Declive del Franquismo y Transición Española: Crisis, Economía y Apertura Política
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La crisis final del régimen
Los años 70 marcan el declive del régimen franquista. La sociedad española, ahora más dinámica, se enfrenta a un régimen estático. La crisis del petróleo y las exigencias sociales de libertad y democracia marcan el inicio del fin del franquismo, que se precipita por la precaria salud de Franco. Éste delega cada vez más poder de decisión en su hombre de confianza, el almirante Luis Carrero Blanco. La iglesia se distancia y la oposición se fortalece.
En 1973, Franco nombra a Luis Carrero Blanco como jefe de gobierno, una medida transitoria hacia la monarquía. Sin embargo, el asesinato de Carrero Blanco por ETA frustra el proyecto de asegurar la continuidad del régimen tras la muerte de Franco.
Surgen tensiones entre los inmovilistas (partidarios de mantener el régimen sin cambios) y los aperturistas (a favor del desarrollo de una democracia limitada). El presidente Arias Navarro intenta equilibrar ambas posturas, implementando medidas liberalizadoras que faciliten la participación popular. El ministro Pío Cabanillas aumenta la tolerancia informativa, pero al mismo tiempo se incrementa la represión: ejecuciones, ley antiterrorista, etc.
Franco cae enfermo en el verano de 1974 y se ve obligado a ceder al príncipe Juan Carlos sus funciones. En 1975, miembros de ETA y del FRAP intensifican su actividad, mientras se producen numerosas protestas. El régimen vuelve a aislarse y se convocan manifestaciones de apoyo al dictador. Aprovechando la situación, Marruecos decide ocupar el Sáhara Occidental, territorio que era una colonia española y que tenía garantizada su independencia. Finalmente, cediendo a la presión marroquí, el gobierno español incumple sus compromisos con el Sáhara y entrega el territorio a Marruecos y Mauritania.
En octubre, Franco vuelve a caer enfermo y muere el 20 de noviembre de 1975, convencido de que la continuidad de su régimen está asegurada. Juan Carlos es coronado Rey de España el mismo día. Se inicia así la etapa conocida como Transición Democrática, que conduce a España hacia un régimen de monarquía constitucional y democrática.
Evolución económica
Durante los años 60 y 70, el gobierno español, liderado por tecnócratas, adopta un programa inspirado en el liberalismo estadounidense. Se promueve la apertura a capitales extranjeros, el turismo y la emigración, y se prioriza la industria tanto pública como privada. Se siguen las directrices del FMI y la OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económico), con el respaldo de Estados Unidos.
Entre 1957 y 1973, España se integra en el sistema económico mundial y obtiene reconocimiento internacional. La liberalización económica se materializa en el Plan de Estabilización de 1959 y varios planes de desarrollo, siendo los primeros intentos serios de planificación económica en España. Se busca crear zonas industriales para reducir los desequilibrios regionales; sin embargo, los recursos son insuficientes.
A pesar de experimentar uno de los mayores crecimientos económicos del mundo, los Planes de Desarrollo muestran una eficacia limitada y persisten desequilibrios sociales y regionales. Se impulsa el turismo, la construcción de infraestructuras y servicios, y la migración del campo a las ciudades, así como hacia otros países europeos.
Este periodo también se caracteriza por cambios significativos en la mentalidad y la sociedad española, marcados por la sociedad de consumo, el turismo, la vida urbana y la televisión. Estos cambios generan demandas por mayores libertades y derechos sociales entre las nuevas generaciones.
Evolución política
Tras el aislamiento internacional, España comienza a establecer acuerdos con Estados Unidos y a integrarse en organismos económicos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y la OCDE. A pesar de solicitar la adhesión a la CEE (Comunidad Económica Europea) en 1962, el régimen franquista es rechazado debido a su carácter dictatorial.
Desde 1957, se inician reformas profundas con el ascenso al poder de tecnócratas, quienes impulsan el desarrollo económico y mejoran el nivel de vida. Adoptan el liberalismo económico, impulsan la industrialización y promueven el turismo.
El régimen muestra intentos de liberalización con leyes como:
- Ley de los Convenios Colectivos: los empresarios y obreros fijarán los salarios, no el gobierno.
- La Ley Orgánica del Estado (1966): un intento de pseudo constitución, ya que la CEE niega la entrada de España por su régimen dictatorial.
- La Ley de Prensa (1966): suprime la censura, pero sigue dando al gobierno elementos para controlarla. Se castiga cualquier publicación que atente contra el régimen.
- En 1969 las Cortes aceptan la designación oficial de Juan Carlos como sucesor de Franco, y se crea el título de Príncipe de España para designar al sucesor.
Evolución económica (1939-1959)
En la década de 1940, España experimentó una larga depresión económica. Uno de los objetivos económicos del franquismo fue la autarquía. Esta tuvo tres grandes ámbitos de actuación:
- La regulación del comercio exterior, a fin de reducir al mínimo las importaciones.
- El fomento de las industrias básicas y de interés estratégico, que llevó a la creación de un sector público empresarial. En 1941 se fundó el Instituto Nacional de Industria (INI), que creó numerosas empresas públicas, entre las que destacan Iberia (1943) y Endesa (1944).
- La regulación de la producción agraria de productos básicos significó el control por parte del Estado de su producción, comercialización y precios de venta. La escasez de productos llevó a regular el consumo con cartillas de racionamiento (1939-1952), que pretendían garantizar el acceso de las familias a productos básicos y otros como jabón o tabaco.
- La escasez provocó el surgimiento de un mercado ilegal o mercado negro, gestionado por los estraperlistas con la tolerancia del gobierno.
Evolución política (1939-1959)
El desarrollo del régimen estuvo condicionado por la Segunda Guerra Mundial. La evolución de la Guerra, favorable a los aliados a partir de 1942, obligó a Franco a moderar su política pronazi para aproximarse a los vencedores. Poco después, volvió a la neutralidad, eliminó los signos más radicalmente fascistas y promulgó leyes fundamentales que creaban nuevas instituciones y dotaban a la dictadura de legalidad jurídica.
La primera de las ocho leyes fundamentales fue el Fuero del Trabajo (1938).
La Ley Constitutiva de las Cortes establecía una supuesta división de poderes, pero estaban subordinadas al caudillo, que mantenía plenos poderes. Las Cortes no tenían carácter democrático y lo integraban procuradores designados por el gobierno y por Franco. Carecían de carácter soberano y su función era consultiva, deliberativa y de preparación de leyes para el gobierno.
El Fuero de los Españoles contenía una declaración de derechos subordinados a la ideología del régimen y sin garantías para su ejercicio. La Ley de Referéndum Nacional era la única vía de participación política de la población y la Ley de Sucesión establecía que España se constituía en reino representado en el caudillo, que debía nombrar a su sucesor a título de rey. La Ley de Unidad Sindical organizó a los sindicatos verticales dentro de la CNS.
En el plano territorial se ratificó el carácter unitario y centralista del Estado. Se abolieron los estatutos de autonomía republicanos. El gobierno ejercía su poder a través de los gobernadores civiles. Se restablecieron las Capitanías Generales.