Derechos de Ciudadanía y el Estado de Bienestar: Perspectivas de T. Marshall y W. Beveridge
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1. Los derechos de ciudadanía según T. Marshall.
T. Marshall, sociólogo liberal progresista, distingue tres tipos de derechos de los ciudadanos que se desarrollan en distintos momentos de la historia:
- Derechos civiles
- Derechos políticos
- Derechos sociales
Los derechos civiles hacen referencia a derechos individuales, siendo estos la libertad de pensamiento, de religión, de expresión, propiedad privada, así como disponer de ella de la manera que queremos, siendo este último derecho el más importante (código de Napoleón 1804) y el derecho civil básico fundamental. Todos estos derechos son inviolables. Según Marshall, los derechos civiles se desarrollan durante el siglo XVIII. Aunque no para todos los sectores de la sociedad, las personas de raza negra no tuvieron derechos hasta los años 60, y las mujeres consiguieron sus derechos civiles a finales del siglo XIX. En España, las mujeres consiguieron plena capacidad de obrar en 1974.
Los derechos políticos: son los relativos a la participación en los procesos políticos, los democráticos, derechos de los ciudadanos a participar en el proceso político. Esto implica el derecho a la organización para competir en el proceso político, al sufragio (elegir a los gobernantes), el derecho a ser elector y a ser elegible, derecho a presentarse a cualquier cargo público. Hacen referencia al desarrollo de los derechos democráticos, sin exclusiones de participación de los ciudadanos. Según Marshall, los derechos políticos se desarrollaron durante el siglo XIX. Pero las sociedades capitalistas emergentes tras el orden feudal establecieron la democracia censitaria, es decir, solo eran titulares de este derecho los propietarios, los que pagaban impuestos, que además debían ser varones y blancos. Solo tras las luchas continuadas de los no propietarios (que era la mayoría de la sociedad) se consigue el sufragio universal a finales del siglo XIX (pero debían seguir siendo varones y blancos). A principios del siglo XX, con el movimiento sufragista británico, se consigue el sufragio universal femenino. En España se consigue durante la II República; en otros países llegó más tarde, por ejemplo, en Suiza, que se consiguió en 1975.
Los derechos sociales: Los derechos sociales son el derecho a una mínima seguridad económica que permita llevar una vida digna. Por tanto, a tener garantizado por la sociedad una mínima provisión de rentas que permita llevar una vida acorde con el resto de la sociedad. Los derechos sociales son: derecho al trabajo, a la educación, salud y vida. Lo que persigue es garantizar a todos los miembros y ciudadanos de un país, por el mero hecho de ser ciudadano de ese país, tener garantizado un mínimo. El Estado de Bienestar es una expresión de la sustantivación y positivación de esos derechos sociales. Se desarrollarían, según Marshall, a lo largo del siglo XIX y conforman el Estado de Bienestar y el conjunto de derechos de ciudadanía de individuos libres. La ONU, a estos derechos sociales y económicos, añade los derechos culturales, además del carácter indivisible de tales derechos, es decir, para que existan plenos derechos, tienen que darse todos a la vez, no por separado.
2. Las fuerzas “subjetivas” y “objetivas” en la génesis y desarrollo del Estado de Bienestar.
Hay tres fuerzas que impulsan el desarrollo del Estado de Bienestar: dos de ellas se pueden considerar de carácter subjetivo, porque responden a la acción intencional por colectivos humanos, otra cosa es que alcanzaran todos sus objetivos, pero respondía a una acción intencionada; y una fuerza objetiva, que no responde a la acción intencionada y consciente del individuo o colectivos humanos, sino que responde a la lógica del desarrollo capitalista.
Fuerzas subjetivas
- Sectores de la burguesía: Ciertos sectores de la burguesía, los más lúcidos en tanto que piensan en la supervivencia del sistema capitalista a medio y largo plazo, llegan a la conclusión de que eso que llamaron la cuestión social, el conflicto social, era un asunto que ponía en peligro el propio orden socioeconómico capitalista a medio y largo plazo. Por lo tanto, había que hacer reformas para asegurar esa supervivencia. Estas reformas implicaban que había que hacer algunas concesiones a los trabajadores y, además, con frecuencia, estos sectores más lúcidos se adelantaron a los propios trabajadores proponiendo esas reformas.
- Movimiento obrero: Se separa en dos alas: el ala reformista y el ala revolucionaria. El ala revolucionaria era la dominante, y eran los que trataban de hacer no una reforma, sino una revolución. Por ello, hay una enorme discusión en el propio sistema obrero. Sin embargo, es el ala reformista la que sí acepta esa serie de reformas que mejoran las condiciones de los trabajadores y ayudan a salir poco a poco del pauperismo. Por ello, el cambio viene dado por el ala reformista y por la burguesía.
Fuerza objetiva
Es una fuerza ciega que responde a la propia lógica del desarrollo del capitalismo. Con el capitalismo de grandes empresas, empiezan a necesitarse infraestructuras físicas y sociales para su expansión, como sistemas de comunicación, vías férreas, etc. Y esas estructuras las proporciona el Estado, ya que es el que tiene los recursos necesarios. El capitalismo va a necesitar que el Estado esté presente en la propia actividad económica. Además de las estructuras físicas, se necesitan estructuras sociales que atiendan fundamentalmente el desarrollo de una clase trabajadora que esté formada para el necesario desarrollo de esa clase, para que esté a la altura de las necesidades que el capitalismo requiere, y esa formación la imparte el Estado. El mantenimiento de la salud de los trabajadores también es importante; unos trabajadores sanos son trabajadores productivos, por lo tanto, el desarrollo de los sistemas de salud se termina por imponer.
3. W. Beveridge y los Seguros Sociales.
La obra de William Beveridge, catedrático de psicología y liberal social con fuertes preocupaciones sociales, se condensa en dos informes que son importantes para poder comprender el desarrollo del Estado de Bienestar, los cuales fueron utilizados para la articulación de los Estados de Bienestar europeos continentales. A uno se le denominó “Seguridad Social y servicios afines” y al otro “Pleno empleo en una sociedad libre”.
“Seguridad Social y Servicios afines”
Propone un sistema único de Seguridad Social universal que protegiera a todos los ciudadanos (“que los proteja desde la cuna hasta la tumba”). Esto implica sanidad pública, sistemas de seguros de prestación de pensiones, servicios afines de viviendas para las clases trabajadoras, educación, ayudas al transporte y desarrollo de sistemas públicos de transporte. Además de servicios sociales como ayudas a la alimentación y atención a personas dependientes. Por tanto, se trataba de construir en ese primer informe un sistema de seguridad social.
“Pleno empleo en una sociedad libre”
El empleo es el gran sustento de ese sistema de Seguridad Social. El empleo debe ser decente, es decir, un empleo con derechos y no un empleo precario, mal pagado, sometido a la arbitrariedad empresarial, sin perspectiva de futuro. Estos derechos son laborales, sindicales y sociales de protección social. Por tanto, el objetivo era conseguir el pleno empleo que permitiera vivir con dignidad y con arreglo al nivel de desarrollo de la sociedad, utilizándose todos los mecanismos que el Estado tenga a su disposición. En cuanto a la propiedad privada, Beveridge afirma que si esta impide alcanzar el pleno empleo, puede y debe ser expropiada. Por lo que, hasta cierto punto, la defiende y la propiedad pública se usará cuando sea necesario. Por ello, cree que las industrias principales y más vitales deben nacionalizarse si con ello se consigue el interés general.