El Desafío de las Infraclases: Identidad, Dispersión y Acción Colectiva

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La Formación de la Identidad y la Acción Colectiva

Es razonable pensar que todo grupo social homogéneo que padezca situaciones estructurales de dependencia, subordinación o infraposicionamiento social, a partir de la vivencia de condiciones económicas, laborales y político-sociales similares, acabará por desarrollar un cierto grado de identidad concordante con la naturaleza de sus intereses y necesidades. Lo que, tarde o temprano, terminará por traducirse en acciones colectivas tendentes a defender y hacer valer dichos intereses y necesidades.

El Desafío de las Infraclases: Heterogeneidad y Dispersión

El problema es que las infraclases están formadas por grupos sociales que presentan un grado apreciable de heterogeneidad y que, debido a su condición básicamente periférica al sistema de producción establecido, se encuentran bastante dispersas.

Esta dispersión social da lugar a que las infraclases no cuenten con un campo acotado para el despliegue de una acción colectiva directamente conectada a la defensa de sus intereses y a la expresión colectiva de sus demandas sociales. En la sociedad industrial, los trabajadores podían desarrollar su acción inmediata en el ámbito del centro de trabajo, mediante instrumentos organizativos adecuados a este fin, como los sindicatos, pudiendo llegar a parar o bloquear el mismo proceso productivo con procedimientos de acción como la huelga. En cambio, ¿qué es lo que pueden parar las infraclases? ¿De qué instrumentos y mecanismos de presión pueden disponer para hacer valer sus intereses?

Nuevas Formas de Conflictividad Social

Es posible que surjan nuevas formas de conflictividad, distintas a las hasta ahora conocidas, con un mayor componente potencial desintegrador. Mientras esto ocurra —si es que llega a ocurrir—, lo más plausible es que el carácter disperso y heterogéneo de estos sectores sociales, y la carencia de aglutinantes políticos precisos, dé lugar inicialmente —como hemos apuntado— a formas de conflicto más difusas y fragmentadas, tales como:

  • Motines.
  • Okupaciones.
  • Algaradas juveniles.
  • Protestas intermitentes.
  • Explosiones de conflictos étnicos y raciales.
  • Violencia urbana.
  • Movimientos antisistema con pretensiones políticas limitadas y/o difusas.

Una Reflexión sobre el Concepto de Infraclase

La dinámica futura de todo ese complejo de situaciones que se engloba en torno a la referencia de infraclases es difícil de pronosticar. Incluso resulta aventurado anticipar cuál puede ser el propio futuro de este concepto; no sabemos si se continuará utilizando dentro de unos años o si los propios implicados llegarán a hacerlo suyo.

La expresión infraclases, en sí misma, es posiblemente poco atractiva. Se trata más bien de un contraconcepto que se define y se entiende en un sentido negativo; es una construcción analítica elaborada desde fuera que no motiva especialmente a adscripciones o identificaciones propias. Por ello, hay que entender que todos los sectores a los que actualmente se califica como infraclases en el futuro se denominarán a sí mismos como ellos quieran, tal como vaya marcando la evolución social concreta, y no como algunos sociólogos hayamos creído conveniente. Mientras los hechos se decantan, hoy por hoy, la noción de infraclases debe ser entendida básicamente como un referente analítico, quizás transitorio, para comprender lo que está ocurriendo en ciertas esferas de nuestras sociedades.

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