Demostración de la Existencia de Dios según Santo Tomás de Aquino: Cinco Vías y la Influencia Aristotélica

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Santo Tomás de Aquino y la Demostración de la Existencia de Dios

En el fragmento de la Suma Teológica I, Sobre la existencia de Dios, Santo Tomás de Aquino aborda la relación entre fe y razón. Parte de una idea básica: la fe es obediencia y confianza en la palabra de Dios. La fe, fundada en la autoridad de la revelación divina, es irreductible y superior a la razón. El mérito del tomismo consiste precisamente en mantener esta armonía: ni la fe está subordinada a la razón ni al contrario, ambas viven la una de la otra en pleno acuerdo.

Influencia Aristotélica y las Cinco Vías

El punto de partida de Tomás de Aquino es Aristóteles, en quien se apoya para todo lo que se refiere a los preámbulos racionales de la fe. Para Aristóteles y Tomás de Aquino, el objeto de la sabiduría es Dios. No hay que olvidar que el de Aquino era fundamentalmente un teólogo y no trataba de hacer un tratamiento exhaustivo de las argumentaciones de la existencia de Dios, sino probar de manera resumida lo que él llamaba "preámbulos de fe". Establece cinco vías o caminos que demuestran la existencia de Dios. Todas ellas presentan una estructura argumentativa común, aunque los cuatro pasos que se van a analizar no se dan en todas de forma explícita:

  1. El punto de partida es siempre un hecho de la experiencia sensible, un dato que proporcionan los sentidos, puesto que el conocimiento humano ha de partir necesariamente de los datos materiales.
  2. Al punto anterior se aplica el principio de causalidad.
  3. Establece el principio de que es imposible remontarse al infinito en la serie de las causas, pues de no haber una causa primera tampoco se podría explicar el ser del efecto que depende.
  4. Identifica esta causa primera con Dios.

Primera Vía: El Movimiento

Consta por los sentidos que hay cosas que se mueven. Todo lo que se mueve es movido por otro. Ese otro o será algo inmóvil o será algo que a su vez se mueve; si es lo primero, ya tenemos el motor inmóvil. Si es lo segundo, puesto que se mueve, será a su vez movido por otro. Como es imposible que este proceso de móvil a motor continúe hasta el infinito, es preciso que haya un motor inmóvil. Esta prueba es la única que proviene de Aristóteles. Ya Aristóteles había explicado que el motor inmóvil era energía pura. Esto, pasado por la filosofía árabe y traducido al latín, es acto puro.

Segunda Vía: La Causa Eficiente

Hay en lo sensible cosas que tienen una causa eficiente. "Causa eficiente" es la reelaboración, a través de los árabes, del "agente" aristotélico; en esta reelaboración la "causa eficiente" adquiere una preeminencia con respecto a las otras causas de Aristóteles. El primer filósofo que formuló una prueba con este contenido fue Avicena. La prueba dice: nada puede ser causa de sí mismo. Y la causa de algo o bien será incausada o tendrá a su vez una causa. Si es lo primero, entonces ya se tiene una causa incausada.

El Problema del Cambio y el Movimiento: De Parménides a Aristóteles

Parménides identificó ser y pensar y, partiendo del principio ontológico, concluyó que el ser es único, inmóvil y eterno. El problema del cambio y del movimiento quedó sin explicar hasta los atomistas. Platón siguió por el camino iniciado por Parménides, identificando el ser con las ideas. Estas son realidades absolutas, invariables y eternas, pertenecientes a otro mundo. El cambio solo era posible en el mundo sensible.

Aristóteles y la Explicación del Cambio

Es Aristóteles quien intenta dar una explicación del cambio. Critica la teoría de las ideas y elige como punto de partida el concepto de sustancia. Todos los seres están formados por materia y por forma. La forma está en acto y la materia en potencia. La potencia, en cuanto un no-ser relativo, siempre es tal respecto al acto. El movimiento es el paso de la potencia al acto. Hay que tener en cuenta que el ente en acto es siempre anterior al ente en potencia. Para que pueda producirse el cambio, se necesita contar con otro principio, el de causalidad: todo lo que se mueve, necesariamente, es movido por otro. Aristóteles llama principio a lo que considera evidente por sí mismo.

El Primer Motor Inmóvil

El problema es que, si todo lo que se mueve necesita ser movido por algo, la concatenación de motores nos llevaría ad infinitum, por lo que Aristóteles propone un Primer Motor o Motor Inmóvil. La teoría del Primer Motor surge no a partir de una experiencia teológica, sino a partir de la observación del fenómeno del movimiento. El Primer Motor es, pues, acto puro y contiene como objeto de su pensamiento las formas de todos los seres. Aristóteles lo define como "pensamiento del pensamiento". Tomás de Aquino lo define, al identificarlo con el Dios del cristianismo, como la perfección y omnipotencia divina. En Aristóteles no posee esas características; si lo queremos interpretar como el Dios de su sistema, tendremos que decir que dicho Dios es ajeno, no es cercano al hombre, no puede ser el antecedente total del Dios cristiano. Simplemente es, no tiene necesidad de actuar, su acción es, podría decirse, extrínseca.

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