David Hume: Emotivismo Moral, Falacia Naturalista y el Fundamento del Sentimiento
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David Hume: El Empirismo Radical y la Ciencia de la Naturaleza Humana
David Hume es el representante más radical del empirismo, corriente de filosofía moderna que se desarrolló en las Islas Británicas en oposición al racionalismo continental. Su objetivo principal fue fundar y desarrollar una ciencia de la naturaleza humana siguiendo el criterio empirista: el origen y el límite del conocimiento es la experiencia sensible.
Obras Destacadas
- Tratado de la naturaleza humana
- Investigación sobre el conocimiento humano
- Investigación sobre los principios de la moral
La Teoría Moral de Hume: El Newton de las Ciencias Morales
La teoría moral de Hume, expuesta en su obra Investigación sobre los principios de la moral, es esencial en su proyecto de fundar una ciencia sobre la naturaleza humana. Aplica a la moral sus conclusiones empiristas. No en vano, se le ha llamado “el Newton de las ciencias morales”.
Rechazo al Racionalismo Moral y la Falacia Naturalista
El punto de partida de su teoría es su negativa a aceptar que la razón sea el fundamento de la vida moral. Así, rechaza la pretensión del racionalismo moral —la explicación ética predominante desde el inicio de la filosofía— de fundamentar los juicios morales en la razón.
Hume considera que el racionalismo moral incurre en un error, la llamada “falacia naturalista”, que consiste en dar un paso ilegítimo del ser (los hechos) al deber ser (la moralidad). De la simple observación y análisis de los hechos no se podrá deducir nunca un juicio moral.
A la ética no le interesa describir cómo son los hechos, sino prescribir cómo deberían ser. Y la razón es incapaz de cumplir esta función, pues sus conocimientos se reducen a relaciones entre ideas y cuestiones de hecho. Conocer las relaciones entre ideas o cómo son los hechos no nos ayuda a tomar decisiones acerca de cómo actuar ni a juzgar lo que otros hacen. Por lo tanto, la razón no puede ser el fundamento de nuestros juicios morales.
El Fundamento del Juicio Moral: El Emotivismo
Si no es la razón, ¿cuál es el fundamento de los juicios morales? ¿Por qué aprobamos o rechazamos determinadas acciones? Hume propone que el fundamento de los juicios morales se encuentra en el sentimiento de aprobación o desaprobación que experimentamos ante determinadas acciones, convirtiéndose así en el principal representante del emotivismo moral.
Así, los juicios morales dependen del placer o del dolor que experimentamos ante determinadas acciones. El bien (la virtud) se asocia con una sensación placentera, con algo agradable, y el mal (el vicio) con lo contrario, con algo desagradable. Aprobamos aquello que nos agrada y desaprobamos aquello que nos desagrada. Estos sentimientos (impresiones de reflexión) son los que nos llevan a actuar de una u otra manera, a aceptar unos comportamientos o a rechazarlos.
Naturaleza Humana Común: Empatía y Utilidad
Para Hume, la naturaleza humana es común, y estos sentimientos surgen de una suerte de sentido o instinto moral que todos compartimos. En la base de este instinto se encuentran la empatía y la utilidad, que hacen que coincidamos en nuestras valoraciones o juicios morales y que no haya aquí un posible relativismo moral.
La Empatía
La empatía consiste en la inclinación que todos tenemos a participar de las emociones de los demás, y genera en nosotros la compasión y la solidaridad que nos llevan a desaprobar las desgracias ajenas, aunque no nos afecten directamente.
La Utilidad y el Utilitarismo
En cuanto a la utilidad, nos lleva a preferir y a aprobar aquellas acciones que proporcionen placer al mayor número de personas: “todo lo que contribuye a la felicidad de la sociedad merece nuestra aprobación”. Hume se convierte así en el antecedente del utilitarismo del siglo XIX, corriente filosófica que defiende que debemos actuar buscando el mayor placer para el mayor número de personas.