La Década Ominosa en España: Fernando VII, Crisis y el Legado del Absolutismo
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La Década Ominosa: El Reinado Final de Fernando VII en España
La última etapa del reinado de Fernando VII es conocida como la Década Ominosa (1823-1833). Durante este periodo, la censura se intensificó, desapareciendo casi todos los periódicos, incluso los de tendencia absolutista. Fue una etapa muy contradictoria en la que el rey tuvo que seguir una política más pragmática y moderada de lo que hubiera querido. Muchos defensores de la monarquía absoluta pensaron que Fernando VII se había "pasado al enemigo". De ahí el protagonismo del hermano del rey, Don Carlos, quien encarnaba un absolutismo total, sin límites ni concesiones. Vinculado a Don Carlos surge el carlismo, protagonista de la guerra civil que estalló tras la muerte de Fernando VII en 1833.
Problemas Económicos y la Pérdida de América
Este periodo estuvo marcado por graves desafíos económicos y la desintegración del imperio colonial.
La Vieja Crisis de la Hacienda Pública
La Hacienda Pública española arrastraba una crisis estructural que se agudizó durante la Década Ominosa. El régimen absolutista hacía imposible la adopción de reformas radicales necesarias para sanear las finanzas del Estado.
La Gestión de López Ballesteros
Luis López Ballesteros fue un ministro de Hacienda y un gestor eficaz en una situación complicadísima. A pesar de las limitaciones del absolutismo, implementó medidas importantes para intentar paliar la crisis. Para ello, creó la Real Caja de Amortización y el Tribunal Mayor de Cuentas. En 1828, puso en marcha los primeros presupuestos del Estado de la historia de España, un hito significativo en la modernización administrativa.
El Fin del Imperio Colonial Americano
La independencia de las colonias americanas se consolidó durante este periodo. La batalla decisiva se libró en Ayacucho (1824). Se enfrentaron un ejército español y un ejército americano. A pesar de la superioridad numérica española en algunos momentos, la batalla se saldó con la victoria americana, sellando la independencia de la mayor parte de Hispanoamérica. Cuba, Puerto Rico y Filipinas serían los últimos restos del imperio colonial español.
La División del Absolutismo
Desde el principio de la Década Ominosa fue patente el descontento de un sector del absolutismo, los llamados "ultras" o "apostólicos". Un periódico de este signo llegó a decir que la monarquía moderada era "infinitamente mejor que la democracia", lo que muestra su radicalismo. Los principales motivos de descontento de los ultras con el rey Fernando VII fueron:
- El no restablecimiento de la Inquisición.
- La creación de la Superintendencia General de Policía, vista como un instrumento de control real.
- La concesión de un indulto a los liberales en mayo de 1824, percibido como una debilidad.
- La existencia de ministros moderados en el gobierno, que buscaban cierta estabilidad.
Los seguidores del ultra-absolutismo fueron llamados apostólicos y, posteriormente, carlistas, sentando las bases del conflicto sucesorio.
La Lucha de los Liberales
El liberalismo español intentó provocar la caída de la monarquía absoluta y la vuelta al régimen constitucional, pero sus medios eran muy limitados. Según informes de la policía de Fernando VII, en el interior de España había más de 140.000 liberales. La mayoría de los intentos de acabar con el despotismo se organizaron desde el exilio. Los más importantes fueron:
- El desembarco de un grupo de liberales armados en Tarifa (1824).
- El desembarco liberal en Alicante (1826).
- Partidas liberales organizadas en Francia que entraron en España.
- La ejecución en Granada de Mariana Pineda (1831), convertida en mártir de la causa liberal.
La lucha de los liberales del exilio se intensificó a partir del triunfo de la Revolución Francesa de 1830, que les dio nuevas esperanzas.
El Fin del Reinado de Fernando VII
Los últimos años del reinado de Fernando VII estuvieron marcados por la cuestión sucesoria, que desencadenaría la primera guerra carlista.
El Problema Sucesorio
En 1829, Fernando VII se quedó viudo por tercera vez. Seguía sin descendencia y tenía mala salud. En caso de morir sin hijos, el trono pasaría a su hermano, Don Carlos. La elegida para su cuarta boda fue su sobrina María Cristina de Borbón-Dos Sicilias (Nápoles), mucho más joven que él. Se celebró la boda y, al día siguiente, se anunció que la reina estaba embarazada, lo que cambió el panorama sucesorio.
Los Sucesos de La Granja
En 1832, Fernando VII cayó gravemente enfermo en el Palacio de La Granja. Algunos miembros de la familia real y del gobierno, partidarios de Don Carlos, aprovecharon la ocasión para obligar al rey a derogar la Pragmática Sanción de 1789 (publicada en 1830), que permitía la sucesión femenina. En cuanto mejoró su salud, Fernando VII decidió restablecer la Pragmática Sanción y expulsar de su entorno a quienes habían intrigado contra los derechos de su hija Isabel. Los Sucesos de La Granja provocaron la ruptura definitiva de Fernando VII con Don Carlos y sus seguidores, y el comienzo de una tímida apertura política. Además de una Amnistía general, el nuevo gobierno autorizó la reapertura de universidades y la creación del Ministerio de Fomento.
Hacia la Guerra Civil
Fernando VII murió el 29 de septiembre de 1833. Le sucedió en el trono su hija Isabel II, con tan solo tres años de edad. La minoría de edad de Isabel y la no aceptación de la Pragmática Sanción por parte de Don Carlos y sus partidarios, desencadenaron la Primera Guerra Carlista, un conflicto que marcaría profundamente la historia de España.