Cultura Minoica y Micénica: Arte, Arquitectura y Sociedad en la Antigua Grecia

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Cultura Minoica y Micénica: Un Legado de Arte y Arquitectura

Cultura Minoica (Creta)

La cultura minoica, también conocida como cretense, floreció en la isla de Creta desde aproximadamente el siglo XX a.C. hasta el siglo X a.C., bajo el reinado del legendario rey Minos. Posteriormente, la hegemonía pasó a la cultura micénica, originaria de Micenas, la principal ciudad de la Argólida, entre los siglos XV y XII a.C. De este periodo destaca el famoso Palacio de Cnosos.

Arte Cretense

El periodo clásico del arte griego se sitúa entre el 479 y el 388 a.C. Este periodo tuvo como antecedente a diversas culturas de la Edad de Bronce, entre las que destaca la cultura minoica. Esta civilización, que comenzó alrededor del 3400 a.C., alcanzó su máximo esplendor entre el 1600 y el 1400 a.C. El arte minoico se conoce gracias a las excavaciones realizadas a finales del siglo XIX por Arthur Evans, quien consideraba que el Palacio de Cnosos era el centro neurálgico de esta cultura.

El arte minoico, aunque influenciado por Egipto y Mesopotamia, se caracteriza por su dinamismo y expresividad. Las pinturas, con su naturalismo y juegos geométricos, rompían con los límites ortogonales de los palacios que existían desde Egipto.

Palacio de Cnosos en Creta

La arquitectura del Palacio de Cnosos es laberíntica y se organiza alrededor de un patio interior central, donde se llevaban a cabo todos los rituales. La planta es muy compleja, con un avanzado sistema de conducción y evacuación de aguas. En algunas zonas, los muros son muy elevados y están decorados con pinturas. Se cree que esta estructura laberíntica está relacionada con el mito de Teseo y el Minotauro. Destaca la ausencia de fachadas y murallas, ya que estas construcciones funcionaban como pequeñas ciudades-estado.

Arte Micénico

Poco antes del 2000 a.C., los asentamientos cretenses fueron conquistados por un nuevo pueblo. Hacia el 1600 a.C., los invasores ya habían establecido una nueva cultura, denominada micénica, en la ciudad de Micenas, en el Peloponeso.

La arquitectura micénica se caracteriza por su carácter militar, urbano y funerario. Los asentamientos micénicos estaban fortificados y se construían en lo alto de las mesetas. El palacio principal se erigía en una posición elevada, rodeado de gruesas murallas de grandes piedras encajadas sin mortero. Debido a estas características, se consideraba que era un arte ciclópeo, ya que se creía que solo los cíclopes poseían la fuerza necesaria para mover tales piedras.

Tholos

El mecanismo de enterramiento característico de la cultura micénica son los Tholos. Estas construcciones introdujeron por primera vez el concepto de bóveda, en este caso, bóvedas de aproximación de hiladas. Se accedía a ellas a través del Dromos (un corredor que conectaba diferentes templos) y se llegaba a una falsa cúpula. Toda la construcción se enterraba para protegerla de los saqueadores y para ayudar a su estabilidad.

Megaron

Las ciudades importantes, como Tirinto, estaban situadas en elevaciones naturales del terreno y completamente rodeadas de murallas defensivas. El acceso a Tirinto se realizaba por el lado del levante mediante una rampa. La entrada se efectuaba atravesando un propileo que desembocaba en un patio. En el lado norte, otro propileo conducía a un patio más pequeño rodeado por una columnata. Este patio, a su vez, daba acceso al corazón del palacio, conocido como el Megaron (sala de recepciones o asambleas).

El Megaron consistía en un pórtico de entrada, formado por dos machones que sobresalían de la pared enmarcando dos columnas in antis, un pórtico anterior, ya dentro de la sala, y el salón del trono, una dependencia casi cuadrada con cuatro columnas centrales que sostenían el techo. En el centro de la sala principal había un espacio circular, que probablemente tenía una abertura en el techo y se utilizaba como sala de reuniones.

La Acrópolis Ateniense

Los griegos aspiraban a alcanzar en todas las cosas el arete, esa cualidad de excelencia que surge de la experimentación y la purificación de todas las tareas humanas. El arete se obtenía a través de la lucha, es decir, a través de la agonía.

La contribución política más importante de la civilización griega fue el descubrimiento de la democracia en Atenas a través de las ciudades-estado. La polis era una comunidad de familias relacionadas por antepasados comunes.

La mayoría de las polis crecieron de forma gradual, aprovechando los restos de las antiguas ciudades llamadas acrópolis. Este es el caso de Atenas, cuya Acrópolis se alza sobre la llanura de Ática. Los caminos que conducían a las granjas se fueron convirtiendo en calles. A un lado de ellas se emplazó el ágora, un espacio abierto de planta triangular delimitado por las casas y edificios públicos circundantes. El ágora era el centro de la vida comunitaria de la ciudad griega, donde se realizaban transacciones comerciales, se impartía la enseñanza y se discutían los asuntos de política.

A partir del siglo III a.C., el ágora estuvo delimitada por estoas, grandes edificios públicos con soportales que proporcionaban un espacio cubierto a los artesanos que vendían mercancías en la calle. Cerca del ágora, en un terreno elevado, se encontraba el Templo dórico dedicado a Hefesto (dios del fuego y, más tarde, dios de los hogares domésticos y artesanos). También se encontraban en las inmediaciones del ágora otros edificios públicos más pequeños y el bouleuterion, la sala donde se reunía diariamente el Consejo de los ancianos de la polis.

En las colonias griegas, que se levantaban sobre un terreno virgen, se adoptó una retícula ortogonal. Los hogares domésticos, por lo general, eran sencillos y pequeños, sobre todo hasta el siglo VI a.C. Las casas de los artesanos muestran que los hogares en planta se adaptaban a las irregularidades de las calles.

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