Desafíos y Reflexiones sobre la Interculturalidad: Una Perspectiva Profunda

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Nos encontramos con un gran problema a la hora de definir lo intercultural, y este problema queda claro en el primer texto tratado de Betancourt. En este nos explica su punto de vista, sin llegar en ningún momento a definir directamente el término, sino más bien marcando las pautas. Empieza por darnos a saber los principales obstáculos:

  1. Estamos ante la situación en la que plantearse definir algo está ligado a las culturas occidentales. Esta obsesión del ser humano por definir qué son y qué no son las cosas corresponde a una mentalidad muy concreta (científico-técnica) que tiene que ver con la cultura occidental. Otras culturas no le dan tanta importancia al momento de la definición, sino a cómo sienten la cosa por definir, cómo la intuyen, y dársela puede violentar estas últimas. Esto se hace llamar eurocentrismo.

  2. Como la realidad en sí misma es un caos, si decimos que está constituida por cosas es porque el ser humano la percibe así. Sólo se puede hablar de un mundo cuando hay un sujeto que lo conozca o perciba. En esta percepción automática del mundo, lo interpretamos y lo parcelamos, dividiéndolo en realidades diferenciadas. Cuando definimos algo, lo limitamos, lo delimitamos. Definimos desde distintas disciplinas y campos del saber, no sólo desde campos culturales, por lo que definir significa posicionarse desde un marco cultural a un marco disciplinar. No se puede definir algo que es interdisciplinar desde una sola disciplina.

  3. La definición siempre viene definida por el sujeto que conoce y el objeto a conocer. A la hora de definir lo intercultural, tienes que meditar sobre tu lugar en el mundo. El mundo sólo es objetivo cuando hay un sujeto que lo conozca; en sí no se sabe lo que es, sólo se sabe que son cosas. Cuando se empieza a conocer, las cosas dejan de serlo y se convierten en objetos. Cosa es todo aquello que estaría en el mundo sin la intervención del mundo. La realidad actual nos cosifica, porque hemos perdido nuestra capacidad de interpretar. El objeto es una proyección de la visión del sujeto sobre el mundo; el sujeto con su capacidad de entender el mundo, se proyecta a él. Lo cultural se cosifica, aunque si fuera algo, sería un objeto específico de conocimiento, un objeto constituido por objetos. Las cosas en tanto que para el sujeto son objetos. El sujeto puede ser un objeto de estudio, pero cuando se objetiza algo se tiende a pensar que se puede moldear eso. Un problema aún más grave sería la reificación. El sujeto se considera ajeno al mundo.

  4. Este punto está relacionado con el segundo, y es que cuando definimos, lo hacemos desde unas concepciones teóricas distintas. Todo sistema teórico está compuesto por una concepción concreta. Este sistema supone conocer lo intercultural desde una perspectiva monocultural y eso es imposible.

Una vez conocidos los obstáculos, hay que plantearse un cambio en la pregunta. Antes de definir lo intercultural hay que meditar sobre si dispongo de las herramientas básicas para hacerlo.

Dicho esto, vamos a hacer un pequeño paréntesis para explicar mejor qué es meditar y por qué y para qué es necesario hacerlo.

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