionados con las ideas o cogniciones paternas sobre el desarrollo y la educación de los hijos. 2º. El estilo de relaciones interpersonales, que afecta a las relaciones afectivas y al estilo de socialización familiar. 3º. Elementos del contexto familiar que tienen un carácter más educativo, relacionados con el desarrollo cognitivo y lingüístico de los hijos: el escenario educativo cotidiano y la interacción educativa familiar.

2.1. Ideas, Ideologías y Etnoteorías Familiares sobre Desarrollo y Educación

Se pueden distinguir dos aproximaciones diferentes al estudio de las ideas de los padres: una que enfatiza el papel de las experiencias y la construcción individual en la conformación de las ideas, sin restarle importancia a las influencias culturales, y otra que se centra en el peso de las influencias sociales y culturales en la construcción individual que hacen los padres de las ideas y creencias vigentes en su entorno sociocultural. Las etnoteorías son las creencias e ideas que comparten los padres dentro de un mismo grupo cultural.

En Sevilla, se identificaron tres clases de padres en función de sus ideas sobre el desarrollo y la educación de los hijos: tradicionales, modernos y paradójicos.

  • Padres modernos: Conciben el desarrollo como producto de la interacción herencia-medio, creen que pueden influir en el desarrollo de sus hijos y manifiestan ideas no estereotipadas sexualmente.
  • Padres tradicionales: Tienen una concepción innatista del desarrollo, creen tener poca influencia en el desarrollo de sus hijos y sostienen valores estereotipados sexualmente.
  • Padres paradójicos: Poseen ideas contradictorias, con aspectos cercanos a los padres modernos, otros a los tradicionales y otros intermedios.

Los padres modernos suelen tener un nivel de estudios elevado, los tradicionales un nivel bajo y los paradójicos un nivel medio o bajo. Las ideas de los padres sobre el desarrollo y la educación de los hijos son importantes en la organización de los espacios, las actividades y las relaciones familiares.

2.2. Las Relaciones Afectivas y los Estilos de Socialización Familiar

En el seno de la familia se establecen desde muy temprano relaciones interpersonales profundas y estables. Los hijos desarrollan en la primera infancia un vínculo de apego, principalmente con sus padres. El apego tiene una función adaptativa para el niño, los padres y el sistema familiar en conjunto. Permite desarrollar un sentimiento de confianza y seguridad, necesario para aventurarse a explorar el entorno y afrontar separaciones breves de los padres.

Se han identificado tres tipos de apego infantil: seguro, ansioso-ambivalente y evitativo. También existe otro patrón, el ansioso-desorganizado. El principal determinante de la seguridad del vínculo afectivo es el tipo de relación que se establezca entre madre-hijo o padre-hijo. En el apego seguro, la interacción es recíproca y reforzante, y la figura de apego es capaz de interpretar y responder a las señales del niño. Los padres de niños con apego ansioso-ambivalente son afectuosos y se interesan por sus hijos, pero tienen dificultades para interpretar y responder a sus señales. El estilo de los padres de niños con apego evitativo se caracteriza por la irresponsabilidad, la impaciencia y el rechazo. Los padres buscan modelar el tipo de conductas y actitudes que consideran adecuadas para el desarrollo personal y social de sus hijos, adaptándolos a las normas y valores del entorno social y cultural próximo, lo que se conoce como estrategias de socialización.

Existen dos dimensiones básicas en la socialización: el afecto y la comunicación entre padres e hijos, y el control y las exigencias que se manifiestan en las relaciones. La combinación de estas dos dimensiones da lugar a cuatro estilos educativos: democrático, autoritario, permisivo e indiferente-negligente. En el estilo democrático, se muestra afecto al niño y se es sensible a sus necesidades, combinándolo con firmeza en las normas y principios que se establecen con él. Los niños gozan de cierta libertad, pero se les exige cooperación y respeto por las normas. Como forma de castigo, se usa la retirada de alabanzas o privilegios. En el estilo autoritario, existe una disciplina estricta y las normas no suelen justificarse. La obediencia se obtiene a través de la afirmación de poder y las muestras de afecto son escasas. El estilo permisivo se caracteriza por el afecto y el"dejar hace", con altos niveles de comunicación y afecto.

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