David Hume: Vida, Obra y su Impacto en la Filosofía Empirista

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David Hume: Vida, Obra y su Impacto en la Filosofía

Contexto Biográfico e Intelectual de Hume

David Hume nació en Edimburgo, Escocia, en 1711. Tras completar sus estudios, pasó varios años en Francia, donde escribió su primera obra, Tratado sobre la naturaleza humana. Este libro abordaba temas como el entendimiento, las pasiones y la moral. A pesar de su ambición, la obra no tuvo el éxito esperado, posiblemente debido a su extensión y la complejidad de sus ideas. Además, recibió críticas severas por parte de los racionalistas.

Posteriormente, Hume regresó a Escocia con la intención de obtener una cátedra en la Universidad de Edimburgo, pero no lo consiguió, probablemente debido a su reputación de ateo. En 1748, publicó Investigación sobre el entendimiento humano, una obra en la que resumía y actualizaba las teorías sobre el entendimiento presentadas en el Tratado. En 1750, publicó Investigación sobre los principios de la moral, donde revisaba las ideas morales de su Tratado. Estas obras, más breves y concisas, finalmente le otorgaron el reconocimiento que buscaba.

Hume también escribió sobre historia, sociedad y política. Su Historia de Inglaterra se utilizó como libro de texto en Inglaterra hasta el siglo XX. Además, participó en la famosa Enciclopedia francesa y entabló amistad con otros ilustrados, como Rousseau. Finalmente, regresó a Edimburgo, donde falleció en 1776.

Hume en la Historia de la Filosofía: Empirismo y su Legado

Con sus obras, Hume se consolidó como una figura clave del empirismo, una corriente filosófica que había surgido con Locke en Inglaterra en el siglo XVII y que también fue desarrollada por Berkeley. Los empiristas defendían que la experiencia es la fuente de todo conocimiento y que, por lo tanto, no podemos conocer la realidad más allá de nuestras percepciones. Negaban la existencia de ideas innatas y sostenían que no es posible conocer el mundo únicamente a través de la razón.

El empirismo se oponía al racionalismo, iniciado por Descartes, que postulaba que la razón es la fuente de todo conocimiento, ya que podemos deducirlo a partir de ideas evidentes para la razón, como la existencia del yo. Los racionalistas consideraban que estas ideas evidentes eran innatas, presentes en nuestro entendimiento desde el nacimiento, y que podían ser conocidas sin recurrir a la experiencia sensible, la cual consideraban engañosa.

A diferencia de empiristas anteriores, que admitían la posibilidad de la existencia de Dios o la sustancia, aunque no pudieran ser conocidas a través de la experiencia, Hume adoptó una postura más radical, negándose a suponer su existencia. Esto lo convirtió en el empirista más extremo de su tiempo.

La influencia de Hume en la filosofía posterior fue tan profunda que Kant, el filósofo más célebre del siglo XVIII, afirmó que él mismo había sido racionalista hasta que "Hume lo despertó del sueño dogmático de la razón". Kant reconoció, al igual que Hume, que "todos los contenidos del entendimiento proceden de la experiencia". Sin embargo, añadió, en contraposición a Hume, que hay algo que no procede de la experiencia: el entendimiento mismo.

Según Kant, aunque el conocimiento es imposible sin las impresiones de la experiencia, nuestra mente posee estructuras innatas que nos permiten conocer los datos que recibimos de los sentidos. Estas estructuras forman parte de las capacidades de nuestra mente para conocer el mundo.

Kant distinguió tres tipos de estructuras mentales:

  • Las formas de la sensibilidad: el espacio y el tiempo.
  • Las formas del entendimiento: las categorías (incluyendo la causalidad y la sustancia).
  • Las formas de la razón: las ideas del yo, el mundo y Dios (cuya existencia real no podemos conocer, pero podemos suponer para comprender mejor la vida humana y la naturaleza).

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