Desamortización y Reforma Agraria en la España del Siglo XIX: Objetivos y Consecuencias

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Contexto y Conceptos Clave de la Desamortización

Para una mejor comprensión del texto, es necesario aclarar el significado de los siguientes conceptos:

  • Deuda pública: Son los ingresos que obtiene el Estado a través de la emisión de títulos de deuda. Estos son contratos con particulares en los que el Estado se compromete al pago periódico de intereses y a la devolución del capital prestado.
  • Bienes adquiridos por la nación: Son los bienes que el Estado expropia a la Iglesia, ayuntamientos y señores para venderlos o introducirlos en el mercado, dejando así de ser "tierras muertas".

En el texto se presentan los objetivos que se pretenden conseguir con la desamortización y los beneficios que se esperan obtener de su aplicación:

Objetivos de la Desamortización

  1. Objetivo hacendístico: El fin prioritario de la venta de estos bienes, ahora declarados "nacionales", es sanear la Hacienda, fuertemente endeudada. Esto se lograría entregando dichos bienes a cambio de títulos de deuda (líneas 1-2).
  2. Objetivo económico: Al convertir estas tierras en propiedad privada, se iniciaría un proceso de creación de riqueza. Estas tierras podrían salir al mercado, ser capitalizadas, aumentar su productividad, etc. (líneas 3-5).
  3. Objetivo político: Se buscaba obtener el apoyo de la burguesía para el nuevo régimen liberal, encarnado en la reina niña Isabel II. Aquellos que compraran los bienes desamortizados se sentirían agradecidos al trono y se convertirían en su firme apoyo social, en el contexto de la Primera Guerra Carlista (líneas 6-8).

Finalmente, se hace una mención a cómo la estabilidad del nuevo régimen liberal se debe fundamentar en una amplia base social de propietarios que, trabajando por su beneficio, logren alcanzar la prosperidad de la patria y la felicidad pública (líneas 10-14).

La Agricultura en el Antiguo Régimen

En el Antiguo Régimen, la agricultura era la fuente esencial de riqueza y a ella se dedicaba más del 80% de la población. Esta población estaba sometida a un régimen señorial que la obligaba a entregar la mayor parte de sus rentas agrarias, manteniéndola al límite de la supervivencia. La mayor parte de la tierra cultivable estaba fuera del mercado: no se podía comprar ni vender y debía transmitirse en herencia. Esto sucedía con las propiedades nobiliarias, vinculadas a la casa nobiliaria mediante el mayorazgo, y con las propiedades de la Iglesia y las comunales de los ayuntamientos, que estaban amortizadas ("tierras de manos muertas").

Los ilustrados del siglo XVIII, especialmente las Sociedades Económicas, consideraban el atraso agrícola como el mayor problema de la economía española. Veían las trabas que impedían disponer de la propiedad (señoríos, mayorazgos y tierras muertas) como un obstáculo cuya eliminación era indispensable. En consecuencia, criticaron sistemáticamente el régimen señorial, los mayorazgos, las formas de propiedad de la Iglesia y la propiedad comunal.

La Reforma Agraria Liberal del Siglo XIX

Los gobiernos liberales del siglo XIX, especialmente los progresistas, establecieron los nuevos principios de la propiedad privada y de la libre disponibilidad de la tierra. Para desmantelar el antiguo sistema de propiedad, emprendieron una reforma agraria que se llevó a cabo a partir de tres grandes medidas:

  • La abolición del régimen señorial: Eliminó la jurisdicción señorial. La tierra pasó a manos del antiguo señor, que se convirtió en el nuevo propietario, y muchos campesinos, ahora libres, pasaron a la condición de arrendatarios o jornaleros.
  • La desvinculación (supresión de mayorazgos): Permitió a los propietarios vender libremente sus tierras, hasta entonces unidas a perpetuidad a la familia.
  • La desamortización de bienes eclesiásticos y municipales: Ya había sido usada por Godoy (1789), por José I (1808) y por las Cortes de Cádiz (1811-1813). Sin embargo, las más importantes fueron las de Mendizábal (1836) y Madoz (1855).

La Desamortización de Mendizábal (1836)

En 1835, el presidente Mendizábal disolvió las órdenes religiosas (excepto las dedicadas a la enseñanza y la asistencia sanitaria) y su patrimonio fue incautado por el Estado. Estos bienes se convirtieron en "bienes nacionales" y se incorporaron al mercado. Los bienes nacionalizados, mediante el decreto que estamos comentando, fueron puestos en subasta pública y adquiridos con dinero o títulos de deuda pública.

Esta desamortización pretendía tres objetivos:

  1. Obtener recursos para abastecer al ejército liberal.
  2. Disminuir el déficit de la Hacienda y mejorar las finanzas reales.
  3. Forjar una clase de propietarios defensores del liberalismo.

A más largo plazo, también debía favorecer el desarrollo de la agricultura, ya que los nuevos propietarios estarían dispuestos a introducir mejoras en las formas de producción y cultivo.

El Desarrollo del Ferrocarril en España

Las principales compañías ferroviarias fueron:

  • La Compañía Madrid-Zaragoza-Alicante (MZA) con su banco, Sociedad Española Mercantil e Industrial de los Rothschild (Madrid-Alicante, 1858).
  • Los Ferrocarriles Andaluces, financiados por la Compañía General de Crédito, de A. Prost (Sevilla-Cádiz, 1861).
  • La Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, financiada por el Banco de Crédito Mobiliario, con capital francés de los Pereire (Madrid-Irún, 1864).

Conclusión: Impacto del Ferrocarril y Limitaciones del Mercado Interior

A pesar de las limitaciones de la construcción, la escasa explotación y las concesiones otorgadas a compañías extranjeras, el ferrocarril fue un instrumento imprescindible para crear en España un sistema de transporte masivo, barato y rápido. Esto incrementó el intercambio de personas y mercancías entre regiones y el comercio interior.

Sin embargo, la preponderancia de la economía agraria de productividad limitada y la escasa capacidad adquisitiva de los agricultores dificultaron la articulación del mercado interior, para el que estaba pensado el ferrocarril. Por último, la existencia de varias compañías de desplazamiento supuso un obstáculo desde el punto de vista del tiempo, la diversidad de materiales, etc. Lo mismo puede decirse del ancho del ferrocarril si se compara con las redes internacionales europeas.

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