La Década Moderada y el Reinado de Isabel II (1843-1868)

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La Década Moderada (1843-1854)

Comienza entonces la Década Moderada (1843-1854) con el general moderado Narváez al frente del gobierno y la proclamación de la reina Isabel II (1843-1868). Para reprimir cualquier levantamiento progresista, desarmaron la Milicia Nacional. El régimen de Narváez se asentó en el predominio de la burguesía terrateniente y un liberalismo conservador y oligárquico. Una de sus primeras tareas fue preparar la reforma constitucional. Así, la Constitución de 1845, completamente moderada, rechazó la soberanía nacional, amplió los poderes de la Corona y disminuyó el de las Cortes. Para la construcción del Estado liberal, se organizó una Administración centralizada. Por otro lado, se creó la Guardia Civil, una institución cuyo objetivo era la protección y defensa del nuevo sistema de propiedad, así como la vigilancia de los caminos rurales.

El Gobierno de Bravo Murillo y la Revolución de 1854

En el año 1848 estalla la Segunda Guerra Carlista y en 1851, Narváez es sustituido en el gobierno por Bravo Murillo, quien intenta otorgarle más poderes a la monarquía. Ese mismo año se firma el Concordato con la Santa Sede, lo que supone la reconciliación de la Iglesia y el Estado español. En virtud de dicho acuerdo, Roma aceptaba la desamortización eclesiástica y el gobierno reconocía a España como un Estado Confesional.

La caída de Bravo Murillo dio paso a una nueva etapa, la Revolución de 1854, que tuvo un doble origen: un pronunciamiento militar moderado, liderado por O'Donnell con el objetivo de derribar al gobierno; y una conspiración progresista. La Batalla de Vicálvaro se saldó, no obstante, con un resultado incierto. Este fracaso condujo a los moderados a publicar el Manifiesto de Manzanares (1854), que recogía reivindicaciones progresistas. En medio de esta confusión, la Reina suscitó la apertura de una nueva etapa, el Bienio Progresista (1854-1856) marcado por un difícil gobierno en coalición entre Espartero y O'Donnell, cayendo en una ruptura definitiva en 1856.

Los procesos más importantes fueron la elaboración de una Constitución de 1856, que no llegó a promulgarse, la aprobación de varias leyes económicas, la aparición de una nueva Unión Liberal (moderados y progresistas) y, por último, protestas sociales, industriales y agrarias.

El Retorno al Moderantismo y los Gobiernos de Unión Liberal

El fortalecimiento de O'Donnell supuso la vuelta al moderantismo, restableciéndose la Constitución de 1845. Comienza una nueva etapa, los gobiernos de Unión Liberal, marcada por la sucesión de gobiernos inestables, que se estabilizan con la llegada de O'Donnell y su llamado "gobierno largo", que fue posible por la desaparición del partido progresista tras la represión de 1856 y el desgaste de los moderados aliados con los unionistas. El gobierno se centró en el impulso de las obras públicas y las inversiones en sectores en desarrollo. La otra gran línea de actuación política fue la actividad exterior basada en la búsqueda de prestigio internacional mediante campañas y expediciones en México, Marruecos, Conchinchina y Santo Domingo.

O'Donnell fracasó en su intento de endurecimiento del régimen. Tras su dimisión en 1863, se sucedieron gobernantes de corta duración, volviéndose al moderantismo. Destaca la sublevación en el Cuartel de San Gil, frustrada por una fuerte represión de O'Donnell, que acabó por abdicar en Narváez. Éste y su sucesor, González Bravo, promulgaron una estrategia aún más represiva y conservadora.

El Pacto de Ostende y el Fin del Reinado de Isabel II

Los progresistas se retiraron de la vida política y conspiraron para derrocar al régimen. A ellos se unieron primero los demócratas, con los que firman el Pacto de Ostende en 1866, y luego, los unionistas.

Pacto de Ostende: pacto que termina con la monarquía isabelina firmado entre los progresistas y demócratas y, después, los unionistas.

La Gloriosa termina con el reinado de Isabel II, con un levantamiento militar que provocó su exilio.

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