El Declive de Napoleón, la Restauración Europea y las Unificaciones Nacionales del Siglo XIX

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La Caída de Napoleón

Los ejércitos napoleónicos actuaron como conquistadores: sometieron a las naciones ocupadas y favorecieron los intereses materiales de Francia por encima de los ideales revolucionarios. Todo ello desencadenó en los territorios ocupados fuertes sentimientos nacionales contra la Francia invasora. Así, paradójicamente, los ideales de libertad expandidos por los franceses se convirtieron en el sustento ideológico con el que los patriotas de numerosos países se opusieron a la presencia francesa.

El levantamiento protagonizado por los españoles en 1808 contra la invasión e imposición de un rey extranjero fue el primero y el que marcó el declive del Imperio Napoleónico. En 1814, tras ser vencido en Rusia y en España, Napoleón abandonó el poder. A pesar de un efímero retorno en 1815 (conocido como los Cien Días), fue derrotado definitivamente en Waterloo y desterrado a la isla de Santa Elena, donde murió en 1821. En Francia y en toda Europa parecía inevitable la vuelta al Antiguo Régimen.

La Europa de la Restauración

Los estados vencedores de Napoleón se reunieron entre 1814 y 1815, a propuesta del canciller austriaco Metternich, en el Congreso de Viena. Su objetivo era la restauración del absolutismo monárquico. Tras reponer a los monarcas en sus tronos, las cuatro grandes potencias (Austria, Prusia, Rusia y Reino Unido) remodelaron el mapa europeo en su provecho y sin tener en cuenta las aspiraciones nacionales de los pueblos. Para ello, Francia volvió a sus fronteras de 1792 y el Imperio Napoleónico se dividió entre los vencedores.

Las decisiones del Congreso de Viena se completaron con la Santa Alianza, un tratado de ayuda mutua entre los monarcas absolutos europeos (inicialmente Austria, Prusia y Rusia) ante cualquier amenaza de revolución liberal. Este pacto admitía el derecho de intervención militar para mantener el orden absolutista en Europa. Las potencias acordaron reunirse en congresos periódicos para vigilar la situación internacional.

Oposición a la Restauración

A pesar del aparente retorno del Antiguo Régimen, las ideas generadas por la Revolución Francesa habían influido en muchos países europeos. Así, a partir de 1815, el liberalismo y el nacionalismo se convirtieron en las dos grandes fuerzas de oposición a la Restauración.

Las Unificaciones de Italia y Alemania

En la segunda mitad del siglo XIX se produjeron los procesos de unificación de Italia y Alemania, que presentaron una serie de similitudes:

  • La unidad fue dirigida por el territorio más desarrollado de cada uno de los países (Piamonte-Cerdeña en Italia y Prusia en Alemania).
  • Ambas unificaciones se consiguieron después de años de intensos conflictos armados.
  • La burguesía fue la clase dirigente de los nuevos estados, pero para asegurar su predominio tuvo que pactar con los antiguos grupos privilegiados.

Esto último dio al liberalismo de estos países un carácter marcadamente conservador, especialmente en Alemania.

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