Desarrollo Económico de España en el Siglo XIX: Desamortizaciones, Industrialización y Comunicaciones

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La Transformación Económica de España en el Siglo XIX: Desamortizaciones, Industrialización y Comunicaciones

La creación del Estado liberal que se gestó en España durante el siglo XIX requería una modernización económica que lo sustentara, además de las correspondientes medidas políticas. Estas incluyeron la supresión de instituciones propias del Antiguo Régimen, como la Mesta, el mayorazgo o los gremios, que obstaculizaban el progreso.

Las Desamortizaciones: Motor de Cambio y Controversia

Una de las medidas económicas más relevantes llevadas a cabo fueron las desamortizaciones, impulsadas por los progresistas. Estas conllevaron la expropiación, nacionalización y venta de las tierras amortizadas (conocidas como "manos muertas"), que suponían un lastre para la dinámica del sector primario y concentraban la tierra en manos de la nobleza, el clero y los municipios.

A pesar de que el proceso afectó a un total del 40% de la tierra cultivable, los resultados no fueron tan buenos como se esperaban. Entre las principales consecuencias negativas, destacaron:

  • Los ingresos no alcanzaron las previsiones.
  • La productividad agraria no se incrementó notablemente por la falta de inversión.
  • La tierra no llegó a manos del campesinado, perpetuando la concentración de la propiedad.
  • Las medidas provocaron hostilidades significativas con la Iglesia.

Principales Fases de las Desamortizaciones

La primera gran desamortización fue la llevada a cabo por Mendizábal en 1837, bajo la regencia de María Cristina de Borbón, que afectó a los bienes del clero regular. Uno de sus objetivos principales fue sufragar los gastos del bando isabelino en la Primera Guerra Carlista (1833-1839).

Esta desamortización sería ampliada por Espartero en 1841, incluyendo los bienes del clero secular. Posteriormente, en 1855, durante el Bienio Progresista, se concluiría la venta de bienes eclesiásticos y se iniciaría una nueva desamortización civil, expropiando bienes comunales y particulares de los municipios. En este caso, uno de los principales objetivos fue la inversión en el desarrollo de la red ferroviaria española.

La Industrialización Española: Retos y Particularidades

Estos procesos desamortizadores no resolvieron los problemas estructurales que adolecía el campo español del siglo XIX (falta de inversión y productividad) y, en consecuencia, retrasaron al país en su proceso de industrialización en comparación con las potencias europeas vecinas, como Inglaterra o Francia.

Factores que Retrasaron el Desarrollo Industrial

A esta industrialización débil y tardía contribuyeron también diversos factores:

  • La inestabilidad política constante.
  • El escaso aumento demográfico.
  • La falta de emprendimiento de una burguesía terrateniente, más interesada en la renta de la tierra.
  • La pérdida de las colonias, que supuso la merma de mercados y fuentes de materias primas.
  • La elevada deuda estatal.
  • La escasez de materias primas de alta calidad (lo que obligó a la importación de carbón y algodón).
  • Las carencias tecnológicas y energéticas, con la consiguiente dependencia exterior.
  • La falta de innovación y competencia debido a las políticas proteccionistas.

Este proteccionismo estatal influyó negativamente en el comercio español, cuyo balance era persistentemente deficitario.

Sectores Clave de la Industrialización Española

La industrialización española, que mostró grandes desequilibrios territoriales, se focalizó principalmente en:

  • La industria textil catalana, favorecida por las medidas proteccionistas estatales.
  • La industria siderúrgica en Asturias y el País Vasco.
  • La minería (carbón asturiano, hierro vasco, minas de Riotinto), un sector liberalizado por la Ley de Minas de 1868.

Infraestructuras y Comunicaciones: Un Impulso Necesario

Entre las dificultades que encontró el desarrollo industrial español, podemos destacar las deficiencias en las comunicaciones. La orografía peninsular dificultó su expansión, a pesar de los esfuerzos centrados en:

  • La red de carreteras (unos 30.000 km en la segunda mitad de siglo).
  • La ampliación de puertos (como Barcelona y Bilbao).
  • El ferrocarril.

La implantación de este último fue difícil, ya que escasearon los recursos para invertir en él. El gran impulso del ferrocarril fue la Ley de Ferrocarriles de 1855, que permitió la inversión extranjera y contó con subvenciones públicas, suponiendo un factor esencial para la industrialización española. Las primeras líneas fueron Barcelona-Mataró (1848) y Madrid-Aranjuez (1851).

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