Demostración de la Existencia de Dios según Santo Tomás de Aquino: Argumentos y Reflexiones

Enviado por Chuletator online y clasificado en Filosofía y ética

Escrito el en español con un tamaño de 6,87 KB

El problema de Dios en Tomás de Aquino consiste en demostrar que la existencia de Dios es una verdad mediata y no inmediata. La demostración de su existencia es necesaria y posible. Necesaria, porque la existencia de Dios no es algo evidente; la evidencia en semejante materia sólo sería posible si tuviésemos una noción adecuada de la esencia divina; entonces su existencia aparecería como necesariamente incluida en su esencia. Pero Dios es un ser infinito, y como no tenemos concepto del infinito, nuestro espíritu finito no puede ver la necesidad de existir que su infinitud misma implica; nos es preciso concluir por la vía de razonamiento esta existencia que no podemos constatar.

Las Cinco Vías de Santo Tomás de Aquino

Todas las pruebas tomistas ponen en juego dos elementos distintos: la constatación de una realidad sensible que requiere una explicación y la afirmación de una serie causal, que tiene por base a esta realidad sensible y por cima a Dios.

Primera Vía: El Movimiento

La vía más manifiesta es la que parte del movimiento. Existe movimiento en el universo; es el hecho que hay que explicar, y la superioridad de esta prueba no proviene de que sea más rigurosa que las demás, sino de que su punto de partida es el más fácil de captar. Todo movimiento tiene una causa, y esta causa debe ser exterior al ser que está en movimiento; efectivamente, no se puede ser, a la vez y bajo el mismo aspecto, el principio motor y la cosa movida. Pero el motor debe ser movido por otro, y éste por otro. Consiguientemente, debe admitirse, o bien que la serie de causas es infinita y no tiene un primer término, o bien que la serie es finita y existe un primer término, y este primer término es Dios.

Segunda Vía: La Causa Eficiente

Lo sensible no nos plantea únicamente el problema del movimiento. Porque las cosas no sólo se mueven, sino que antes de moverse existen y, en la medida en que son reales, poseen un determinado grado de perfección. Ahora bien, lo que hemos dicho de las causas del movimiento podemos decirlo de las causas en general. Nada puede ser causa eficiente de sí mismo; porque, para producirse, tendría que ser anterior a sí mismo. Así, pues, toda causa eficiente supone otra, la cual a su vez, supone otra. Mas estas causas no mantienen entre sí una relación accidental; por el contrario, se condicionan según un orden determinado, y precisamente por eso cada causa eficiente da verdadera cuenta de la siguiente. Siendo esto así, la primera causa de la serie es necesaria para que haya una causa intermedia y una causa última; y esta primera causa eficiente es Dios.

Tercera Vía: La Contingencia y la Necesidad

Consideremos ahora el ser mismo. El ser que nos es dado está en vías de perpetuo devenir: unas cosas se generan y, por tanto, tienen posibilidad de existir, otras se corrompen y, por lo mismo, tienen posibilidad de no existir. Poder existir o no existir es no tener una existencia necesaria; ahora bien, lo necesario no necesita de causa para existir y, precisamente porque es necesario, existe por sí mismo; pero lo posible no tiene en sí mismo la razón suficiente de su existencia; y si no hubiese absolutamente nada más que seres posibles en las cosas, nada habría. Para que lo que podía ser sea, es necesario antes algo que sea y que le haga ser. Es decir, si hay algo, es que en alguna parte existe algo necesario. Ahora bien, también aquí este necesario exigirá una causa o una serie de causas que no sea infinita; y el ser necesario por sí, causa de todos los seres que le deben su necesidad, no puede ser otro que Dios.

Cuarta Vía: Los Grados de Perfección

Una cuarta vía pasa por los grados jerárquicos de perfección que se observan en los seres. Hay grados en la bondad, la verdad, la nobleza y las demás perfecciones de este género. Pero el más y el menos supone siempre un término de comparación, que es lo absoluto. Hay, pues, una verdad y un bien en sí, es decir, en fin de cuentas un ser en sí que es causa de todos los demás seres y al que llamamos Dios.

Quinta Vía: El Orden del Universo (Teleología)

La quinta vía se funda en el orden de las cosas. Todas las operaciones de los cuerpos naturales tienden hacia un fin, aun cuando carezcan en sí mismos de conocimiento. La regularidad con que alcanzan su fin muestra bien a las claras que no llegan a él por azar, y esta regularidad no puede ser más que intencional y querida. Puesto que carecen de conocimiento, es preciso que alguien conozca por ellos, y a esta primera inteligencia, ordenadora de la finalidad de las cosas, llamamos Dios.

La Esencia y la Existencia en Dios

Cada ser es «alguna cosa que es» y, cualquiera que sea la naturaleza o esencia de la cosa considerada, jamás incluye su existencia. Se puede decir que la esencia de todo lo real es distinta de su existencia; y, a menos que se suponga que lo que de suyo no es, pueda darse a sí mismo la existencia, lo cual es absurdo, hay que admitir que todo aquello cuya existencia es distinta de su naturaleza recibe de otro su existencia. Ahora bien, lo que es por otro no puede tener más causa primera que aquello que es por sí. Es, pues, necesario que exista, como causa primera de todas las existencias de este género, un ser en quien la esencia y la existencia sean una sola y misma cosa. A este ser es al que llamamos Dios.

Dios como Acto Puro de Existir

Dios es el puro acto de existir, o sea, no es una esencia cualquiera, como el Uno, o el Bien, o el Pensamiento, a la que se atribuyese, además la existencia, tampoco es una manera eminente de existir, como la Eternidad, la Inmutabilidad o la Eternidad, que se atribuyera a su ser como característica de la realidad divina; Dios es el Existir mismo, puesto en sí y sin añadidura alguna, ya que todo lo que se le pudiera añadir lo limitaría determinándolo. Lo que se pretende decir, al afirmar que en Dios la esencia se identifica con su existencia, es que aquello que se llama esencia en los otros seres es en Dios el acto mismo de existir.

El Conocimiento de la Esencia Divina

Hay dos maneras de conocer la esencia divina:

  • Vía afirmativa: Consiste en decir lo que Dios es, pero todo lo que digamos de él se queda corto.
  • Vía negativa: Definiendo aquello que Dios no es. Una primera manera de proceder consiste en negar de la esencia divina todo lo que no le puede pertenecer.

Dios como Creador del Mundo

Al demostrar la existencia de Dios por el principio de la causalidad hemos establecido simultáneamente que Dios es el Creador del mundo. El Acto puro de existir no carece de nada por el hecho de que el mundo no exista. La existencia de las criaturas es, pues, radicalmente contingente respecto de Dios, lo cual se expresa al decir que la creación, si se produce, es un acto libre.

Entradas relacionadas: