Deméter/Ceres, Perséfone/Proserpina y Hades/Plutón: El Mito del Rapto y las Estaciones (Texto Bilingüe Español-Latín)

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El Mito de Deméter y Perséfone (Versión en Español)

El Rapto de Perséfone

Deméter-Ceres, hermana de Zeus y diosa de la agricultura, tenía una hija con la que estaba estrechamente unida: Perséfone-Prosérpina. Esta joven diosa crecía feliz entre las ninfas y otras doncellas, llevando la vida propia de la juventud que no se preocupa por el matrimonio.

Un día, mientras recogía flores en la pradera de Nisa, en las llanuras de Sicilia, justo en el momento en que se disponía a arrancar un narciso, súbitamente la tierra se abrió a su alrededor. Apareció en su carro el dios de los Infiernos, Hades-Plutón, quien se había enamorado de la joven. El dios descendió, salió al encuentro de la diosa y la raptó, llevándosela consigo a las profundidades.

La Búsqueda Desesperada de Deméter

Esta acción la cometió Hades con la complicidad de Zeus. La desolada madre de la joven la buscó en vano por toda la tierra durante nueve días y nueve noches, ayudándose con una antorcha encendida. Mientras tanto, descuidó sus tareas como diosa de la agricultura, y la tierra en Grecia se volvió estéril, ocasionando un terrible período de hambre.

La Intervención de Zeus y el Acuerdo Final

Ante esta situación, Zeus ordenó a Hades, por medio de la diosa mensajera Iris, que devolviera la hija a su madre.

Sin embargo, ya no era posible una devolución completa, porque Perséfone había comido un grano de una granada cultivada en el Infierno y, por tanto, quedaba ya ligada a este lugar definitivamente.

La solución fue un acuerdo tomado por los tres dioses olímpicos: Perséfone dividiría el año entre su estancia en los Infiernos con Hades –lo que simboliza el invierno y la ausencia de vegetación– y su regreso a la tierra con su madre –que simboliza la primavera y el renacer de la vida.


Fabula de Cerere et Proserpina (Versio Latina Correcta)

De Proserpinae Raptu

Ceres (vel Demeter), soror Iovis et dea agriculturae, filiam habebat cui arte coniuncta erat: Persephonen (vel Proserpinam). Haec dea inter nymphas aliasque puellas laeta crescebat, vitam iuvenilem agens, de matrimonio non sollicita.

Quodam die, cum flores in prato Nysaeo, in campis Siciliae, legeret, eo ipso momento quo narcissum decerpere parabat, subito terra circum eam dehiscuit et curru suo apparuit deus Inferorum, Hades (vel Pluto), qui virgine amore captus erat. Deus descendit, deae obviam processit, eamque rapuit, secum in profundum avehens.

De Matris Desiderio et Ira

Hoc facinus, Iove conscio (vel annuente), commissum est. Desolata mater puellam per totam terram novem dies et novem noctes frustra quaesivit, face accensa se adiuvans. Interim, officiis suis deae agriculturae neglectis, terra in Graecia sterilis facta est, famem magnam efficiens.

De Iovis Decreto et Concordiae Foedere

Quare Iuppiter per Iridem, deam nuntiam, Hadi imperavit ut filiam matri redderet.

Sed hoc fieri non iam poterat, quia Persephone granum mali granati in Inferis culti ederat, atque ita illi loco iam in perpetuum vincta erat.

Consensu trium deorum Olympicorum haec solutio inventa est: Persephone annum divideret inter commorationem in Inferis apud Hadem – quod hiemem, absentiam herbarum, significat – et reditum ad terram cum matre – quod ver et reditum vitae significat.

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