Demostración de la Existencia de Dios: Argumento Ontológico de San Anselmo

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El Argumento Ontológico de San Anselmo: Demostración de la Existencia de Dios

El argumento ontológico, denominado así por primera vez por Kant en el siglo XVIII, ha sido uno de los argumentos más controvertidos en la historia de la filosofía. San Anselmo de Canterbury lo presenta en el contexto de una plegaria, buscando demostrar la existencia de Dios a partir de la propia idea de Dios.

Estructura del Argumento

San Anselmo introduce el argumento dentro de una plegaria a Dios. Su estructura lógica se resume así:

  1. Plegaria introductoria: Se aborda la relación entre razón y fe, solicitando entender aquello que ya se cree: Dios como "aquello mayor que lo cual nada puede ser pensado".
  2. Planteamiento del problema: Se menciona que la existencia de Dios ha sido cuestionada por el "insensato".
  3. Primer paso: La idea de Dios, admitida por el entendimiento, reside en el entendimiento. Incluso el "insensato", al escuchar la definición de Dios, entiende el concepto.
  4. Segundo paso: Se distingue entre la existencia en el entendimiento (como idea) y la existencia real (extramental). Se utiliza el ejemplo del pintor: la obra existe primero como idea en la mente del pintor y luego como realidad una vez pintada.
  5. Tercer paso (Núcleo del argumento): La existencia es una perfección. Dios es concebido como la entidad más perfecta. Por lo tanto, Dios debe existir extramentalmente, en la realidad. Si la existencia real es una perfección, un ser existente en la realidad es más perfecto ("mayor que...") que otro con los mismos atributos pero que solo existe mentalmente. Negar la existencia real de Dios implicaría una contradicción.
  6. Conclusión: En consecuencia, Dios existe no solo en la mente (como idea) sino también extramentalmente, en la realidad.

Desarrollo y Significado

El argumento parte de una definición de Dios que, según San Anselmo, es comprensible y aceptable universalmente. Luego, se analiza esa idea y sus implicaciones, destacando el absurdo de concebir mentalmente un ser perfecto y negarle la mayor perfección: la existencia. Se concluye afirmando la existencia necesaria de Dios como una exigencia de la razón para evitar dicha contradicción.

El desarrollo completo del argumento se desenvuelve en el ámbito del pensamiento, progresando desde la simple idea de Dios hasta la necesidad de admitir su existencia, sin recurrir a otra instancia más que a la razón y a su principio fundamental de no contradicción.

Recepción y Críticas

Filósofos como Descartes y Hegel consideraron válido este argumento y lo incorporaron a sus sistemas filosóficos. Otros, como Santo Tomás de Aquino, Hume y el propio Kant, rechazaron su validez, negando su capacidad probatoria.

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