La Desamortización en España: Orígenes, Fases e Impacto en la Propiedad Agraria del Siglo XIX

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La Desamortización en España: Un Proceso Transformador del Siglo XIX

El proceso desamortizador en España, que buscaba la nacionalización y venta de bienes amortizados, entró en vigor de nuevo con el Trienio Liberal (1820-1823). El decreto de este periodo contenía los rasgos esenciales de las medidas desamortizadoras del siglo XIX: la subasta de los bienes nacionales y la admisión en pago de los títulos de Deuda Pública. Esto revela la concepción de la desamortización como una medida fiscal, más que como una reforma agraria.

Su objetivo principal era restablecer el equilibrio de la Hacienda Pública nacional, en lugar de ser una medida redistribuidora de la propiedad destinada a favorecer a los campesinos pobres. Como medida fiscal, este movimiento desamortizador favorecía a la clase media y alta, poseedoras de la mayor parte de la deuda pública, y no favorecía, o incluso perjudicaba, a los pobres, quienes hasta entonces habían utilizado de forma semifurtiva las tierras eclesiásticas y las baldías.

Fases Clave de la Desamortización

Desamortización de los Bienes de la Iglesia

Este proceso se llevó a cabo en dos etapas consecutivas:

  • Primera etapa (Decreto de 19 de febrero de 1836 - Mendizábal): Emitido por el primer ministro Juan Álvarez Mendizábal, este decreto nacionalizó los bienes del clero regular (órdenes religiosas) y ordenó su venta.

    Los objetivos reales de esta forma de financiación estatal fueron:

    • Financiar la Guerra Carlista.
    • Sanear la Hacienda Pública.
    • Crear una numerosa clase de propietarios interesados en el triunfo de la causa liberal (similar a lo ocurrido con José Bonaparte y en países protestantes).

    Hubo una venta muy activa de bienes, alcanzando los 1.700 millones de reales entre 1836 y 1841.

  • Segunda etapa (Decreto de 2 de septiembre de 1841 - Espartero): Durante la época del general Espartero, se incluyeron entre los bienes sujetos a expropiación para su nacionalización los del clero secular (Iglesia), excluidas las órdenes monásticas, ya afectadas en 1836. Entre 1836 y 1844, se procedió a la venta rápida de todo este patrimonio.

En 1844, con el regreso de los moderados al poder (Narváez), estas ventas se suspendieron prácticamente hasta la promulgación de la Ley Madoz. El total de ventas entre 1836 y 1844 ascendió a 3.477 millones de reales, lo que representó diez millones de hectáreas y aproximadamente el 60% (3/5) de los bienes de la Iglesia en 1836.

Ley Madoz o Desamortización General

Esta ley se promulgó el 1 de mayo de 1855 y presidió la última etapa de este proceso desamortizador y liquidador. Incluía:

  • Bienes de la Iglesia.
  • Otros bienes amortizados, es decir, aquellos afectados a los municipios y al Estado.

Su objetivo era vender en pública subasta todos aquellos bienes raíces que no pertenecieran a individuos privados. Con altibajos, la Ley Madoz rigió durante toda la segunda mitad del siglo XIX y conllevó la venta de todos los bienes desamortizados y desamortizables. En total, entre 1836 y 1900, las ventas aproximadas superaron los 11.300 millones de reales.

Impacto del Proceso Desamortizador en la Estructura de la Propiedad

La desamortización acentuó la estructura latifundista de la propiedad agraria española (aunque faltan datos estadísticos concluyentes). Sin embargo, al examinar el mecanismo utilizado para la desamortización, podemos concluir lo siguiente:

  • El criterio utilizado para redistribuir los bienes no fue la equidad.
  • Se intentó maximizar los ingresos y minimizar el tiempo de obtención de los mismos.
  • La venta en pública subasta al mejor postor implicaba que solo las personas más acaudaladas pudieran pujar.

Por lo tanto, los campesinos pobres no recibieron tierra, a pesar de ser quienes más la necesitaban. Los compradores de tierras desamortizadas fueron principalmente aristócratas, militares, funcionarios, clérigos, propietarios rurales, comerciantes y hombres de negocios.

Sobre la Estructura de la Propiedad de la Tierra

  • Según Herr, la desamortización no introdujo una modificación fundamental en la estructura de la propiedad.
  • En general, la propiedad cambió de manos eclesiásticas y municipales a manos laicas y privadas.
  • No se concentró ni se diversificó significativamente.
  • En los pueblos donde predominaba el latifundio y el absentismo agrario, las tierras desamortizadas pasaron mayoritariamente a manos de los latifundistas o grandes propietarios.
  • En los pueblos donde la propiedad estaba poco concentrada, las tierras se distribuyeron de forma más uniforme.
  • El impacto más importante de la desamortización fue económico, no político ni social:
    • Se pusieron en cultivo grandes extensiones de tierra hasta entonces poco, mal o nada explotadas, lo cual era necesario para alimentar a una población en continuo, aunque lento, crecimiento.
    • La presión poblacional llevó a un aumento de los precios.
  • Las tierras de las clases acomodadas fueron desvinculadas, pero no expropiadas.
  • Víctimas de la desamortización;

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