Delincuencia y Castigo: Factores Sociales y Políticos en el Sistema Penal

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Durante los últimos 20 años, la delincuencia no parece haber aumentado. El vínculo entre crimen y castigo no es automático, y la respuesta a la delincuencia es fruto de decisiones políticas y de determinadas configuraciones sociales.

Las correlaciones observadas en períodos históricos entre la tasa de criminalidad y la tasa de encarcelamiento distan mucho de ser regulares. Se ha visto cómo la relación de estas dos variables no sigue siempre un patrón fijo (ver Gráfico 5), por lo que una correlación alta (como parece suceder en España en los 80) podría ser bien fruto de la casualidad, o de variables que no se están controlando. Parece entonces razonable buscar otras explicaciones, como podría ser la desigualdad económica.

Habiéndose ya identificado las herramientas jurídicas por las cuales más gente queda encerrada, es necesario adoptar una perspectiva más amplia, que tenga en cuenta los procesos sociales que subyacen a los cambios que se están operando en la penalidad contemporánea occidental. Para ello hay que tomar el Código Penal de 1995 (o el Derecho, en general) como una manifestación más de estos cambios, y no como la causa. Aquí se ha mostrado que el incremento de la población carcelaria comenzó más de diez años antes de la introducción de dicho texto legal.

La perspectiva legalista toma como variable explicativa los cambios legislativos. De hecho, analiza toda la cuestión del incremento de la población carcelaria usando herramientas y conceptos que provienen casi exclusivamente del sistema penal, como si éste fuese autónomo con respecto al resto de la sociedad.

Caso aparte es el de los medios de comunicación, sobre el que existe un consenso acerca de su influencia en unos sentimientos más punitivos de la gente o en una presión sobre los legisladores para que endurezcan las penas. Sería consecuencia de una sobrerrepresentación de los crímenes violentos, divulgando los casos de presos que reinciden en los permisos (y no mentando la inmensa mayoría que no lo hace), o dando voz a las víctimas.

Aspectos que forman parte de la representación ideológica que el Derecho hace de la penalidad pueden estar influyendo de manera similar a como lo hacen los medios de comunicación. La influencia del propio Derecho, y las consecuencias de su naturaleza, pueden también influir en un clima más propicio al aumento de presos.

Un buen punto de partida para adquirir una visión más amplia del fenómeno es el considerar a la penalidad, o a todo el conjunto de instituciones y agentes que conforman el castigo, como una institución social compleja.

En definitiva, de lo que se trata es de entender que el estudio de los temas relacionados con cómo y cuánto castiga una sociedad (y esto incluye el incremento de la población carcelaria) es complejo, y que en él intervienen multitud de dimensiones que no pueden ser reducibles a una sola. En vez de buscar un principio explicativo único, debemos contemplar elementos de causalidad múltiple, efectos múltiples y significados múltiples, y ser conscientes de que en el ámbito penal.

Algunos autores creen que si no se trata de contener la inseguridad criminal, tal vez se trate de contener la inseguridad social que las políticas neoliberales generan, especialmente en los estratos medios y bajos de la sociedad.

De igual modo, es importante tener en cuenta a los autores que reclaman la importancia de las decisiones políticas, y que señalan cómo las políticas penales (y, sobre todo, los mensajes que se lanzan sobre ellas) han demostrado ser una herramienta eficaz de cara a la gobernanza y muy eficaz aportando beneficios electorales. Sin embargo, la mayoría de las explicaciones que se han dado en España en referencia al incremento de la población carcelaria son ateóricas.

Otra opción sería testar teorías ya desarrolladas por otros autores extranjeros en el caso español. Hay que tener en cuenta que la mayoría de estas teorías han sido desarrolladas en y para el ámbito anglosajón. Ver cómo esas teorías funcionan en otros contextos culturales seguro que ayudaría a entender mejor los factores que intervienen en el castigo, y seguro que podrían aportar ideas nuevas para una mejor explicación del incremento de la población reclusa en España.

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