Debates Teóricos y Evolución de las Perspectivas en Cultura Política
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Debates Fundamentales en el Estudio de la Cultura Política
Este trabajo adquirió una reputación muy conservadora, reforzando las teorías elitistas de la democracia entonces dominantes. Sus resultados se interpretaron en la misma línea que las conclusiones alcanzadas en los estudios de la Universidad de Michigan. Sin embargo, la aproximación de Almond y Verba se vio condicionada por la obsesión de los acontecimientos políticos que llevaron a la Segunda Guerra Mundial. Su preocupación principal consistía en estudiar la estabilidad de la democracia.
Críticas a la Perspectiva de Almond y Verba
Otra crítica, proveniente de este grupo de autores, resalta que la cultura política puede ser el resultado de la interacción de los ciudadanos con las propias instituciones. Como diría Converse, el tiempo favorece el aprendizaje de ciertas actitudes democráticas. Sin embargo, no todos los autores están de acuerdo con la interpretación de la dirección y el determinismo causal de Almond y Verba. Estos autores afirman que se trata de dos variables, la cultura política y la estabilidad política, y también concluyen que el modelo está estructurado en torno a tres variables:
- Las estructuras y los procesos sociales.
- La cultura política.
- La eficacia y estabilidad de la democracia.
Otras Aproximaciones y Críticas al Concepto de Cultura
Un segundo grupo de críticas proviene de otra aproximación al estudio de la cultura cuyo origen se remonta a los trabajos de antropólogos y sociólogos como Lasswell, Arnold y Edelman, unida a la utilización del método hermenéutico de Dilthey. Su argumentación se centra en la definición del concepto de cultura y en la utilización de encuestas para la realización de estudios culturales.
En los últimos años han proliferado trabajos en la ciencia política que ayudan a superar la visión funcionalista de la necesaria congruencia entre sistemas políticos y culturas determinadas y, por otro lado, a ampliar el concepto de cultura más allá de la definición implícita en la escuela behaviorista, contribuyendo a retomar el discurso funcionalista original en el que ya se contemplaba la existencia de un concepto de cultura menos restrictivo.
La Crítica desde la Teoría de la Elección Racional
Una tercera crítica proviene del rational choice (elección racional), que mantiene que el comportamiento político responde solamente al cálculo racional de los individuos en base a sus intereses. La cultura no juega un papel directo a la hora de explicar el comportamiento político.
Existen varios trabajos sobre la participación política desde esta perspectiva. Como el famoso trabajo de Downs, en el que se señala que el coste de votar es siempre superior al beneficio que se obtiene. Olson concluye que el único beneficio que supera el coste de participar en organizaciones y asociaciones colectivas es un conjunto de incentivos selectivos que los miembros pueden obtener. En realidad, según Barry, el precio a pagar por participar presenta el problema de que el precio justo está fijado de antemano por cada uno de los ciudadanos. El problema es saber cómo los ciudadanos han llegado a la conclusión sobre el precio justo a pagar.
Reformulaciones y Síntesis en el Estudio de la Participación
Reformulaciones más recientes han incorporado elementos importantes de la aproximación cultural sociopsicologista que al principio rechazaban. Según Riker, los beneficios de votar se encuentran en actitudes y valores psicoculturales, como la satisfacción por el cumplimiento del deber de votar. Kinder también argumenta que los individuos realizan simples evaluaciones afectivas de la realidad política que pueden transformarse en la base para posteriores reevaluaciones cognitivas. La racionalidad opera una vez que las preferencias están dadas. En estas formulaciones, a los individuos se les siguen atribuyendo las preferencias, que se constituyen en parte de los objetivos de los actores racionales. Esto supone obviar el estudio del origen, desarrollo y cambio de las preferencias.