Dante Alighieri: Estructura del Más Allá y el Canto III del Infierno en la Divina Comedia
Enviado por Chuletator online y clasificado en Griego
Escrito el en español con un tamaño de 5,26 KB
Estructura del Más Allá y Características del Paraíso y Purgatorio
La obra La Divina Comedia está dividida en tres partes principales, conocidas como cántigas, que representan cada uno de los reinos que la tradición cristiana propone para el más allá: el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso.
El Purgatorio, que comienza en el Canto I de su respectiva cántiga, se ubica en la Tierra, específicamente en una isla inaccesible. Está dividido en tres zonas:
- El Antepurgatorio, situado en la base del monte.
- El Purgatorio propiamente dicho, que conforma el cuerpo del monte y se divide en siete terrazas. En cada una de estas terrazas, el alma se purifica de uno de los siete pecados capitales.
- El Paraíso Terrenal, que se encuentra en la cúspide del monte.
En este reino, las almas sufren tormentos, al igual que en el Infierno; sin embargo, existe la esperanza, ya que el sufrimiento es una vía de purificación. Las almas en el Purgatorio son menos corpóreas, más etéreas. Este reino se describe de forma más amena que el Infierno: los gritos son sustituidos por el canto, las almas están unidas por el amor y se describen visiones angélicas.
Al Paraíso se llega a partir del Paraíso Terrenal. Este reino consta de nueve cielos, siendo el último el Cielo Empíreo, sede de Dios mismo. Es el reino de la contemplación, completamente liberado de lo corpóreo. Las almas que aquí habitan están completas, son pura luz y puro amor.
Estudio del Episodio de los Indiferentes y el Cruce del Aqueronte
Los Indiferentes en el Canto III
En el Canto III del Infierno, es la única vez que Dante no dialoga con ningún personaje. Si seleccionara a un personaje y contara su historia, haría eterno su nombre, y los indiferentes no merecen ser recordados. En el texto se hace referencia varias veces a la insignificancia moral de quienes viven en este Vestíbulo del Infierno. Dante castiga duramente a los indiferentes y los ubica en este vestíbulo para demostrar un criterio de justicia superior. La indiferencia con la que se castiga a estas almas es tan desesperante que las almas condenadas preferirían otro castigo.
El personaje de Dante se sorprende por la cantidad de almas; jamás creyó que la muerte hubiese arrebatado a tantas. Se hace referencia a una persona de la cual se dice: «por cobardía hizo la gran renuncia», una descripción que da lugar a varias interpretaciones. En los siguientes versos, se hace referencia a los castigos, pero estos no implican solo el sufrimiento físico, sino también la falta de sentido de tanto esfuerzo y tanto dolor.
El Cruce del Aqueronte
La tercera y última parte del canto corresponde al cruce del río Aqueronte. Tanto el río Aqueronte como su barquero, Caronte, pertenecen al mundo mitológico. El río Aqueronte es el primero de los ríos infernales y marca la separación entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Este se atraviesa en la barca de Caronte.
Los indiferentes se ubican en el Vestíbulo Infernal, que está entre la puerta donde se debe «dejar toda esperanza» y el río Aqueronte, que solo cruzarán aquellos destinados al Infierno. Dante vuelve a preguntarle a Virgilio quiénes son esas personas y qué hacen allí, pero el maestro Virgilio le responderá al final del canto.
La figura de Caronte domina la escena. Utiliza un lenguaje amenazador, y sus palabras anticipan el mundo que les espera. La figura del barquero se presenta en oposición a la de los condenados, que carecen de corporeidad. Caronte sugiere que el Infierno no es un lugar al que Dante está destinado. Virgilio enfrenta a Caronte en términos inapelables. Esta respuesta será una fórmula solemne que repetirá frente a otros guardianes con el mismo resultado. En su respuesta, Dante le dice que el Cielo es donde se ha tomado la determinación. El Cielo es mencionado por medio de una perífrasis: «el lugar donde se puede lo que se quiere», ya que la palabra «Cielo» es impronunciable en el Infierno.
Dante ve a las almas desnudas y cansadas, y esto le despierta compasión, lo cual contrasta con la severidad del juicio divino. A pesar de los insultos, el pecado persiste de manera apremiante: los condenados no pueden dejar de pecar, pero a la vez cumplen con la voluntad divina y se empujan unos a otros para entrar en la barca. La justicia divina es un llamado inapelable.
Ahora bien, al final del canto, Virgilio le da una explicación a Dante; esta le produce terror y piedad, sentimientos propios de la tragedia. Al final del canto se muestra un violento cambio en la naturaleza: un huracán y relámpagos que iluminan de rojo el negro horizonte, lo cual resulta semejante a los ojos de Caronte. Dante es abatido súbitamente por el cansancio y el miedo.