La Cultura Humana: Definición, Pluralidad y Dinámicas de Transformación Social
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La Cultura: Una Segunda Naturaleza Humana
La cultura es una de las características que definen a la humanidad. Se concibe como un conjunto de objetos, instrumentos, técnicas, conocimientos, creencias, ideas, valores y modos de una sociedad. Es un diseño general de vida colectiva; por lo tanto, la cultura posee un carácter universal, ya que todas las poblaciones humanas la poseen. Así, se convierte en una conquista generalizada del género Homo.
La aparición y evolución cultural es el resultado del proceso de humanización. Por lo tanto, la cultura se considera una segunda naturaleza humana, ya que la supervivencia de la especie ha dependido de su existencia.
El ser humano es un ser constitutivamente cultural, intrínsecamente unido al concepto de sociedad, puesto que todas las sociedades humanas, desde las más primitivas hasta las más avanzadas, poseen una cultura.
La Cultura como Sistema Simbólico
La cultura se concibe como un conjunto de sistemas simbólicos o significativos, cuyo sistema último de referencia es el lenguaje.
Entre todos los sistemas simbólicos humanos, el lenguaje es el principal, puesto que todos los sistemas simbólicos de una cultura se traducen finalmente a símbolos lingüísticos. Es la inteligencia simbólica inherente al lenguaje la que posibilitó la proliferación de elementos culturales con un significado simbólico o convencional, lo que explica la diversificación de culturas y lenguajes.
La Pluralidad Cultural: Adaptación y Arbitrariedad
La cultura es plural porque, desde sus primitivas manifestaciones, se ha caracterizado por su tendencia a la variedad de rasgos, complejos e instituciones.
Cada sociedad ha desarrollado y posee su propia cultura, la cual se diferencia en mayor o menor medida de las que tienen y comparten con otras.
La pluralidad cultural se fundamenta en el carácter adaptativo y arbitrario de la cultura. Por adaptativo entendemos que ciertas características culturales, y no otras, permiten a una población sobrevivir en su medio ambiente. Por ejemplo, el enamoramiento, el noviazgo, el matrimonio o los ritos fúnebres pueden ser funcionales en la sociedad europea, pero no necesariamente en la hindú o en la árabe.
Por arbitrario afirmamos que no existen características culturales que puedan considerarse más naturales que otras. Todos los rasgos culturales son el resultado de un acuerdo colectivo. El relativismo cultural no impide que podamos y debamos valorar, desde un punto de vista ético y político, la superioridad de ciertos rasgos, complejos e instituciones sobre otros. Por ejemplo, mientras que comer carne de perro en la cultura china es considerado un manjar, para otras culturas puede resultar inaceptable o aberrante.
El Carácter Normativo de la Cultura
La cultura posee un carácter normativo porque nos indica cómo deben hacerse las cosas; es decir, suministra pautas de acción o patrones ideales de conducta. Constituye un sistema completo de normas establecidas que comparten los miembros de una sociedad. Estas normas son de diversas clases e implican distintos grados de obligación y sanción.
Las normas establecidas son pautas específicas para la acción, reglas que dictan cómo deben comportarse las personas en situaciones concretas.
Por ejemplo, en cuanto a las expectativas teóricas de conducta, no todos los alumnos son buenos estudiantes, ni los políticos honestos, ni los soldados héroes. En el ámbito de la cultura material, por ejemplo, comer sopa con un tenedor o pescado con las manos sería informalmente sancionado por desviarse de la norma establecida y aceptada en una determinada cultura. Esto refuerza la idea de que las normas son pautas específicas para la acción.
El Cambio Cultural: Dinámicas y Transformaciones
Una cultura siempre está en proceso de cambio según varíen las necesidades de la sociedad. Esto se debe a que cualquier rasgo cultural que resulte disfuncional puede ser sustituido o ignorado por otros rasgos o normas que sean más adaptativos.
Una cultura experimenta cambios profundos cuando se producen modificaciones en sus instituciones básicas (la familia y el parentesco, el sistema educativo, las creencias religiosas, etc.).
Otra causa de cambio cultural es la difusión de rasgos culturales de una sociedad a otra. Consiste en la transmisión de elementos culturales desde una cultura de origen y su incorporación a otra cultura que los recibe. Por otro lado, la aculturación, entendida como la absorción total o parcial, voluntaria o forzosa, de una cultura de origen por otra dominante, también representa una forma de cambio cultural.